Veintinueve

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Estoy anonadada viéndolo recorrer las teclas del piano, sus bonitas manos elegantes se deslizan sobre ellas con gracia, apreciaba el arte musical que venía de él

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Estoy anonadada viéndolo recorrer las teclas del piano, sus bonitas manos elegantes se deslizan sobre ellas con gracia, apreciaba el arte musical que venía de él. Si antes me parecía radiante ahora alucinaba que Yoongi era el ángel de algún dios que había sido asignado bajar a la tierra para bendecirnos con sus melodías perfectas. No podía verle alguna imperfección, tan irreal. Era real, era mío, del modo romántico era mío. Mi burbuja de amor creaba un aura mágica que lo cubría a él y a mí, me hacía creer que estábamos solos en este salón bajo las opacas luces, sin nadie interrumpiendo aunque no era cierto porque varias personas atentas ocupan en local. 

Seguía en trance, no ayudó mucho que antes de tocar la primera pieza de la noche me dirigiera una mirada sublime, Interpreto estas notas para ti, fue lo dicho a través de esa mesurada mirada. Ese detalle no era algo que podía dejar pasar sin dejar que los nervios y emoción influenciaran en mi estado de ánimo. No tranquilo con eso había seguido dirigiéndome miraditas rápidas cada que se atrevía, una sonrisa torcida me fue concedida también. Para muchos clientes aquellas expresiones no habían pasado desapercibidas, ya curiosos observaron en mi dirección dada tanta atención del hombre que ofrecía el espectáculo tranquilo. Yoongi detuvo su accionar después de eso, así la atención regreso a él. Cambio ese galanteo por mover sus labios en lo que sugiere era una canción interpretada en silencio, así mismo, un medio de distracción.

La última pieza que debía presentar llegó más rápido de lo que esperado. Aliviado de culminar con éxito su turno se dirigió hasta los pocos escalones del lado derecho por donde había salido a escena, dirigiéndose hacia el área donde los trabajadores de la cafetería podía dejar sus pertenencias mientras cumplían sus responsabilidades, pero no se fue precipitándose hacía esa área, no sin antes hacerme una señal de venir tras sus pasos. Me impaciento resolviendo si debía ir a verlo o no. Estábamos en su trabajo, seguirlo hasta el área asignada a los trabajadores no parecía correcto.

—¿Por qué no vas donde el pequeño Yoongi? —me dice la señora So, la amable dueña del negocio, de la cual su presencia acabo de recordar. 

—Estamos en su trabajo, no es correcto —respondo—. Usted ya me a permitido venir a observar. Eso ya es cordial de su parte, no quiero abusar de su amabilidad. 

—Definitivamente deber ir —dice entusiasmada agudizando su voz, da vueltas la bebida que consume usando una pequeña cuchara rosa—. El amor de jóvenes me enternece, me hace revivir el romance que tuve con mi viejo—sigue diciendo agitando lentamente el líquido dentro de su taza.

Manifestando su agrado hacia los jóvenes, me venía a la mente los discurso que mamá solía proclamar. 

 —Tú cree que yo no estoy aquí y donde él. Vamos ve con el muchacho —palmeada mi brazo animándome—. Estoy dándote permiso. 

Siguió convenciéndome de ir hasta la invitación del rubio, no era que necesitará mucho aliento. Entusiasmada tras el pase de luz verde que me daba le agradezco y me apura a dirigirme hacia la zona donde mi novio espera probablemente impaciente. 

One Night《 》Min Yoongi  (COMPLETA ) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora