Ella

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Decís que no, pero te dolió. Dijiste que solo fue una mas, pero donde yo estoy mirando, no hubo otra así.

Le dedicaste canciones, sueños, noches, mañanas. Le dedicaste tanto, que te quedaste sin nada.

Ya no vale la pena ver la serie sin ella, o ir al parque donde se encontraban. Ya no es lo mismo. Ahí te das cuenta de que mentiste, que te duele. Pero esa no fue la única mentira que dijiste. También le prometiste que estarías siempre para ella, y ahora te duele que ella no este para vos.

Ahora en la noche, comes un ¼ de helado mientras escuchas una de esas canciones que le dedicaste, y empezás a recordar. Recordas esas tardes soleadas en la que sostenías su mano, mientras caminaban por el parque. Recordas tu primer beso con ella, el primer te amo, la primera vez que fueron juntos al cine. Recordas como te abrazó cuando nadie más lo hacía. Y después de recordar todo eso, una lagrima solitaria empieza a recorrer tu mejilla, cae sobre tu helado de chocolate, y al rato, es acompañada de muchas más.

Te acostas en tu cama, sintiendo una presión en el pecho, sintiendo un agujero en el estómago, sintiendo que te falta el aire. Pero entre malos sentimientos y lágrimas, te dormís. Soñás con ella, soñás que tienen una de esas charlas que tenían, donde la risa gobernaba.

Cuando te despertás, te das cuenta de que ese sueño solo hace que volver a la realidad sea más difícil. Te quedas una hora mas en la cama hasta que te levantas, sin ganas de estudiar, ni trabajar. Sin ganas de ver a tus amigos.

No te diste cuenta, pero volviste a entrar despacito, en la depresión. Y ahora ella no te va a sacar.

Volviendo a la realidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora