Cerraste él último libro que habías terminado de leer, realmente anhelabas una relación como las historias de amor que veías, pero realmente sólo eras una chica cualquiera a la que le gusta leer... Y por cierto la mayoría considera fea.
E incluso llegabas a pensar que eras una causa perdida al leer libros "¡Como conseguir pareja en dos meses!".
Tú no querías un chico normal, bueno… No como las demás chicas, sin doble moral ni nada oculto; alguien que no fuera ni guapo ni feo, neutro. Que tuviera libros sentimientos y los expresara sin miedo. ¡Sin rodeos! En pocas palabras lo contrario a ti, alguien que supiera controlarte y controlar tus sentimientos en sí, eso necesitabas.Los chicos que eran tu ideal solo se encontraban en los libros, nada más.
Habías conocido a algunos e incluso enamorarlos pero fuiste lo bastante ingenua aferrándote a lo que pedías dejando de lado lo que verdaderamente necesitas.
—Creo que un poco de vino no vendría mal… —comentaste para ti misma y después te paraste a buscar alguna botella de vino en tu mochila.
No tomabas, era extraña la vez que lo hacías, pero ni tus padres, ni mascotas, ni amigos estaban contigo; tu edad no era la correcta para tomar pero si nadie se preocupaba por ti ¿a quién le importaría?
¡Incluso llegabas a contarle tus problemas a los peluches felpudos de tu cuarto!
Así de necesario era él amor que necesitabas, por esa razón te encerrabas en los libros.Fuiste por una copa junto con la botella en mano, no había nadie en casa puesto que tu hermano estaba en su capacitación para su trabajo fuera del país y tu madre se quedó a apoyar en su trabajo por lo cual te quedaste sola con la casa.
Serviste él vino mientras comenzabas a tomar de traguitos, seguiste sirviéndote mientras fantaseabas con que tu familia fuera perfecta y encontraras al hombre de tus sueños o… Algo que se pueda igual y se encuentre sin tanta dificultad.Agarraste tu celular y te tomaste él último trago de vino que estaba en la copa, dejaste la botella en la barra para después caminar hacía donde estaba tu abrigo y colocártelo.
Sería una estupidez salir a tal hora de la noche pero en serio, a nadie le importaría, siquiera intentarías socializar estando media tomada.—Vamos bien… Nunca he salido a esta hora, es tan raro… —murmuraste mientras cerrabas la puerta de tu casa para después mirar al rededor y comenzar a caminar.
Habías salido con dinero, posiblemente comprarías algo o así.
Algo que te agrada mucho de Japón es su increíble seguridad, podrías pasártela toda la noche afuera sin riesgo a que te roben o algo parecido.
Comenzaste a caminar para después escuchar ruidos muy fuertes y ver como personas corrían en la dirección contraria.—¡Vampiros! —escuchaste para después reír, tanta es la curiosidad que tenías que caminaste hacía él lugar del que las personas huían.
—¡Oh! Es peligroso ir por ahí, señorita~ —escuchaste a alguien a tus espaldas y volteaste a verlo.
Cabello rubio, ojos marrones, sombrero café.
A su lado había un tipo gigante con una bolsa en la cabeza y otras dos apiladas por encima de esta.—Muchas gracias por él aviso, pero creo que exageran… —de pronto sentiste un mareo que hizo que perdieras un poco él equilibrio, pero aquel hombre te sujeto —¡los vampiros no existe!
Aquel hombre río.
—Si existen señorita, ¿se encuentra bien? Tal vez deba llevarla a casa…
—¡No!, ¡no quiero ir a casa! Tú… tú… Mejor llévame a la tuya… —abrazaste al chico.
Él suspiró, y te cargó bien.
—Creo que alguien se pasó de copas, aún peor no estás en edad para tomar… —él te miró y tú sonreíste sin saber que demonios había dicho porque no entendías nada.
—Sí, claro…
Él no te llevo a su casa como pediste, te llevó a la tuya. Estabas lo suficiente borracha como para decirle él camino sin importarte que lo hayas conocido apenas 5 minutos.
Vio la botella de vino junto a la copa para después negar suspirando. Te dejó en tu habitación para después buscar algo sobre ti, ya que te negabas rotundamente a decirle tu nombre.—Oye tú —le hablaste —¿cuál es tu nombre?
—Soy Mikuni Alicein —dijo él volteando a mirarte mientras se quitaba él sombrero haciendo una reverencia, acción que te causó risa.
—¿Podrías acercarte un poco Mikuni?…
Él asintió haciéndote caso.
Lo agarraste de la camisa para después acercarlo a ti y besarlo, él correspondió un poco, sólo un poco y después te separó.
—Si lo deseas puede ser mañana, que estés bien…
Negaste mientras lo interrumpiste jalándolo hacia ti, tirándolo a la cama al las tuyo.
—Podemos hacerlo ahora… Es más, me llamo _____.
—Lindo nombre, pero no. Estás borracha, es mejor que duermas… Si quieres me quedaré aquí.
Asentiste felizmente mientras dabas un gran "¡sí!" como respuesta, Mikuni iba a levantarse pero antes tu lo abrazaste impidiendo que pudiera hacerlo.
—Por favor quédate… ¡Le valgo a mi familia, siquiera tengo un amigo, le cuento mis problemas a los peluches de mi habitación!… Hazme este favor y quédate por favor… Mikuni-san…
Él suspiró y te acercó a su pecho para comenzar a cariciar tu cabeza, mientras tú lo único que hacías era llorar en los brazos de un desconocido.
Del cual sin saberlo quedaste enamorada.
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Servamp One Shots ★Servamp x Lectora★.
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