CAPITULO ESPECIAL HALLOWEEN

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BIENVENIDOS AL PISO QUE OS CAMBIARÁ LA VIDA

(Historia corta que no tiene que ver con la original pero que está ambientada y protagonizada por los personajes de "DPJOAE")






- Noche del 31 de octubre -



Volvíamos de fiesta. Eran poco más de las cinco de la madrugada cuando entramos al portal de nuestro edificio.

Shui y Jack se ayudaban el uno del otro, apoyándose después en una de las paredes del ascensor. El japonés casi se dio contra el espejo del fondo. Se masajeó la nariz antes de decir alguna tontería.

─ Eh, aquí está Shui.

─ ¡Eres tú, boboooo!─ se burló la americana avivando sus carcajadas que nos habían acompañado por las calles.

Un empujoncito e irían al suelo de cabeza fijo. Al otro lado (yo acabé en medio de todos), el panorama no difería mucho del sector masculino. Cass no llevaba tanga y berreaba una canción de Rihanna mientras la francesa le acompañaba animadamente aunque no chillaba ni decía improperios a diestro y siniestro como la otra. Eh aquí la gran diferencia entre ellas. ¿Qué como había bebido tanto la recatada y responsable de Oddette Bruni hoy? Mira, peculiaridades de la vida.

Esta noche era halloween y las excepciones no dejaban de ser anormalidades.

A la rubia la vi entrar en los servicios de la discoteca con un espécimen de pelo rapado que no conocía, alto, musculado, lleno de tatuajes, de esos capaces de levantarte con un dedo por la solapa de la camiseta. No hacía falta que detallase de cómo y porqué terminó su ropa interior en el interior de su bolso ¿no?. Yo me encargué de buscarla por los compartimentos. Podía haber sido peor. Claro, siempre podía haber sido peor...

Estábamos todos de una pieza, sin embargo, asfixiantemente apretujados en el ascensor que sólo tenía capacidad para cuatro personas. ¿Es que no veían que aquí sobraba uno? ¿Pero quién? Muy difícilmente estábamos "decentes" para subir escaleras porque cabía la posibilidad, no, era casi probable que ninguno llegase hasta el apartamento sin perderse por el camino. Como aquí ninguno tenía sobrepeso, el elevador aceptó nuestra carga sin problemas y empezó su ascensión nada más cerrarse las puertas automáticas.

Llevaba un par de cubatas en el cuerpo pero estaba lo suficientemente consciente para encárgame de cuatro borrachos yo solita. En una ocasión que preferí no recordar pero que avocó en mi mente, alguien de los allí presentes me cuidó una noche en la que me drogaron. Mis ojos de forma automática se desplazaron hacia el rostro vacilante y burlón del usurpador de viviendas. Miradle. Seguía teniendo esa esencia arrogante con su camiseta abierta por el cuello, el pelo despeinado y la forma que tenía de apoyar el brazo sobre los hombros del japonés.

─ Por fin. ¡Llegamos! Me pido primeraaaa el lafabo.─ espetó Cass dando una enorme zanjada que por poco se tropezó con el pequeño e inapreciable obstáculo que había entre el suelo de la planta y el ascensor.

─ Rubia, esperaaa, no tan deprisa.─ le llamó Jack despegandose de Shui y avanzando tambaleante saliendo del ascensor.

Ya frente a la puerta de casa, Jack se colocó al lado de la americana llevándose las manos a su entrepierna.

─ Yo llevo un buen rato que me estoy meando.─ reclamó el moreno haciendo el gesto con las manos y levantando sus talones unos centímetros repetidas veces.

De porqué Jack odia a Evey © ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora