Se conocieron una noche aunque no de forma amable. Una mala anécdota.
El negocio de su madre será el elemento que los hará volver encontrarse.
Contemplando el cielo de la noche sabrán que el amor existe.
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Ocupábamos mesa en el típico restaurante coreano.
Había soltado que Iseul era mi novia, Jimin amenazante, imponiéndose con su vocecilla dicto que una salida de parejas era la oportunidad perfecta para conocernos. Hoseok, estaría presente de la misma forma, aunque él no traería una acompañante.
Llegué al reciento acordado pero sin Iseul conmigo, no estaba preparado mentalmente en una reunión donde las parejas serían el punto de interés, mis mejillas iban a pintarse de un tenue rojo, quería evitar ello. Las situaciones que a mi amigo le gustaba armar eran distintas a las que yo practicaba, seguían marcadas el cientos de felicitaciones que el menor envió cuando hable sobre mi noviazgo, tuve que soportarlas toda una tarde. Acepte venir con el fin de saciar mi curiosidad, estaba interesado en saber quien era la muchacha que salía con Jimin, a quien le pertenecía su interés genuino.
—¿Es lo que has pedido, cariño? —dice Jimin sonriente a su novia, es atento con ella, no se corta ni un poco al decirle sobrenombres cariñosos.
—Es exactamente lo que pedí — responde la pelinegra removiendo la sopa humeante que ordenó—. Es mi favorita.
El pelinaranja irradiaba destellos coloridos, me costaba permanecer en el mismo espacio y presenciar su ternura exteriorizada, parecía un mochi al cual le brotaron enormes corazones por ojos. Estaba a punto de emitir un comentario burlesco, sin embargo me traslado hacia el pasado, unas noches atrás viéndome en una situación incluso más azucarada, luego en una distinta de donde del fondo de mi garganta: Mi amor, brotaron al igual que los pétalos de una flor, llamé a Iseul de esa manera. ¿Desde cuándo me estaba transformando en una versión de Jimin?. Maldición.
—Hyung, enserio eres un estafador, nos has engañad—acusa Hoseok ocupando asiento de mi mismo lado de la mesa, reclamando—. Estábamos esperando a Iseul, tú eras el plus, dijiste que vendría.
—Este improvisado banquete era para conocerla —dice el pelinaranja—. Se suponía que conocerías a Hyerim y nosotros a tu novia.
—Estaba esperando verla —interviene Hyerim con la suficiente confianza.
—Estaba ocupada, trabajos de universidad —digo en excusa, una mentira—. Se disculpa por no haber podido venir, será para otro día.
Tres pares de ojos acusadores siguen sobre mí, dispuestos a hacerme sentir culpa, no es algo que puedan lograr así de simple, Ellos podían seguir actuando de esa forma no importaba, iba a disfrutar de los deliciosos piezas de pollo que me aguardaban, tan crujientes.
Elijo específicamente ese trozo caliente y delicioso que estuvo llamándome desde que fue servido, lo escojo entre el conjunto que hay sobre el plato. Estaba listo para dar el primer bocado, un coro de risas bajas van subiendo de tono. Los ocupantes en la mesa de repente están jubilosos, ¿Se habían vueltos locos?
