1° Embarazada de un Narco. © [Completa✔️]

capítulo: 24

Capítulo: 24

IZAN
Volví a ver la pantalla de mi celular. Lo que decía me había dejado helado, mis manos empezaron a temblar, ¿qué demonios pasaba? La puerta se abrió de golpe y de ella entro una sonriente Liz, aunque tenía los ojos un poco hinchados, por instinto guarde los papeles y mi celular rápido para que no pudiera verlos, su sonrisa instantánea alegro mi día.
-supongo que es muy importante para ti-Dijo y se sentó en mis piernas paso sus manos por mi cuello dejo un beso en la punta de mi nariz
-feliz cumpleaños cariño-susurro acostada en mi cuello.
-No es un día especial en realidad. Solo un día donde me vuelvo más viejo-vi salir una carcajada de sus labios donde se formaron unos hermosos hoyuelos. Era hermosa. Me levanté de golpe poniéndola encima de mi escritorio.
-mira, no me besaste y ya me tienes duro-dije, me acerqué a probar esos dulces labios lentamente, mis manos bajaron hasta llegar a sus nalgas lo cual apreté con fuerza haciendo que un gemido salga de sus labios, sus manos pasaron por mi pecho y luego retiro mi camiseta. El beso empezó a subir de nivel tome sus pechos mientras con la otra mano la apegaba más a mí. El sonido de la puerta abriéndose hizo que Liz de un brinco del susto.

-¡hay por Dios!, Lo siento tanto-dijo Johana, con la cara más roja que un tomate y ni hablemos de cómo estaba Liz. Tenía los labios hinchados el cabello desordenado, más aún su respiración agitada.

-toca antes de entrar-dije molesto y me gané un pellizco de parte de mi novia. Sonreí al ver su cara tan roja.

-la pequeña Aída se despertó, es por eso que vine-. Hablo avergonzada.

-Está bien, muchas gracias-dijo Liz antes de perderse de mi vista.
-¿es muy linda no?-Dijo ella luego que sentí el flash en mi rostro.
-borra esa foto-Gruñí.

-no lo haré, estás babeando por ella- Sonreí como un tonto en ese momento cuando Rafel entro y prácticamente le cerró la puerta en la cara Johana.

-¿Y ahora que?- Pregunto.

-Ya sé dónde está el Imbécil que nos debe-dijo secamente.

-pues vamos-.

-el solo va a ese bar en la noche, sube arriba y termina lo que estabas haciendo aquí-

Lo mire con confusión, ¿que en esta casa todo se escuchaba? Gruñí frustrado vi su cara. Se estaba riendo de mí, que idiota.

-Quisiera que veas tú cara en este momento. Te vez fatal-empezó a reírse quedándose sin aire mientras se tocaba el abdomen.
-idiota-dije antes de salir de mi oficina rumbo a mi habitación escuchando sus pasos burlándome atrás mío. abrí la puerta lentamente y la vi sentada dándole de comer a mi hija que estaba con un enterizo blanco de botones rojos, la tenía en sus piernas apegaba a ella mientras le daba su pecho. Ella tapó esa anatomía de su cuerpo descubierto para ponerse roja. Una risa se cuervo en mis labios, está es una de las mejores imágenes que guardaba en mi memoria para siempre.
-Deje de mirarme así-susurro.
-¿Que?-Le respondí en el mismo tono de burla.

Ella frunció su ceño y me fulminó con la mirada, movía su dedo índice a sus labios en forma de silencio. Me acerqué más y vi que mi hija se estaba quedando dormida. Tan delicada tan pequeña. La recostó en la cama cuidadosamente sin hacer ruido.
Me acerqué por detrás y la tomé de la cintura.

-¿podemos terminar lo que hacíamos hace un momento? -Pregunte con ojos suplicantes o de cachorrito como les digo yo.
-no...- dijo ella
-¿No? -Dije, pero fui callado con su dedo índice. Y me di cuenta de que no quería que haga ruido para no despertar a la pequeña.

-no se despertará, crees que no te escucha cuando gritas mi nombre por las noches, todos en la casa te escuchan-. Me burle.

-¡cállate! - Dijo pasando sus manos por mi cuello. -sabes quiero salir de esta casa, que te párese si vamos a cenar los dos solos a algún lugar-

-Está bien podemos ir a un bar todos juntos-

-solo los dos Izan, llevas a tus hermanos a todos lados y a mí me dejas a un lado. Deja un momento tu "trabajo" y preocúpate por mí, por nosotros- apego su rostro a mi pecho y solo un suspiro cansado.

-Será la última vez lo prometo, pero es mi cumpleaños y debo pasarlo con toda la familia- Defendí. Se separo de mí, me miro por unos segundos y poso su mano en mi mejilla, pero luego puso sus manos en su cintura en forma de jarra y suspiro.

