Carta para mi abuelo

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Me prometiste que nunca te irías, pero ¿Dónde estás ahora?

Estuviste al lado mío cuando aprendí a andar en bicicleta, también cuando mi primer diente cayó, y cuando terminé la primaria. Estuviste cuando me enamore por primera vez, cada vez que reí, cada vez que llore, cada vez que te necesite.

Eras como mi sombra. Sabía que podía contar contigo, sabía que me darías los mejores consejos. No sabía que un día me harías falta. Pensaba que eras una especie de semidiós que viviría para siempre, sé que es irreal, pero ese sueño irreal era el empuje que necesitaba para seguir adelante. No sé cómo lo voy a hacer ahora, seguir adelante va a ser muy difícil sin ti.

Me gustaría escuchar tu voz, que tengamos una conversación, en las que me das esos consejos tan buenos, todo mientras sostengo tu mano arrugada y cálida, mientras siento tu pulso, me encantaría volver a sentir ese pulso. Amaría debatir contigo, tener uno de esos debates donde siempre aprendo algo. Lo que daría por ver tus ojos arrugarse por tu enorme sonrisa, esa que siempre me alegraba. Ojalá me visites en mis sueños, para poder hacer todas estas cosas, pídele a los ángeles que te dejen. Así me despertaría con una sonrisa, y sabría que estás ahí arriba, que cumpliste tu promesa, que nunca te fuiste. 

Volviendo a la realidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora