Se conocieron una noche aunque no de forma amable. Una mala anécdota.
El negocio de su madre será el elemento que los hará volver encontrarse.
Contemplando el cielo de la noche sabrán que el amor existe.
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Disfrutar del aire libre, el cielo en una noche espectacular adornada de la luna llena. Una luna rellena de alegrías, tristezas, secretos y confesiones, a esa plenitud lunar la acicalaban brillantes estrellas, en consecuencia Yoongi me iluminaba con su radiante presencia era gozar de un hermoso sueño del cual me negaba en rotundo a despertar, me encantaría permanecer una eternidad en ese ensueño, en ese magnífico escenario lleno de paz, tranquilidad y amor. Un intervalo nuestro donde no podíamos ser molestados, encontrados o interrumpidos, nada parecía capaz de alterarnos o hacernos cambiar de humor. Recostados sobre manta que extendimos sobre el grass a orillas del río Han nos manteníamos cerca escuchando el ritmo de nuestras respiraciones o alguno externo a nosotros como el canto de algún pajarito.
Yoongi a veces cerraba los ojos y se mantenía así un rato, en primera instancia pensé que se había quedado dormido, el movimiento repentino de sus labios anunció que ese no era el caso. Suponía estaba manteniendo alguna conversación consigo mismo o cantaba una canción en silencio.
En si yo no estaba pensando nada concreto, tenía un único pensamiento, no querer llegar a casa pronto y acudir solitaria hacia mi habitación. El muchacho era la preciosa melodía que calmaba una larga noche. Te tenía tanto miedo de verlos acabar, desaparecer, llevados por un turbulento e incontrolable torbellino. Volviendo el afable sueño una horrible pesadilla.
Ruedo de costado. Dejo de lado el paisaje nocturno para deleitarme con Yoongi. Es mil veces mejor cautivar el hondo de mi mirada con su espléndida imagen, ansió tocar su carita pero me abstengo, la palma de mi mano picaba en protesta, me doblego solo a apreciarlo.
—¿Por qué te me quedas viendo tanto últimamente? —pregunta en voz baja despreocupado tratando de ocultar una sonrisa.
—Estoy guardándote en mi memoria para nunca olvidarte —digo, colocando uno de mis mechones de cabello indócil lejos de mi faz—. Me encanta mirarte. ¿Aún no te queda claro?
Esa sonrisa que trata de ocultar aparece resplandeciente bajo la luna, era apasionada al amor por su causa, me acurruco en su cuerpo rodeándolo, mis brazos lo aprisionan, es un pedido sigiloso, sin la emisión de expresiones que lo invitaban hacer los mismo. Espero impaciente. Pronto se anima apretándome suavemente a su pecho.
—¿Te gusta mantenerme cerca tuyo? —espero una novelera respuesta, fácil no la obtendría, lo sabía.
—Ambicioso mantenerte siempre a mi lado, bella Iseul —responde galán, dando un toque distinto al cerrar los ojos—. Estoy de broma —refiere al segundo—. ¿Eso es lo que quieres diga? Sigo impugnando en caer a los pies del romanticismo perpetuo.
Suspiro. Estaba saturada de suspiros.
Podía escuchar el sonido de corazón en su pecho firme. Podía jurar que sonaba de la misma forma errática que el mío, tan agitado por la presencia del contrario. Cabía la posibilidad que mi frágil corazón se comportará de un modo más loco y agitado que el de mi novio. Definitivamente él no se quedaba atrás, me gustaba tanto ese latido acelerado. Era mucho más que una impecable composición artística entonada por músicos profesionales.
