Era sábado por la mañana y me encontraba sentada en el sofá viendo series de televisión. El espécimen que se atrevió a irrumpir mi momento de tranquilidad, iba con un pijama que consistía sólo en un pantalón de estilo deportivo dejando al intemperie su torso (para su suerte) sin pelo alguno. Se rascaba la cabeza a la par que me ofrecía un bostezo a las once de la mañana.
Así se me presentó Jack Donovan en el salón del apartamento, somnoliento y arrastrando sus pies descalzos por el parqué.
─¿No crees que es un poco exagerado tener sueño después de haber dormido tantas horas?
─ ¿Y qué hora es?
─ Míralo tú mismo ─ le señalé con la cabeza el reloj de pared.
Jack se sentó a mi lado después, repantigándose en el sofá y colocando un brazo encima que llegaba más allá de mi cabeza. Apreté un poco la mano con la que sostenía el mando de la televisión. Su actitud cada vez más insolente me incomodaba.
─ Primero de todo, buenos días ¿no?
─ Para mí no son "buenos días" sino "malos días" ─ especifiqué con la intención de recalcar que me había asqueado y mucho no poder dormir en mi cama al añadir: ─ ¿Qué tal en la cama de la rubia?¿Se duerme bien?
No eran preguntas que esperasen respuesta. Con aquella, ya eran dos veces que follaban. ¿Cuántas más quedaban para quedarse satisfechos el uno del otro? Tal vez debía trasladarme oficialmente al cuarto de Oddette si volvía a suceder lo mismo otra noche.
─ A diferencia de la mayoría de personas, yo tengo mi propio proceso de reactivación del cerebro por las mañanas. Necesita su tiempo y más cuando he trabajado tanto por la noche ─ explicó con un "uhm" final estirando sus brazos.
Cogió un puñado de cereales de chocolate que había en un bol sobre la mesita de cristal. Definitivamente ese tío se había adueñado del puesto de nuestro anterior inquilino, como si siempre hubiese vivido aquí. Nuestro excompañero era un italiano homosexual con el que podíamos respirar tranquilas por las noches y al salir de fiesta servía de "espantalobos" de maravilla. De él tomó nota nuestro querido Shui con las tías. ¿Cómo le estaría yendo en Suecia? Tenía que conectarme al skype para saber de él.
Apreté mis dientes con la boca cerrada sin apenas mirarle de frente, intentado concentrarme en el programa de Frunk de la Jungla que estaba viendo, que en él. Oírle masticar me distorsionaba así que apagué la televisión y tiré el mando al sofá.
─ Pensé que sólo los animales tenían un sistema ralentizado. ─ intervine con el ruido de fondo de su boca masticando cereales. ─ Y por favor, ¿puedes comer con la boca cerrada?
Me mostró sus dientes, para mi asombro, blancos y limpios llenándose la boca de cereales cuando terminó su exhibición dental. Huí del comedor.
─ Evey ¿por qué has apagado la televisión? Quería verla contigo un rato.
─ ¡Porqué no me interesáis ni Frank de la Jungla ni tú! ─ respondí a lo lejos.
Por la tarde, se me antojó pacífica. Shui, Cass y Jack habían salido y Odd se había quedado estudiando en su cuarto sin hacer ningún ruido molesto. No obstante, no tardó en llegar la noche y no pude dejar de pensar en los agotadores días que me esperaban junto a la panda de desquiciados. Aunque lo mejor sería dormir si pretendía adentrarme un poco más en la selva, no fuese a aparecerme un chimpancé y me robase la poca paciencia que tenía. Así me puse a dormir. Dormir hasta que me desperté a las cuatro de la madrugada con un hambre atroz, porque con todo el jaleo que estaba teniendo lugar en mi cabeza en aquellos momentos, olvidé cenar.

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De porqué Jack odia a Evey © ✔️
HumorEn un apartamento de estudiantes donde ya convive una fauna humana compuesta por: Cassandra Pevensi, una zorra americana con una propensa adicción a traerse tíos a casa para saciar sus apetitos sexuales; Shui Mayamoto, un japonés casi gay que finge...