Capitulo - 7

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En definitiva, Oriana estaba loca. Yo jamás sería capaz de acercármele, hablarle y menos lo que pretendía ella: que hiciera conquistarlo, si con solo tenerlo cerca temblaba, me colocaba nerviosa y ni siquiera me salían las palabras; entraba en un estado de shock, aparte de que no se me ha olvidado lo que estaba haciendo con la dichosa Vanessa en su oficina.

— No y punto — le dije algo enojada a Oriana — ¿Estás loca? No viste como entró a la oficina de su hermano trans; quien sabe que estaría haciendo con esa...

— Respondiendo a tu pregunta: loca estoy desde que tengo uso de razón — interrumpió.

Yo volteé los ojos, metiéndome a la boca una gran cantidad de arroz y pollo guisado. La estúpida no me había dejado comer y traigo un hambre de mil demonios.

— Y respecto a lo último: son celos, es normal.

No le preste atención.

— Por favor, para, comes como hambrienta.

— Estoy hambrienta — le respondí con la boca llena. Ella hizo cara de asco, por lo que mastiqué y tragué — Aparte, tu no has comido: lo que pediste fue un poco de lechuga con frutas. Eso no llena — digo refiriéndome a su plato frente a mí

— Soy vegetariana y se me han quitado las ganas de comer, viéndote tragarte a un ser vivo como lo es el pollo

La fulmine con la mirada. ¿Qué culpa tengo yo? No fui yo la que lo maté. Lo siento pollito, pero sabes muy rico, dije mientras comía otro bocado. Ella no volvió a hablar y yo tampoco. No entiendo ni por qué estamos hablando, cuando nos detestamos desde la tierra al infinito y más allá. En el colegio ni nos miramos: solo le hago bromas y ella muy pocas veces a mí. Juliana no me creería si le digo que hemos hablado.

La voz de mi cabeza dice "conquístalo", pero no: es imposible. No le gustan las niñas como yo y eso me ha quedado muy claro. Jamás se va a fijar en mí. Siento un gran golpe en la mesa donde estamos sentadas y todo pasa muy rápido: Oriana está siendo atacada por una mujer que no conozco. Esta le da cachetadas y la tomó por el cabello, haciendo que cayera de su silla. Ahí es cuando veo que mi compañera no sabe pelear, por lo que solo grita. Lo último que hago es abalanzarme hacia la vieja por detrás para jalarle el cabello.

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— Seguro no haces más que meterte en problemas — me dice algo carente de emoción y no le respondo.

Voy en su auto, a su lado pues tiene chofer y nosotros vamos en la parte de atrás. Me está cortando la respiración su perfume impregnado en el auto y es una tortura

¿Quién era esa señora y porque golpeó a Oriana?

Pues una loca. Si: la ex novia del chico negro que detuvo la caída de la compañera que tengo de enemiga. La loca se escapó del manicomio, vio como éste la sostuvo y solo esperó el momento oportuno para atacarla.

¿Como se todo eso? me lo acaba de contar mi acompañante y tiene cara de pocos amigos en este momento.

Como saben, terminé metiéndome en la pelea. No terminé golpeada ni nada: más bien yo golpeé a la loca, y Oriana termino con sus mejillas rojas, rasguños en su cuello y la loca de vuelta al manicomio. Eso me lo informa la persona que tengo a mi lado, que me regaña y ya me tiene irritada.

¿Qué hago en este auto?

Pues solo sentí unas manos rodeándome la cintura y separándome de la vieja estúpida esa. El chico negro separando a la loca de Oriana, llevándola a rastras para encerrarla en una oficina, y yo siendo arrastrada hasta aquí. Le grité que me soltara y no lo hizo, por lo cual he dejado a Oriana sola en esa empresa, sin saber cómo esta, y aparte sin saber su número para llamarla. Es obvio que no lo sepa, pues no somos las mejores amigas.

¿Quién es el que me separo de la pelea?

Nada más ni nada menos que Ignacio Goodman. Si, leyeron bien: Ignacio Goodman. Me vine a dar cuenta cuando ya el carro había empezado a andar. No puedo creerlo; pensé todo menos esto.

— Puedes llamar a tu amiga más tarde para saber cómo esta — volvió a hablar con voz dura y nada bonita

— Pasa que no tengo el número, chico listo — respondo de igual manera, pero con rabia contenida dentro de mí; y no por lo ocurrido con la loca, si no por lo de la tal Vanessa.

Eso me ha dolido y sé que no debo estar así, porque no somos nada, pero... ¿Y mis ilusiones?

Él lo sabe; lo sé. Lo veo cuando me mira, así no me transmita nada. Él sabe que muero por tenerlo y tener su amor; por lo tanto, esa es mi rabia.

Siento su penetrante mirada en mí; yo no lo miro. Es difícil para mí, ya que sus ojos son los que más me intimidan.

— Toma — dice irritado, por lo que volteo a verlo: me está dando su celular y se nota a leguas que no está de buen humor. Frunzo el ceño — Tu amiga está en la línea

Sé a quien se refiere, por lo que lo tomo rápidamente sin sentir el toque de sus dedos.

— Hola... — hablo por medio su celular

— Camila — respondió Oriana

— ¿Como te encuentras? — le pregunto preocupada. Hasta yo misma me sorprendo

— Súper bien — como que súper bien, la acabaron de golpear — Tengo un gran doctor atendiéndome, aunque mi espalda si me duele. El negro de gran trasero ahora sé que se llama Daniel Ferrero y es un gran arquitecto y bueno con una exnovia loca. hablamos mañana chao... Ah por cierto tu plan de conquista lo he llamado "Mírame Con Amor"... te lleva en su auto. Bésalo — y a lo siguiente no escucho nada, me ha colgado.

"Mirame con amor"... niego. No sabía que esta chica tenía tantas ideas en su cabeza. Estoy muy sorprendida. Escucho un carraspeo y lo veo pidiéndome su teléfono.

— No te pensarás quedar con él, ¿Cierto? — alega groseramente

Es tan... estúpido, pero lindo. Le entrego el celular de mala gana y lo miro

Bésalo, bésalo, bésalo, escucho decir a mi subconsciente... Y no lo pienso más: lo tomo por el chaleco de su traje, lo atraigo hacia mí y uno nuestros labios.


Gracias por votar, comentar y compartir la historia, les mando muchas bendiciones. cuenta instagram: aylifer96 

Mírame Con AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora