34

733 47 4
                                    

El día se encontraba nublado y yo observaba el panorama desde el ventanal de la sala mientras tomaba de la taza de mi café. Rupert se encontraba vistiéndose ya que según él iríamos a un lugar importante para ambos, dijo que era importante tanto para mí como para él, así que al despertar fui la primera y cuando ya me encontraba lista Rupert recién despertaba.

Me coloqué unos jeans ajustados oscuros, una camiseta blanca junto con un suéter de lana roja algo largo y unos botines rojos sin tacón. Me amarre mi cabello en una cola alta y me coloqué un poco de maquillaje para que mi rostro no estuviese tan demacrado y con ojeras, ya q use desde que volvimos con Rupert a penas y me deja dormir.

Mientras observaba el panorama; me entro una sensación de tristeza, no podía descifrar el porqué o incluso en que me basaba para soltar una que otra lágrimas tras otra. Simplemente lloraba, quizá fueran las hormonas ya que pronto vendría mi periodo y quizá eso estuviese interfiriendo.

De pronto sentí un abrazo desde atrás, la barbilla de Rupert quedó sobre mi hombro y entre mi cuello, sus manos se encontraban sobre mi vientre y su agarre me pegaba más a su cuerpo, sintiendo ciertas partes de su cuerpo.

- todo bien?- pregunto mordiendo levemente mi oreja, sonríe y asentí.

- es uno de esos días sentimentales- explique cerrando mis ojos -pero todo está bien y más ahora que me abrazas- indique sonriente, sentí su sonrisa en mi cuello.

- siempre estaré aquí para ti- indicó besando mi cuello y dejando una leve mordida sobre esta, sonreí y me voltee para que mis labios fueran atrapados por los suyos. Fue un beso lento pero en menos de cinco minutos se volvió muy comprometedor, sin embargo tenía en cuenta que teníamos que salir -Rupert, amor, tenemos que irnos...- indique aún con los ojos cerrados al sentir esa sensación cuando Rupert atacaba mi cuello con besos y mordidas.

- solo porque es necesario- indicó de mala gana -peor cuando regresemos no te dejaré libre por un largo rato, que te quede en mente niña traviesa- murmuró y sin más tomo mi mano y nos dirigimos hacia su auto.

El camino fue en silencio; la mirada de Rupert se encontraba muy oscura, tanto que me preocupo que haya dicho o hecho algo malo, no decía ni una sola palabra ni siquiera monosílabas. Yo me encontraba mordiendo mi labio para no preguntar e incomodarlo más ya que había aprendido de él que no le gusta que anden haciendo preguntas respecto a su humor.

Cuando estacionó su auto me sorprendió observar que no nos encontrábamos en la ciudad y que el lugar era un cementerio. Fruncí mi ceño pero no pregunté y al ver que Rupert bajaba yo también lo hice; no sin antes recibir un increíble mareo que casi me hace caer de no ser porque me sostuve de la puerta, inmediatamente unos brazos me rodearon.

- estás bien?- murmuró serio, lo observe pero no supe descifrar sus ojos, suspire y asentí, aflojo su agarre y comenzó a caminar dejándome atrás.

Pensé en decirle que me sentía muy mal y así evitar su rostro serio que hasta cierta forma me hacía sentir culpable, sin embargo tenía en cuenta que algo malo yo no había hecho por lo que no tenía porque huir. Lo seguí hasta que visualice que se detuvo frente a una tumba, me causó curiosidad pero me quede a un metro de distancia, no quería incomodarlo y mucho menos que se enojara.

- acércate por favor- murmuró sin observarme, tímidamente me acerqué hasta quedar a unos diez pasos cerca suyo; pero lo que me sorprendió fue observar cómo esa lápida no contenía ningún nombre y a la vez tenía el mismo apellido de Rupert.

Me quedé inmóvil y neutra y más al observar que quien sea que haya sido la personita ni siquiera vivió su año; entonces caí en cuenta de lo que aquella nota que Daniela había dejado decía, Rupert tuvo un hijo y al parecer no logró sobrevivir. Entonces se me hizo un nudo en la garganta y como si hubiese sido yo la misma madre de aquel Ángel. Comencé a llorar.

Mis lágrimas caían en mis mejillas silenciosamente mientras sorbía mi nariz sin hacer el mínimo ruido, no visualizaba a Rupert y tampoco era tan Valiente como para voltear a verlo y llamar su atención. No tenía idea de qué decir o como siquiera dejar de llorar y fue aún peor cuando leí aquel mensaje escrito "un angelito que decidió volver al cielo, nos cuidara desde allá arriba" no pude contenerme más y mis lagrimas tampoco.

De pronto sentí un calor cercano y un muy buen aroma cerca mío, observe de reojo y vi como Rupert me estrechaba contra su pecho mientras su mirada se encontraba fija y perdida a la vez sobre aquella lápida. Esa misma lápida que acababa de conocer y me transmitía muchas emociones.

Y entonces sin decir nada ambos nos entendíamos; sabía que para Rupert fue demasiado duro y también tenía en cuenta que aquella criatura nunca tuvo la culpa. Daniela estuvo apunto de darle un hijo pero desgraciadamente no sucedió pero también entendía que Rupert me había llevado para saber más de él y para que formará también parte de un pequeño momento duro para él, un momento que también se convirtió duro para mí...

Señorita Consentida ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora