POV JACK
Nos fue imposible parar el autobús en el que se había subido Evey. Sin más remedio que esperar al siguiente, la americana y yo nos sentamos en el banco de la parada. Y lo cierto es que frío hacia un rato, porque eran cerca de la una de la mañana, y la primavera aun no había terminado.
― Oh, mañana Victor nos vendrá a hacer una visita ¡Genial! ― decía Cass con su tonillo habitual. Tenía sus ojos azules puestos en la pantalla del móvil. ― ¿Qué te parece, Jack? ¿Jack?
No había estado prestándola mucha atención, por no decir casi nada Cuando repitió mi nombre giré levemente mi cabeza con desgana.
―Una mierda, me parece.
― Joder Jack, no te pongas así. ― volvió a mirar el teléfono ― Dice que traerá invitaciones para ir todos a un circuito de cars a las afueras de la ciudad. A mí nunca se me ha dado bien el conducir pero allí tienen vallas y esas cosas. Los trajes sosos de astronautas que te tienes que poner son tan poco sexies, pero que le vamos a hacer. ¿Sabes que....?
― ¿Quieres callarte de una jodida vez?
Cass enmudeció automáticamente lanzándome una mirada recelosa. Murmuró algo y se guardó el móvil en su bolso de Tous. Muy pocas habían sido las veces desde que nos conocíamos que la había tratado tan despotamente. La situación en la que estaba inmerso me superaba. Me quité la corbata alrededor de mi cuello de un solo tirón después de deshacerle el nudo.
― Deja de comportarte como si no pasara nada. Porque sí pasa― solté un bufido pasándome la mano por la cara ― Todo por no saber mantener el pico cerrado.
Ella se cruzó de piernas y se señaló con un dedo.
― Ah, que tengo yo toda la culpa. ¿Es eso lo que me estás diciendo? ¡Serás desagradecido! ― gritó alterándose. Cass era de esas personas que perdían los nervios muy rápido y era tan fácil cabrearla como entrar dentro de ella. ― ¡Encima que te ayudo! ¡Encima que....!
Chasqueé la lengua en mitad de sus palabras y entonces la rubia hizo una pausa momentánea.
― No debería habértelo explicado todo. Con decirte el plan ya hubiese bastado.
― A ti lo que te pasa es que te importa lo que piensa ahora Evey de ti. Y estás cagadito de miedo. ¿A que sí? ― dijo mirándome de soslayo con una expresión pícara y burlesca. ― Aunque no te degollará ni descuartizará ni te castrará. Nada de eso. Puedes estar tranquilo.
Vaya, qué radical y bestia podía llegar a ser a pesar de ser una remilgada y tiquismiquis para muchas cosas. Si de expresarse se tratase, Cass tenía una lengua muy larga y libertina. Un tono mucho más agresivo y mordaz que Evey u Odd. Rememoré episodios pasados entre la morena y yo y no estaba tan seguro de ello. Había sido capaz de tirarme leche en la cara para despertarme o desteñirme la ropa a conciencia con la lavadora. Me podría esperar de todo de esa inglesa con un humor tan peculiar como intratable, a fin de cuentas, hacía apenas mes y medio que vivía bajo su mismo techo. La gente no se conocía en tan solo cuatro semanas y pico. Ni en una vida entera, de hecho.
Debía odiarla con todo mi ser, despreciarla y desearle el peor de los infiernos pero esos sentimientos dañinos habían ido desaparecido, o tal vez los había dejado aparcados en algún lugar de mi persona por un tiempo. Y ya está. No había marcha atrás. Esa estudiante de medicina, la doctora "Risas", bien podía diagnosticarme perfectamente mis nuevos síntomas afectivos hacia una chica que no de los merecía. Muchos menos de alguien como yo.
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De porqué Jack odia a Evey © ✔️
HumorEn un apartamento de estudiantes donde ya convive una fauna humana compuesta por: Cassandra Pevensi, una zorra americana con una propensa adicción a traerse tíos a casa para saciar sus apetitos sexuales; Shui Mayamoto, un japonés casi gay que finge...