Ese mismo día por la tarde, nos quedamos todos en casa viendo una película. Cass se había pegado a Jack como una lapa a una roca en el sofá. A él, no parecía importarle en absoluto, podría asegurar que estaba encantado de tener la boca de la rubia sobando su cuello. Intenté fijar la vista en la pantalla, pero por algún motivo que no lograba comprender, no lo conseguía. Quizás fuese porque aun tenía gravada la frase de que no me libraría de lo que le hice a Jack por la mañana.
Me quedé estática en mi sitio del sofá con la vista puesta en esos dos. Odd estaba leyendo un libro y Shui totalmente interesado en la película. A ver ¿por qué no entendían? ¡Jack era el enemigo! ¡No me daba la gana que Cass intentase provocarle cada dos por tres para follárselo y los demás como si nada!
Sin más, el timbre interrumpió mis lucubraciones.
─ Abro yo ─ se apresuró a decir Odd.
─ No, deja, ya voy yo ─ contesté.
Lo que fuese con tal de evitar la nauseabunda escena que me producían Cass y Jack, tan pegados el uno del otro. Cuando abrí la puerta, un hombre con gorra donde se leía JustEat sostenía una bolsa en sus manos.
─ Buenas tardes, aquí traigo el pedido que nos han hecho por teléfono.
─Buenas tardes ─ respondí y añadí al ver la bolsa ─ Perdona pero creo que se equivoca nosotros no hemos pedido...
─ Qué rápido ha llegado. ¿Eran treinta y cinco euros con sesenta verdad?
Jack había aparecido a mi lado en un santiamén teniéndole los billetes con un par de monedas al hombre. El recadero miró primero el tique un momento para asegurar y tomar el dinero. Éste le entregó la bolsa y el cambio antes de irse hacia el ascensor después de despedirse. Cerré la puerta con una ceja alzada.
─ ¿Desde cuándo pides tú comida a domicilio?
¿Y desde cuando yo no me enteraba de eso?
─ Desde que me di cuenta de que no teníamos nada decente en la nevera para cenar hoy. ─ explicó con una sonrisa resplandeciente. ─ ¿Quién se encarga de hacer la compra aquí?
Iba a contestar pero de quien precisamente iba a hablar intervino humedeciéndose los labios de forma nerviosa.
─ Yo ─ dijo Odd con un tono más bajo de lo normal ─ Esta semana hemos estado todos de exámenes y....
¿En serio se estaba disculpando? Jack miró dentro de la bolsa comprobando con una mano el contenido e hizo un gesto de placer haciendo ver que lo que llegaba a su nariz era un olor fascinante, de ese que te hacía la boca agua.
─ Ah bueno, entonces me quedo más tranquilo.
─ ¿Por qué? ─ quise saber de pronto.
El moreno aun con la vista puesta en la comida aparentemente suculenta, habló como si aquello ya lo diese por hecho.
─ ¿Qué porqué? Muy sencillo. Hubiera temido por mi salud si fueras tú la encargada.
A este le arreaba yo un ostión de los que sonaban, sonoros y secos. Odd y Cass, ésta última vino desde el salón para ver qué pasaba. Rieron por lo bajo. Jack, tremendamente complacido por otra nueva ofensa exitosa hacia mi persona, les enseñó la bolsa cuando la rubia preguntó. Afilé con mis ojos a mis dos amigas (de esos que mataban si pudieran) antes de irme hacia la cocina. Detrás de mí me siguió el resto al oírme sacar platos y cubiertos, y la mesa central no tardó en llenarse de vítores exclamativos al descubrir qué tendríamos para cenar. Empezaron a retirar las tapas de las cajas, ansiosos. Igual que una danza primitiva alrededor de una hoguera, sólo les faltaba una falda y repetir "uhhhh ahhh".
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De porqué Jack odia a Evey © ✔️
HumorEn un apartamento de estudiantes donde ya convive una fauna humana compuesta por: Cassandra Pevensi, una zorra americana con una propensa adicción a traerse tíos a casa para saciar sus apetitos sexuales; Shui Mayamoto, un japonés casi gay que finge...