capítulo: 21

16.4K 614 22
                                    

                  
C

apitulo:21

ETHAN

Las pesadillas persisten en mí, el llanto de mi difunta novia ensangrentada se hace presente, sus súplicas pidiendo mi ayuda y gritando mi nombre. Sus lágrimas resbalan por sus mejillas. Me veo gritando, mis venas resaltan por mi cuello intento ayudarla, pero no logro llegar, es inútil, lo último que veo es su cuerpo tendido dándome una sonrisa.  El ruido de un disparo es lo último que escucho antes de despertar, levantó de golpe con el cuerpo sudado. El rayo de luz que entra por mi ventana no me deja ver con claridad. No sé qué hace abierta hace tres meses que la tengo cerrada.
La silueta de una mujer con los brazos cruzados me llama la atención.
—¿Hola? — pregunta con el ceño fruncido.
—Liz, sal de mi habitación por favor—pedí, volví a unir la cabeza en la almohada cerrando los ojos al instante.
—oblígame—responde con cautela adentrándose lentamente a centímetros de mi cama.
—que testaruda eres no tengo ganas de hablar—gruño sobre la almohada, escucho un suspiro y próximamente una parte del colchón se hunde dándome a entender que se sentó en la cama.
—este no eres tú, mírate, mira tú habitación está toda desordenada huele mal, tu hueles mal.  Por favor deja que limpie aquí y tu aséate un poco—dijo con suavidad con el paso de los meses el único sonido que podía soportar era la voz de Liz.
—¿por qué?—Pregunto dudoso lo único que quería era estar aquí en mi soledad oliendo el débil aroma que queda en la camiseta de Jazmín
—por qué quiero que conozcas a Aída—hablo en un susurro.
—¿que no la llamarías Deniz? — pregunto esta vez incorporándome en la cama, traía el pelo desordenado unas leves ojeras.
— yo sé que le prometí a Jazmín que la llamaría así, pero quiero olvidarme de ella, me torturó todos los días con las pesadillas y los sueños donde me dice que abrá los ojos—
—solo quiero que la conozcas Ethan, por favor. Recuerda que aún eres su padrino de bautizo—sonrió por fin.

—sí, pero no puedo hacerlo solo—.
—lo harás, yo se que si—sonrió, despeino mi pelo y se marchó. Los pensamientos de tristeza aun inundan mi ser, me siento miserable. Me siento débil.
Luego de unos minutos me encontraba bañado y oliendo bien había olvídalo lo bien que se sentía estar así. Me acerco a mi mesa de noche donde tomo una pequeña cajita con unos pendientes redondos bañados en oro Jazmín se los había comprado hace un tiempo atrás.
—No seas tonto le quedarán a la perfección—gruño Jazmín.
—amor podríamos comprarle un biberón o algo así. Es una beba, no una modelo.
—No, estos son perfectos para ella.
La sonrisa de Liz en el marco de la puerta me alegraba.  Sentir esa sensación de que puedo confiar en ella.  Y recordar cuanto me negué a comprar esos pendientes
Entro a la habitación y lo único que veo es una cuna blanca con flores rojas y unos cuantos peluches. Me acercó y lo que veo es una bebita chupando su dedo índice con los ojos abiertos y un vestido celeste y unas medias blancas, la hacían ver preciosa.
—hola pequeña, eres tan bonita, es obvio que saliste a mamá —digo tomando sus pequeñas manitos sonrió al mirarla de la nada siento el flash de un móvil sobre mi rostro.
—lo siento me emocioné—responde Ximena saltando.  ahogándome en un abrazo. Mientras Liam manchaba el piso con un chocolate en manos.
—¡saliste de esa maldita habitación!, si tardabas un poco más yo misma tiraría la puerta—
—lo sé—respondo aun mirando a la pequeña Aída que me miraba atentamente.
(…)
—¿Mis hermanos? —pregunto al ver que la pequeña Aída que se durmió en mis brazos. Sus pequeñas manos se agarran fuertemente a mi camisa la sonrisa de Liz se forma de inmediato al ver la escena.
—ni con su padre es así—responde.
—bueno pues parece que soy su favorito, algo me dice que tendré problemas con Izan. Por cierto ¿Cómo vas con él? —Pregunto, pero su rostro se entristece y evita mi mirada.
—bien...— evito mi mirada de golpe.
—No pareces tan segura—.

—Es solo que quisiera salir un poco, parce que estoy en cuarentena—Hace una pequeña mueca.
—él lo hace por cuidarte solo quiere que tú y tu hija estén bien—
—Justo ese es el problema, no estoy bien, estoy preocupada, asustada, traumada con todo esto—.
Pongo a la bebé en su cuna, le doy un pequeño abrazo a Liz.
—Izan no es mala persona eso no corre por sus venas, tiene los sentimientos de su mamá—
—lástima que no la conocí—hable apenada.
—se hubieran llevado tan bien, pero debo irme mis hermanos deben de estar preguntándose como sacarme de mi habitación—Veo su sonrisa formarse en sus labios. Dejo un beso en su frente y salgo de la habitación. camino por los pasillos recordando los ojos de Aída su pequeña boquita sus manos que no dejaban de moverse. Sin darme cuenta ya estaba en la puerta de la oficina de mis hermanos puedo escuchar sus voces y mi nombre en ellos.
—¡saliste! — Grita Iker ahogándome en un abrazo.
—si idiota salí, por qué extraño mi vida— Respondo, abrazados todos, todos felices.
— tal parece, todos volvimos—dice Izan—Pero Ethan en tu "descanso" hicimos modificaciones, ya nada es igual a partir hace dos meses nosotros entregamos los cargamentos en los distintos almacenes, ya no hay personas de confianza despedí a todos, bueno casi todos.
—me párese bien, pero no te olvides de la seguridad, recuerda que ya no solo somos nosotros—
—sí, nos mudamos hoy—responde Tranquilamente.
—¿cómo que nos mudamos? — Pregunto.
—pues sí, si necesito más espacio en el sótano para la mercancía del mes entrante, hermano—Miró la cara de todos y lo único que veo es preocupación.
—Patricio está suelto, al igual que Alexander. Y no pienso dejar a mi familia en sus manos—
La importancia, la rabia, me consumen lentamente.
—eso no pasará. No dos veces.  Cuando lo encuentren déjenmelo para mí— lo dije en forma seca, sin sentimientos.

Quizás había vuelto a ser el mismo hijo de puta infeliz de antes.
Todos asienten entregándome una tarjeta. Mas veinte paquetes de droga en una mochila, junto a la dirección, Por suerte no era lejos solo tardaría veinte minutos. Reviso mi chaqueta y tengo dos navajas había olvidado lo bien que se sentía estar en esta posición, más para mí que no conozco otra cosa.
Camino hacia la salida la calle estaba vacía normalmente no vivían personas aquí.  Una vez fuera como a dos cuadras de la casa me topo con una chica rubia y con los ojos celestes que mira detenidamente la cámara fotográfica que tiene en manos, quedo sorprendido al verla ella también, cuando levanta la mirada para encontrase con la mía.
—¿Cómo llegaste? —pregunto serio al ver que está sorprendida.
—pues con mis pies...—Se burla con discreción.
—vaya creí que habías llegado volando en una escoba, tienes cara de bruja, gracias por la aclaración —respondo con ironía.  una sonrisa es formada en mis labios al igual que ella.
Tenía una vibra rara, extraña ante mis ojos ella era bonita.
En ese instante algo estalla cerca de mí, caigo en el asfalto y mi sentido de la audición se esfuma casi por completo. Hay algo de polvo que también me impidió ver con claridad. Entonces me pongo de pie y veo a un moreno vestido de negro amenazando a la chica. Mi cuerpo reacciona y saco una de las navajas que tengo en la chaqueta. Él se da cuenta y se acerca primero haciendo un pequeño corte en mi brazo, hago un movimiento con mis manos y le clavó la navaja en seco, cuando la chica grita confirmo que ya tengo el oído en perfecto funcionamiento. Tomo a la chica y la oculto en unos arbustos que están cerca.
—escucha corre a la casa blanca y toca lo más fuerte que puedas, aquí en te habrá dile que Ethan te mando, pero de seguro mis hermanos están atentos— Ella me mira desconfiada, pero entiende la situación así que sólo la veo correr.
Salgo de la calle ocultándome, y maldigo por no tener mi arma, los disparos siguen, me asomo para ver cuán cerca están de mí. Mala idea. Una bala roza mi brazo me arde, trato de pararme, pero otra bala roza mi pierna y caigo al suelo cuando visualizo a Iker.
—¡mierda!  creí que eras uno de ellos—
Iker me levantó, cunado alzo la mirada veo a más de veinte hombres parados con armas apuntando hacia auto que me atacó, capturan a uno y matando a los demás, por una sola palabra de Izan, Rafael, que corren hacia mí para ayudarme. Entramos a la casa tirándome en el suelo para curar mi pequeña herida, pero recuerdo a la chica.
—¿dónde está ella?—Pregunto adolorido.

—¿quién? —Responde Rafael curando mis heridas.
—la rubia que mandé-—Pregunto angustiado.
—desde cundo las rubias son de tu gusto—Pregunta Iker con unas vendas en sus manos.
—cállate, solo quería salvarla— Respondo.
—se llama Johana, la tiene Liz oculta por alguna parte de la casa—
Todo comienza a ser un caos, no logros ver con claridad, y Iker apresura el proceso de curación. Las balas se escuchan por doquier, el llanto de los niños inunda la casa, Liam apresura su progreso al notar el llanto de su hijo pero Iker es más rápido se marcha en dirección al llanto.

1°  Embarazada de un Narco. ©  [Completa✔️] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora