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Los fuegos artificiales iluminaban la noche, yo sonreía como una psicopata mientras los veía y a mi lado Rupert sonreía estrechándome contra él. Lo voltee a ver y le di un rápido pero placentero beso, él sonrió y me abrazo murmurando ciertas palabras de cariño...

- Asia Scooltt, sé que no soy el mejor hombre de la vida, pero también sé que tú eres la mujer de mi vida ¿cómo diablos lo sé? Porque lo siento, nunca mi corazón se aceleró tanto por alguien. Porque te amo y lo puedo asegurar ante cualquiera. Te amo mi Señorita Consentida, te amo más que a mi vida. Y por eso el día de hoy quiero ser el primero en decirte- dio una pausa y sonrió dándome un beso casto y rápido -Feliz cumpleaños mi tesoro, feliz cumpleaños y muchas pero muchas gracias por existir y por escogerme a mi- murmuró y sin más atacó mis labios mientras mis brazos rodeaban su cuello y mis manos se entrelazaban con su cabello...

- te amo, te amo mucho Rupert- sonreí mientras él me elevaba dando vueltas conmigo en el aire -y gracias a ti por quedarte, a pesar de mi humor y de todo lo aburrido en lo que suelo someterte- sonreí dejando muchos besos por sus mejillas -y por eso prometo intentar abrirme a ti, porque eres a la persona a quien más amo- dije sonriente y pegando nuestras frentes...

- te amo- murmuró besando mi frente...




Llegamos al apartamento. Rupert sonreía y yo estaba aún peor, me mordí el labio y corrí a la habitación a buscar entre mis gavetas; hace unos días que Maggie y yo hablamos sobre el tema y justamente no encontrábamos en un mall por los que aprovechamos y compramos ciertas cosillas...

Sentí como Rupert se recostaba sobre el marco de la puerta y su mirada se encontraba sobre mi. Busque desesperada hasta que encontré el susodicho traje, sonreí para mis adentros y me mordí mi labio nerviosa, lo volví a meter en su lugar y me voltee, Rupert me observaba embobado...

- crees que puedas salir un momento? Necesito hacer algo- dije nerviosa mordiendo mi labio, Rupert asintió...

- si quieres de una vez me voy y as...

- noo!- lo interrumpí, se sobresaltó para luego sonreír y salir camino a los sillones en donde se sentó cómodamente. Cerré la puerta y me dispuse a colocarme el traje...

Me moría de miedo, ¿qué se suponía que tendría que hacer? ¿Le iba a gustar?, diablos estaba tan nerviosa que hasta tuve que llamar a Maggie. Quien con una sonrisa contesto y me alentó a que lo hiciera dijo que mi hora había llegado y que ella también creía que Rupert era el hombre indicado...

Me coloqué el traje negro, constaba de una lencería completa de encaje. Me coloqué un maquillaje distinto y que conbinara, solté mi cabello acomodándolo y me quito los tacones guardándolos y colocando el vestido sobre la silla situada enfrente de la cama...

Tome valor y abrir la puerta. Rupert se encontraba descansando sobre el respaldo del sillón y con sus ojos cerrados y su cabeza hacia atrás. Sonreí y nerviosamente me acerqué a él, lentamente me subí sobre sus piernas haciendo que nuestras intimidades ser lazaran un poco, rápidamente él abrió los ojos...

- Asia- susurro con tono sorprendido...

- shh, estoy decidida y quiero que de regalo sea este- murmuré dejando rastros besos por su cuello, el soltó un agudo gemido -dame la bienvenida a mis 22 años- murmuré con una sonrisa y sin esperar repuesta me lancé a comer sus labios...

Sus caricias no se detuvieron y las mías tampoco. No tuvimos pudor y mucho menos vergüenza, éramos solo nosotros dos; poco a poco sus besos fueron bajando un poco más abajo de mi cuello y sus manos exploraban lugares que antes eran prohibidos por él mismo, mis labios acapararon su cuello y poco a poco su pecho desnudó...

He te confesar que el traje no duró demasiado tiempo; quizá unos minutos. Quedamos acostados sobre el sofá pero Rupert insistió en movernos a la cama ya que no dejaría que mi primera vez fuese en un sillón pero yo estaba a tal grado de que no me importaba ese pequeño detalle...

El dolor fue intenso, para que mentir, pero poco a poco se volvió placentero. Rupert fue tan cuidadoso al principio pero se olvido de la delicadeza con forme íbamos avanzando. Nos hacíamos adictos mutuamente y nuestras marcas quedaban impregnadas en ambas pieles, dejando en claro que nos pertenecíamos...

Esa noche Rupert me mostró el amor de otra forma, en otra situación e incluso en otro mundo. Ambos con gritos mezclándose y nuestras respiraciones aceleradas, escuchando nuestros corazones y las cosas increíbles que lográbamos hacernos, ambos uniendo nuestros cuerpos pero también nuestras almas, ambos convirtiéndonos en uno solo...

- te amo Asia- murmuró rozando con sus dientes mi oreja, justo cuando íbamos a explotar de todas las maneras posibles...

- te amo- susurre...

Señorita Consentida ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora