CAPITULO 5 - UN REGALO PARA SHUI

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A la mañana siguiente mis ojos se deleitaron al ver la escena de un comedor en el mismo estado en que estaba antes de que yo lo regara de ropa. Odd y Shui no se enfadaron conmigo porque sus ropas no quedaron tan sucias como para volverlas a lavar y simplemente se limitaron a recogerla y colocarla en sus armarios. Sin embargo, en el piso, no todos los que convivíamos en él eran jóvenes comprensibles. Había dos sujetos un poco tiquismiquis en el grupo. Si con Cass ya era suficiente cuando se ponía histérica ella sola, añadiendo a otro más al saco, el resultado final era considerablemente explosivo.

Empezando por Cass. La rubia me dio la charla antes de irme a la cama sintiéndome mucho más culpable del suceso de la cucaracha, mencionando el doble gasto de agua que llevaríamos a cabo por tener que poner a lavar otra vez las mismas prendas. Evidentemente me escudé en el comportamiento de Jack y su forma de presentarme aquél bicho asqueroso. ¿Acaso ella no estuvo irritantemente miedosa por la pequeña invitada de anoche? Me hubiera gustado verla en mi lugar. Apuesto mis ahorros a que hubiese reaccionado igual o peor. Aun y con mis excusas, sabía que no servirían de nada. Con la americana a veces era mejor tragarse las palabras, dejar que se gastara la voz y esperar a que se calmase antes de apagar la luz y dormir.

Con Jack la cosa aun no había terminado. Ni siquiera hoy lunes, a dos días del cumpleaños del japonés. Que empezase un nuevo día no significaba que podía salvarme de lo que me "caería". Jack no me dirigió la palabra después de aquello y se limitó a evitarme llevando a cabo una actuación rara para ser él. El usurpador de viviendas, solía tocarme la gaita cuando tenía ocasión y eso, me dejó dando vueltas en la cama durante un rato la pasada noche.

Pero aun y con todo, logré dormir siete horas y media seguidas. Con las pintas de recién levantada, melena enmarañada, ojos a medio abrir y en pijama, entré en la cocina encontrándome a Odd ya casi terminado de desayunar.

─ ¿Tan pronto vas hoy a la facultad? ─ le pregunté cogiendo un vaso para llenarlo de leche.

─ Sí. Es que hoy tengo que exponer un trabajo de ciencias y...quiero estar pronto para repasar antes del gran momento. ─ respondió comiéndose el último trozo de tostada con mantequilla ─ Ya te contaré a la tarde.

─ Vale ─ dije abriendo las puertas de uno de los armarios. ─ Seguro lo harás genial. Mucha suerte.

─ Merci ─ respondió con un perfectísimo acento de su país.

Cogí mi caja preferida de cereales cuando misteriosamente me percaté de que pesaba mucho menos que ayer. Me giré en busca de la morena pero ya se encontraba en el recibidor. No recordaba que quedasen tan pocos cereales... ¿Había sido obra de Jack Donovan? Olía a efluvio masculino a mí alrededor. Aun somnolienta, decidí no comerme tanto la cabeza y empezar a comer o llegaría tarde a mi universidad de medicina en Zona Universitària. A los cinco minutos irrumpieron en el lugar Cass, Shui y por último Jack, con apenas unos bóxers ocultando su intimidad. Nuevamente con las pintas exactas del mismo día que le conocí.

─ Buenos días señor semidesnudo ─ dije sardónica cuando pasó por mi lado sin mirarme si quiera.

Saludé con un gesto a los otros dos mientras me llenaba la boca de galletas que llevaban un rato flotando en mi vaso. Una mano me revolvió el pelo, despeinándomelo todavía más.

─ Seguro que te encanta que me pase por el piso en calzoncillos. ─ susurró muy muy cerca de mi oído izquierdo.

La risilla jovial de Cass provocó que le clavase mis ojos marrones. ¿Tanta gracia le hacía? ¿Tanto le divertía que un tío se pavonease bajo el mismo techo como si fuese el Dios Apolo? Mi frente se arrugó ante la atenta mirada de reojillo de Shui, que daba vueltas con la cuchara a su habitual té verde. No participó ni dijo nada al respecto, más bien, pareció tomárselo como algo normal en esta humilde morada.

De porqué Jack odia a Evey © ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora