025|Sal conmigo, pero en una cita

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Capítulo 25.

Sal conmigo, pero en una cita.

—Si tuvieras que elegir entre: —estamos todos nuevamente rodeando la mesa de la cafetería, mientras estamos entretenidos escuchando lo que Luce lee en su nueva magazine— perder a tu mejor o perder al mejor novio que has tenido nunca, tú —carraspea para comenzar a recitar las opciones; se acomoda las gafas de marco ancho y procede a seguir—. A, prefieres perder a tu novio. B, prefieres perder a tu mejor amigo. C, prefieres perder a ambos.

Tuerzo mis labios pensado qué haría yo en esa situación. Puede que jamás haya tenido un mejor amigo, ya que las únicas en mi vida son estas tres chicas que ahora están conmigo, y Nate con Nick, simplemente se basa en una sólida amistad de universidad. Soy de las que suelen elegir las amistades con precaución, no soy de considerar a cualquier persona importante en mi vida. Así que, voy a pensarlo como si tuviera que elegir entre un novio y alguna de mis amigas.

—Claramente perder a mi novio —digo y caigo en cuenta de que al menos sí he tenido el mejor novio que he tenido nunca. O al menos así lo consideré yo, y hasta el día de hoy no me arrepiento de seguir pensando eso. Él era tan... sincero, bueno, detallista. Scott lo era todo.

—¡Lana! —exclama Magda y me sobresalto sobre mi asiento. Levanto mi cabeza para verla con mi frente arrugada. ¿Qué le pasa? Me está mirando de una manera que puedo deducir es de enojo. Su cejo está arrugado y sus labios apretados en una fina línea. Estoy segura de que se ha dado cuenta del rumbo de mis pensamientos—. ¿En qué piensas?

Trago saliva nerviosa y trato de disipar aquellas interrogantes que rondan por mi cabeza de vez en cuando.

¡No es momento, Milana!

—Nada —miento como si eso fuera fácil para mí; y estoy bajo la atenta mirada de todos en la mesa gracias a Magda. Observo de reojo la mirada curiosa que me está dando Fred, y no paso por desapercibido sus ojos entrecerrados en mi dirección, como si estuviera inspeccionándome de alguna manera—. Elijo la opción A. —repito, esta vez con mas decisión.

La pelinegra me observa por algunos segundos más y luego voltea hacia la rubia, quien espera una respuesta por parte de los demás.

—Depende —dice la futura tatuadora y muerde la punta del lápiz amarillo que ahora está usando—, si mi novio es muy bueno en la cama, eso se podría pensar —le guiña un ojo a la menuda, la cual arruga su nariz de la misma manera en que ahora lo hace Badhouten. Esos dos no soportan comentarios como esos, lo que me causa gracia. Podrían llevarse bien. No, no, mejor no, Fred es alguien exasperante, no querría eso para Luce—. Pero bueno, si se trata de Jerry como mejor amigo, claramente la opción B.

Se encoje de hombros y sigue trazando líneas en el bloc de hojas. Jerry es su mejor amigo de la infancia, una amistad incompresible para todos lo que los hemos visto juntos. Más bien parecen enemigos que otra cosa, yo no entiendo.

—La verdad es que si amo mucho a mi novia, no sabría que hacer —comenta de manera pensativa el futuro periodista, mientras se frota la barbilla y entrecierra sus ojos—, supongo que preferiría perderlos a los dos, antes de que quedarme con uno y perder al otro. Es injusto.

—Creo que coincido contigo —murmura el castaño de ojos color miel, llamando mi atención de inmediato. Hoy no hemos hablado en todo el día y nos hemos encargado de ignorarnos mutuamente. Sigo pensando en que no voy a dar mi brazo a torcer, y al parecer él también—. Aunque los amigos siempre van primero. Pero depende, porque si primero he conocido a mi novia y hemos sido amigos al principio, la elegiría a ella. Al contrario, elegiría a mi amigo. No lo sé, no sé qué haría en realidad, es una situación difícil.

Su nombre es FredDonde viven las historias. Descúbrelo ahora