034|Me gustas

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Capítulo 34.

Me gustas.

Ya estamos todas rodeando una de las mesas de la cafetería, y los chicos aún no llegaron.

Y creo que me siento lista y cómoda para contarles a mis amigas lo que pasó ayer. Aunque sé que después de eso se vendrá algo parecido a una mega fiesta. Y solo por un beso.

Miro a mi alrededor.

Fanny está prendida en su teléfono, mientras teclea en él como una maníaca, y me pregunto vagamente con quién está peleando. A mi lado, Luce lee una nueva revista de Vístete a la moda, una de las tantas líneas de revista que ella ama. Y en frente, Magda, sigue trazando líneas en su bloc de hojas, ahora con un lápiz naranja en mano. Me pregunto qué estará dibujando. Estiro mi cuello con la intención de espiar, pero ella tapa con sus brazos de inmediato cuando ve mi intención. Le saco la lengua. Algún día voy a ver sus dibujos, por ahora solo sé que son obscenos y no aptos para Lucilles.

Suelto un suspiro, y entonces decido soltarlo.

—Brad sufre de demencia.

Los tres pares de ojos ahora me prestan atención. Los de Luce están desorbitados, y su boca está entreabierta.

—¡Oh, Milana, ¿qué le paso?! —chilla ella, realmente preocupada.

Trago saliva.

—Ahora que obtuve su atención, debo decirles otra cosa —la rubia me pega una colleja en la espalda, ofendida por haberla asustado, y ahora Fanny y Magda, me miran con ojos entrecerrados, juzgándome con sus miradas—. Nos besamos.

La mesa queda en completo silencio, y se escucha perfectamente cuando vuelvo a tragar saliva. De hecho, las 3 me escuchan, y luego se miran de forma cómplice entre ellas. ¿Otra cosa que no me enteré?

—Es curioso, porque sabes que eso hubiera llamado nuestra atención de inmediato antes de decir que Brad tiene demencia, que por cierto, y sin ánimos de ofender, ya sabíamos —la pelirroja me mira con su cabeza ladeada, y con una sonrisa burlona en su rostro. No me ofende que diga eso de mi hermano, ya que ellas prácticamente también lo han notado —. Ahora, a lo importante: ¡Se han besado! ¡Nuestro plan va mejor de lo planeado, chicas!

Festejan entre las 3, y chocan palmas entre sí, dejándome allí confundida y perdida en la situación. ¿Plan? ¿Qué plan?

—¡Quiero que todas me den 5 dólares ahora mismo! —canturrea Luce, poniendo su palma al aire mientras la agita. A continuación, ella recibe 10 dólares en total.

—¡¿Acaso apostaron a mi costa?! —chillo, indignada de tal situación. ¡Traición total! Luego, me giro hacia Luce, de quién menos esperaría tal acción—. ¡Lucille, me estás defraudando!

—¡Pero yo aposté confiando en ti, en cambio ellas no! —apunta a la pelirroja y también a la futura abogada, de quienes me esperaría cualquier cosa—. Yo aposté a que lo superarías con facilidad, y ellas a que tardarías años.

Se encoge de hombros, y cierra la revista que mantenía sobre su regazo. Ahora, se gira completamente hacia mí, y hace un puchero con sus labios, pidiéndome perdón. Al final, no me queda otra opción que perdonarla, porque parece una niñita a punto de llorar en este momento. 

Sonrío rodando mis ojos, y paso un brazo sobre su hombro.

—Al menos deberás comprarme un poco de comida con eso...

Ella ríe y acepta mi trato.

—Ahora a lo importante —Magda me apunta con su lápiz naranja—. Cuéntanos, ¿qué tipo de beso fue? Cariñoso, tierno, con mucha lengua, sin lengua, apasionado, sexual...

Su nombre es FredDonde viven las historias. Descúbrelo ahora