009|Dulce venganza

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—Felicidades, has hecho un buen trabajo —asegura el castaño mientras le echa un vistazo a los papeles arrugados entre sus manos. Agradezco que solo hayan sido bocetos—. Siéndote totalmente sincero, esperé menos que esto. La verdad es que no pensé que lo tomaras con seriedad.

Arrugo mi frente en el mismo instante en que las palabras fluyen de sus labios. ¿Esperaba menos? ¿Quién se cree que es para pensar ese tipo de cosas sobre mí?

¡Suficiente tuve con que anoche me llamara ególatra!

—Agradezco tu sinceridad —comento con ironía y él me observa impasible, pero puedo notar que se ha dado cuenta de que su comentario me molestó—. Y si esperabas menos de mí, ¿por qué me diste el trabajo?

Fred acomoda las encuestas y los papeles escritos y los vuelve a meter en el folio donde se los entregué. Abre un cajón del escritorio y lo guarda dentro.

—Debía darte un trabajo —confiesa y junta sus manos sobre la mesa, encogiéndose de hombros en medio de la oración—. Si te has incorporado al consejo estudiantil, debo informarte desde ya que aquí nadie se queda con las manos vacías. Siempre hay algo para hacer.

—Eso no responde a mi pregunta —contesto presionándolo mientras lo escudriño con la mirada.

Quiero que confiese lo que estoy pensando, la intuición que se está formando en mi cabeza.

—Bueno, la verdad es que era una de los trabajos más fáciles —dice con tranquilidad y yo he dado justo en el clavo. Me lo temía.

Sin embargo no es que me moleste, lo que en verdad me enfurece es que Fred Badhouten se crea en el derecho de minimizarme de esta manera. No voy a permitir que nadie me subestime, mucho menos éste chico que se cree muy inteligente y capaz de cualquier cosa. Yo también soy capaz para cualquier otro proyecto que tenga mayor dificultad.

Y aunque no sea necesario, voy a demostrárselo, simplemente por el hecho de dejarle en claro que no me voy a dejar pasar por encima. Mucho menos por él.

—Oh, mira —comento, la ira brotando de mis poros—. Entonces dame un trabajo difícil, Fred. Y vamos a ver si me ves competente para algo de nivel elevado. Para algo que también sepas hacer tú.

El castaño me mira con una sonrisa llena de suficiencia, una que quiero borrar de su rostro estampándole el teclado del ordenador si pudiera.

—Lo que desees.

Vuelve a sacar el mismo folio y estoy a punto de escupirle miles de groserías pensando que volverá a darme el mismo proyecto o algo así, sólo para burlarse de mí.

Sin embargo sus siguientes palabras no solo me detienen, sino que también me dejan estupefacta en mi lugar.

—¿Sabes hacer impresiones? —interroga con malicia, seguramente sabiendo que mi respuesta será negativa. ¡¿De dónde sabría yo hacer impresiones?! Ignorando el hecho de que no contesto, él sigue—. Hazlas. No hay nadie mejor que la diseñadora de las encuestas para hacerlas a la perfección.

Su nombre es FredDonde viven las historias. Descúbrelo ahora