021|Impascientista, hamburguesiásticas

2.6K 218 11
                                    

Capítulo 21.

Impascientista, hamburguesiásticas.

—Si tuvieras que elegir entre un chico, sería de aspecto: —lee la rubia y todos en la mesa le prestamos atención. Incluso Nick, con quien comienzan a hacer las paces y al menos ahora se dirigen el saludo. Se comienza por algo, ¿no? —. A, morenos. B, pálidos. C, intermedio.

La mesa se queda en silencio, donde cada uno pensamos la respuesta.

—Moreno —o bueno, al menos la mayor parte nos quedamos pensando la respuesta excepto Magda, quien ya tiene claro el tipo de chico que le gusta—, esos son los mejores, ya saben. Además, son muy lindos. Y que sean mayores. A mí me gustan los mayores.

Sus ojos brillan bajo sus gafas que le dan aspecto de abogada y solo falta que un suspiro se escape de sus labios.

—Creo que cualquiera de los tres hace de una chica una belleza —comenta con aire de filósofo Nate, quien está escribiendo un informe de tres hojas—. Pero me inclino también hacia la A.

Río.

—Intermedio. —digo sin más, sin pensarlo mucho, y recuerdo el día de ayer donde observé con detenimiento a Fred. Su tez es intermedia. Diablos, espero que no piense que lo digo por él.

Lo miro de reojo ya que está a un costado, justo al lado del rubio que está frente a mí, y puedo ver cómo una sonrisa se asoma por su rostro y cómo no quita la mirada de mí.

Trago saliva nerviosa.

—Me da igual —comenta Fanny llevándose un puñado de ositos de goma a la boca, se acomoda un mechón pelirrojo hacia atrás y observa la revista con desinterés—. Pero si son parecidos a Josh Pattison, es perfecto para mí.

—A mí también me da igual —emite la palabra Fred—, pero que no se parezca a Pattison por favor.

En la mesa todos reímos.

—Siempre puedes elegir a Olivia la porrista. —oferta la pelirroja y él la mira con extrañeza, dando a entender que la chica no es de su gusto, y me pregunto vagamente el porqué.

Soy testigo de cómo sus ojos me enfocan y donde se quedan largos segundos estancados, algo que hace que mis nervios comiencen a crispar. ¿Por qué tiene la necesidad de mirarme de esa manera? Comienzo a molestarme. Incluso sin dirigirme la palabra, él tiene ese gran poder de hacer que moleste con algo tan mínimo.

—¿Entre, rubias, castañas, pelinegras y pelirrojas? —sigue leyendo las líneas Luce con la nueva magazine que compró en alguna feria de revistas de moda y chismes de Holliwood. Observo como sus ojos se iluminan al tener un nuevo volumen de «Moda Interminable» entre sus manos, la rubia ama con locura esa línea de revistas.

—¡Rubias! —declara Nick y las mejillas de Luce se colorean de inmediato. Al parecer el rubio se arrepiente al instante de haber dicho aquello, ya que vuelve su vista al teléfono y muerde su labio inferior de manera compulsiva.

—Castañas. —informa el futuro abogado y ruedo mis ojos cuando sus ojos vuelven a posarse en mí.

¡Está comenzando a frustrarme! Tengo la sensación de tener algo en mi rostro, pero no tengo un espejo para afirmar o negar mis sospechas. Puedo pedirle uno a Luce cuando los chicos se vayan.

—Pelirrojos —miento, solo para que Fred no crea que lo describiré, porque jamás me gustaron los chicos de cabello anaranjado. Y no es por su pelo ni nada por el estilo, simplemente me baso en los pocos chicos que llegaron a gustarme en el corto lapso de mi vida, y ninguno tuvo el cabello de tal color.

Su nombre es FredDonde viven las historias. Descúbrelo ahora