Se conocieron una noche aunque no de forma amable. Una mala anécdota.
El negocio de su madre será el elemento que los hará volver encontrarse.
Contemplando el cielo de la noche sabrán que el amor existe.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Se suponía que iríamos a visitar a un familiar de Yoongi, su abuelo específicamente, estaba lo suficiente nerviosa como para tener desvíos en el camino, aunque estos fueran hacia uno de mis lugares favoritos en la ciudad, del cual a Yoongi no le había mencionado su ubicación.
Delibero, hilo ideas que me llevan a una posible conclusión. Una conclusión que lleva a mis nervios a otro extremo.
Yoongi abre la puerta de esa especial librería que suele acogerme gratamente dándonos total acceso, seguía igual, su toque antiguo intacto y los preciados ejemplares ordenados, impecables en las estanterías altas de madera. El ambiente seguía tan hospitalario, convenciendo a los visitantes a quedarse. Me equivocaba algo reciente se había incorporado al salón, un sillón color beige esponjoso donde reposaba el propietario anciano. El sillón reemplazó la mecedora de madera donde antes él esperaba al siguiente cliente, definitivamente su descanso se a vuelto más cómodo.
El anciano cierra el libro que lee sin poner algún tipo de marcador, se nos queda viendo un buen rato hasta que estalla en una sonrisa.
—Mi querido nieto vino de visita sin avisar —dice fijándose en Yoongi, deja la comodidad de su nueva adquisición sosteniendo sus rodillas al levantarse, tras ellos desliza su mirada recae en mí—. Mi clienta favorita llegó. Visitas tan inesperadas tengo.
—Buenas tardes, señor —saludo, el saludo me sale breve.
El rubio, se percata de mi nerviosismo.
—Abuelo, quería darte una visita sorpresa —indica Yoongi dándole un abrazo fraternal—. Iba a presentarte a alguien importante, pero creo que son ustedes los que me tienen una sorpresa —nos señala a ambos.
El mayor me sonríe cómplice.
—Conozco a la señorita, Iseul. Es una niña agradable —manifiesta a su nieto.
—Tengo otro punto de vista respecto a ello, abuelo —responde mi novio, me aproxima a él atrayéndome por la cintura, situación que aprovecho, uso el codo, dejo un ligero impacto a un costado de sus costillas, se lamenta exagerando—. ¿Ves? Te presento a verdadera, Iseul. Una Mujer salvaje, usa la violencia —me deja en absoluta evidencia.
El abuelo Min me resguarda de su nieto, del vocablo que acaba de usar al referirse a mí. Lo regaña, Yoongi se dedica a atender sin refutar. Me hace sentir en el papel de una villana disfrutando el infortunio del protagonista.
Luego de la reprimenda pide que pasemos a ocupar un asiento alegando que no puede seguir conversando de pie, la vejez hace se canse de sobremanera, pide disculpas por ello.