-como quieras...-

(...)

Una vez en el bar los chicos y yo teníamos otros planes, pues solo esperábamos a una persona. La sonrisa de Liz junto a la risa de Ximena me hacían verla embobado el vestido verde militar pegado a su cuerpo hasta las rodillas me estaba poniendo duro. Sentí el codazo de Iker en mi abdomen y disimuladamente mire donde me apunto llevando el vaso de mi cerveza a mi boca, salió a la calle lo cual supuse que era tiempo. Iker, Rafael y yo intercambiamos miradas cómplices. Ya me encontraba listo para los acontecimientos que sucederían esta noche.

-ya volvemos-le dije a Liz en su oído. Ella solo asintió con la mirada. Supe que ellas sospechaban algo, pero tenía otra cosa que hacer.

Salimos del lugar entrado a un callejón, sabía que iría a drogarse donde nadie lo viera. Ethan se nos unió llegando a nuestro lado.
La pobre alma que dejaría este mundo prendía un cigarrillo cuando se dio vuelta, su cara palideció al vernos juntos hay parado frente a frente.
-¿como? Se supone que estaban desparecidos-dijo. Asustado mire a todos mis hermanos que me miraban con una sonrisa.

-¡sorpresa! -dije acercándome lentamente. -Te dimos mucho tiempo para pagar lo que me debes, ¿sabes lo que les pasa a ellos no? Los matamos nosotros, con nuestras propias manos-bramo cerca de él.
-¡por favor lo pagaré! la otra vez ya tenía el dinero, pero no los encontré ¡por favor tengo una familia-Dijo suplicando.
-el problema aquí, Jammes, puso una pausa Iker-es qué no habrá una "otra vez" -dijo haciendo comillas con sus dedos - Y tu familia, nos importa una mierda-escupió Iker sin remordimiento alguno.
-¿Izan? -
Lo mire con una Expresión sería, dura, fría y calculadora saque la pistola y la apunte a él mientras me acercaba lo necesario para ponerla sobre su cabeza.
-si intentas escapar te daré donde más te duele-
Note como sus nervios empezaban a aumentar, mientras gotas de sudor aumentaban en su rostro y frente. Trago duro y asintió.

-camina para el fondo bastardo iré atrás de ti-Dudando camino hacía donde le indique sin dejar de mirarme. Mire a Rafael, Ethan, Iker que me daban a entender que lo matara. Supongo que Jammes aprovecho mi pequeña distracción, ya que comenzó a correr. Maldije por lo bajo mientras empeze a correr tras él. Apunte con la pistola en su espalda y dispare.

Uno, dos, tres.

Cayó su cuerpo al suelo sin vida. Me detuve mientras recobraba el aliento.

-Iker trae la camioneta, ni soñando subiré este imbécil a mi auto-. Entre los cuatro cargamos el cuerpo de Jammes para luego ponerlo en una bolsa negra plástica. Lo metimos a la camioneta negra en el maletero. Manejamos hasta los pastizales lejos de la cuidad. Cavamos profundo, arroje el cuerpo sin vida de Jammes. Lo enterramos y salimos del lugar.
Este lugar tiene tantos cuerpos enterrados, tanta historia sobre nosotros, si tan solo los árboles hablarán dirían que es el cementerio Escobar, por lo menos teníamos la decencia de enterar los cuerpos y no tirarlos.
-son las dos de la mañana-dijo Ethan mirando su reloj- vamos a casa tengo mucha hambre- frené en seco, en ese momento recordé que había dejado a Liz y Ximena en el bar. Rafael pareció recordarlo igual ya que sus ojos por poco se salen de su órbita natural. Maneje lo más rápido que la camioneta daba pasándome semáforos en rojos y por poco chocamos. Al llegar al lugar había un montón de gente afuera parecía que era un espectáculo, una pelea. me importaba poco ver quiénes eran, pero el curioso de Iker se acercó. Mientras yo caminaba decidido a entrar al bar.

-¡IZAN!-. Grito y sentí que mis pies se movieron solos.

-¡así es Liz! ¡Sácale las extensiones! ¡Se prendió esta mierda! ¡con el zapato Liz!, ¡CON EL ZAPATO! -. Dijo mientras alentaba la pelea. Por otro lado, Rafael estaba separando a Ximena de la morena voluminosa, era tal cual una gata recién parida cuidando a sus bebés, atacando en furia.
Y yo seguía parado viendo cómo Liz golpea sin piedad a la rubia. hasta que decidí interferir, pero fue tarde Ethan la tomo de la cintura cargándola como si nada, mientras ella gritaba y maldecía.