En un mundo donde eres la hija menor y la única en que lo último que quieres es derrochar tu paciencia, en ese preciso mundo es en el que te conviertes en una niña caprichosa y consentida, aunque claro en el caso de ella es más conocido como Señorit...
- te lo dije!!- grite emocionada frente a Rupert, el rodó los ojos.
- es increíble que perdiera la apuesta, y encima la perdí tres veces, ¿saben lo que me hacen pasar pequeñas?- murmuró sobre mi vientre, sonreí acariciando su cabello.
- es instinto de mujer querido, por si perdiste contra mujeres- dije encogiéndome de hombros, Rupert achico sus ojos y yo sonreí inocente -y...sobre todo las cuñas no serán por gusto mío, las utilizaremos para nuestras princesas- indique feliz mientras comenzaba a ver todo alrededor de la parte de niñas.
- soy feliz, las tres son mi debilidad- murmuró dejando un beso sobre mi mejilla, sonreí y mordí mi lado.
- y a mí me alteras las hormonas bebé así que por fa sigamos viendo la ropa- indique picara mordiendo mi labio.
Resulta al enterarnos de que esperaba mellizas y mujeres me emocioné tanto que hice que Rupert saliera de su oficina simplemente para que me acompañara a comprar todas las cosas que aún nos hacían falta. Estábamos tan emocionados que cuñado nos dijeron gritamos "te amo" a la misma vez lo que provocó una sonrisa en mi ginecóloga y que las pequeñas dieran suaves patadas.
Regresamos a casa y me di una ducha rápida para así poder vestirme y salir con Rupert al mall, me coloqué un hermoso vestido algo largo con colores claros. Mi cabello suelto y un poco de maquillaje junto con mis gafas para el sol.
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Mientras caminábamos con todo lo que llevábamos de la tienda me detuve observando cómo una pareja discutía sobre lo importante que era para la familia paterna que el bebé fuera un niño y la mujer defendía a su bebé diciendo que su sexo no importaba y que en todo caso sería culpa de las cromosomas masculinas.
Rupert también acompaño a observar tal escena en la que estaba apunto de ir a auxiliar a la mujer pero afortunadamente otro hombre llegó junto a ella y la defendió como si fuese de su propiedad y el inútil del hombre, quien se veía ser el padre del bebé, simplemente los dejo muy enojado.
- eso si es otro nivel- murmuró Rupert, voltee a verlo y sonreí.
- bien que si te gusta los chismes- indique burlona mientras caminábamos hacia la caja registradora.
- quería ver a quién tanto veías; capaz y era a otro hombre
- y si hubiese sido así?- pregunté elevando una ceja y retándolo, soltó un gruñido inaudible y negó serio.
- verías tú misma como le parto la cara y sin contar tu castigo en la casa- indicó con su típica mirada de deseo, sonreí y negué algo sonrojada.
- el castigo de igual forma creo que lo viviré- indiquen y un Rupert pervertido asintió dándome un pequeño apretón en mi muslo, sonreí y me sonroje. Era increíble que siguiera causando el mismo efecto desde un lo conocí.
