Mejor amigo, no sabes cuánto te extraño. Ya paso un año desde que te fuiste, solo, con una botella en una mano. Me acuerdo ese día, me llamaste nervioso, me dijiste que necesitabas hablar conmigo, yo estaba ocupado y te dije que lo dejábamos para otro día. Luego te corte. Si hubiera sabido que esa sería la última vez que hablaría contigo, te hubiera dicho otras cosas, cosas bonitas, cosas que nunca te llegue a decir.
Todavía no me perdono haberte dejado solo. Pasé las semanas siguientes a tu partida, pensando en que fui tu última esperanza, confiaste tu vida en mí, y yo simplemente no te di importancia.
Me mencionaste en tu carta, dijiste que yo era lo que alegraba tus días. Si tan solo hubiera alegrado ese.
En tu carta también pusiste que la soledad había invadido tu corazón, que tus días estaban llenos de nubes grises y que tus noches llenas de lagrimas. Pusiste que tu corazón dolía, que fue horrible escuchar como se rompía.
Como me hubiera gustado arreglar tu corazón con abrazos, llenar tus oídos de palabras dulces, darte esperanza.
¿Cómo te pude fallar? Me tendría que haber dado cuenta por el tono de tu voz que necesitabas ayuda. Recuerdo que tu voz se escuchaba rota, vacía. Pero como un idiota, ignore todo eso, seguí mi día haciendo cosas que consideraba importantes.
Tus palabras me van a seguir toda mi vida. Pasó un año pero sigo soñando con ellas.
Me acuerdo lo que me dijiste cuando te rechace, me acuerdo cada palabra.
"Bueno ya nos vamos a ver, gracias por ser mi mejor amigo, te voy a extra..."
Ahí te corte.
Por favor, con lagrimas en los ojos, te pido que me perdones.
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Volviendo a la realidad
Cerita PendekHistorias cortas que pinchan la burbuja de la fantasia, que te demuestran cuan duro puede pegar la realidad.