Quiero ser - Amaia Montero (me gusto para este capítulo)
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Sin importarme nada me lanzo a sus labios suaves, calientes, que me queman de manera placentera, que me hacen suspirar, con los cuales sueño cada día de mi existencia. Un beso inolvidable, porque a pesar de todas las cosas negativas y defectos que tiene Ignacio hoy, justo en este momento su boca me ha recibido con cariño, con sincronización, pero sobre todo con amor.
Deseé tanto este momento, deseé tanto que Ignacio me llamara suya, lo quería tanto que ahora no sé qué hacer; quiero que esto nunca pare, que el beso nunca se termine, quiero quedarme pegada a él para siempre. Y entonces mi corazón se llena tanto de felicidad que:
Llámenme tonta, pero estoy llorando de emoción, de júbilo.
La suave lengua de Ignacio explora mi boca; mi lengua roza con la de él. Busca mi cintura, me aprieta para que nuestros cuerpos tengan más contacto y gimo al sentir una presión en mi vientre, una palpitación en mi zona íntima. Me separo un poco de su acoplo; no es normal que mi cuerpo se sienta de esa deliciosa forma. Y pienso que él lo comprende, porque se aparta sin separarse demasiado de mi rostro.
— Eres una llorona — me susurra sobre mis labios
Yo solo muero de vergüenza por dentro. Lo beso de nuevo, dándole pequeños picos, todos y cada uno cargados de todo el amor que siento por él, demostrándole aún más mis sentimientos por él y todo lo que me recorre por cada poro y alma.
Al parecer, lo que hizo Dante funcionó; no sabía que mi chico ojos miel era tan celoso. Su mano libre de yeso busca torpemente mi rostro para secarme las tontas lágrimas que brotan de mis ojos.
Ansío conocer su lado amoroso; aunque Ignacio se ve más del tipo patán, sé que en algún lugar muy en el fondo de su corazón debe haber algo de amor en él.
Al terminar de limpiar pasivamente mi rostro, me da un beso sin atino en la nariz y no me río; al contrario, me quedo con aire sorprendido y mi corazón latiéndome a mil. Sé que después de esto todo cambiará; entonces, desde este instante, todo lo que venga de él me dejará petrificada. No sé qué esperar en esta faceta de Ignacio.
Hace unos minutos dijo que era suya, sentí que hubo explosiones por doquier dentro de mí. Que hubo caricias invisibles por todo mi cuerpo, chispas de varios colores, mariposas, juegos artificiales, etc. Pero, sobre todo, un corazón esperanzado, al cual le llegó su premio deseado.
— Vine al baño por algo...
— ¿Por mis besos? — me escuche preguntar rápidamente, arrepintiéndome enseguida.
— No — niega y luego sonríe encantador — Aunque no estuvo mal — dice y yo volteo los ojos.
— Tonto - digo y caigo en cuenta que tiene que hacer alguna necesidad — Bueno — suelto — Te dejo hacer del dos
Ignacio frunce el ceño y yo salgo cerrando la puerta del baño, dejándolo ahí.
— ¡Camila no haré del dos! — grita enojado y me río.
Salgo del baño, más no de la habitación. Un suspiro sale de mí; hoy más que nunca quiero que llegue el día miércoles, quiero que Ignacio vuelva a ver y quiero estar en ese momento para ver su reacción.
Claro, esta vez espero que su mirada no sea de manera intimidante, ni tosca. Esta vez quiero que me mire con amor, que sus ojos transmitan hacia mí lo que tanto anhelo: "Amor"
La puerta de la habitación se abre y veo a Dante picarme un ojo.
— ¿Funcionó? -— me pregunta entrando a la habitación
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Mírame Con Amor
Teen Fiction"En el corazón no se manda, en su corazón yo no mando y eso duele aún más" Ignacio Goodman es el hombre que trae loca a Camila, lo conoció y una rara obsesión se apodero de ella, dice estar enamorada. Él un hombre, serio, ególatra, intimidante...