Siete.

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El joven alfa llamado Troy indicó al taxista la dirección y este les llevó al otro lado de la cuidad, deteniéndose delante de un edificio sin nada destacable, como números o letras.

A continuación, se bajaron del coche y entonces el alfa abrió un gran portón de metal, metió al omega y finalmente tras comprobar que nadie los había seguido entró también.

...-Tranquilo Louis, no temas no te haré nada-dijo sonriendo y tendiéndole una mano para que dejase de temer y entrase en el montacargas.

El omega ojiazul estaba muy nervioso pues tenía miedo de que esa amabilidad del alfa solo fuese una pantalla a una horripilante vida de esclavitud.

Subieron a la tercera planta y una vez allí, Troy abrió una bonita puerta de madera, la cual se encontraron justo al salir del elevador.

Louis se quedó con la boca abierta, en cuanto este la abrió, ya que el lugar era hermoso y muy lujoso y estaba lleno de finas antigüedades que daba miedo tocar para no estropearlas, además de que era un lugar muy luminoso y olía muy bien.

-¿Te gusta?— preguntó el alfa tras él.

-Oh claro, ¿y a quién no?...esto es maravilloso, yo jamás había visto, ni estado en un lugar así- habló Louis con sus ojos brillantes por la emoción.

De repente, una omega de unos treinta años y una joven beta de unos veinte se acercaron a la sala e hicieron una reverencia al alfa y al omega ojiazul, el cual las miró extrañado.

-Bienvenidos señores, ¿desean algo para tomar antes de la cena?.

-Hola Greta... hola Sofía...miren, les presento a Louis.

-Encantadas señor, Louis-dijeron las mujeres al unísono.

El omega las miró atónito pues le estaban llamando señor a él, no entendía nada de aquello, incluso pensó que se había transportado a otra dimensión.

-Tráenos unos refrescos Greta, gracias—ordenó Troy.

Cuando las mujeres se fueron, éste agarró a Louis por los hombros y lo llevó al sofá para que se sentase mientras esperaban.

-¿É-Esta es t-tu ca-sa?-preguntó el omega temeroso.

El joven alfa rió.

-No querido Louis, yo no podría permitirme estos lujos ni en sueños, todo esto es de un benefactor.

-¿Un be-benefactor?.

-Bueno ya lo entenderás, fe momento hazte a la idea de que vivirás aquí,  este será tu nuevo hogar a partir de ahora, aunque deberás respetar unas reglas, por supuesto.

-¿Mi hogar?...pero yo soy un omega sencillo, debería ir a ayudarles a Greta y a Sofía- habló Louis levantándose del cómodo sofá.

-No, nada de eso... Tú no trabajarás aquí, serás el dueño y señor.

-No lo entiendo...esto es una broma ¿verdad?, Dímelo ya, ¿seré una prostituta de lujo o algo así?.

El alfa volvió a reír de nuevo.

-Mañana cuando el jefe venga, te dirá tú función, mientras tanto te recomiendo que disfrutes de todo esto, eso sí, no intentes escaparte o ya no seré tan benevolente.

Louis asintió pero se quedó muy preocupado pues no entendía nada de aquello y al parecer el tal Troy no iba a aclararle nada.

Tras una cena exquisita, el omega fue conducido a la que sería su habitación, esta era tan hermosa como la sala y todo era delicado y muy brillante, parecía una de esas habitaciones que este había visto en las revistas o en los escaparates de las mueblerías.

-Bien, buenas noches que descanses-dijo entonces el alfa cerrando la puerta, después de haberle indicado donde estaba todo lo necesario, como el baño y su ropa nueva.

Louis se acostó en la mullida cama y pensó en lo extraño que resultaba todo aquello, seguía teniendo miedo del día siguiente pues no quería que se acabase lo bueno, además no tenía ni idea del que clase de alfa lo habría comprado, ya que por lo visto Troy solo había sido un mero mensajero.

El omega se acomodó y suspiró sonriente, hacía mucho tiempo que no dormía en una cama tan cómoda y calentita, en la que tras unos minutos se quedó dormido profundamente.

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7. Era un omega destrozado.- L.S /Omegaverse-(Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora