Capitulo - 20

2.7K 165 22
                                    


Me removí sobre la cama acolchada, aferrándome a la dura almohada que tenía a mi lado. Tenía mucho calor; me transmitía también un delicioso olor que podía transportar a cualquiera a algún lugar fantasioso en la tierra. Y entonces comprendí: pasé mi mano palpando y encontrándome con músculos abdominales. Mi cara seguro estaba roja en estos momentos.

— ¿Terminaste con tu exploración? Son algo duros, ¿No?

 lo escuche decir con voz ronca, como si también acabara de despertar. Tragué saliva.

— Yo... Si son duros — respondí en voz baja.

Abrí los ojos y ahí estaba Ignacio ¿podía ser más guapo? Su cabello revuelto, sus ojos cerrados y su boca en una especie de media sonrisa.

— ¿Cómoda? — pregunta con un gruñido — Digo, solo era sentarte a mi lado y ver la película, pero has terminado encima de mí como una garrapata

Si será tan estúpido. Veo la forma en la que estamos acostados y muero de vergüenza; menos mal no puede ver porque se estaría burlando de mí, como lo hace siempre. Él está quieto y algo tenso, pero yo tengo mi cabeza en el hueco de su cuello y mi brazo derecho alrededor de su torso. Lo peor es que mi pierna esta enredada entre las suyas.

— Estoy muy cómoda — le digo

Sacando mi lado malvado, me acomodo de forma que levanto su brazo libre para que rodee mi cintura y así poder acomodarme en su pecho, apretándolo más a mi cuerpo.

— ¿Q-Qué estás haciendo, Camila? Quítate de encima — titubea.

"Está nervioso", dice mi "Yo" interno y me gusta. ¿Entonces tengo que estar encima de él para que se note débil? Wow, gran descubrimiento y mi risa aparece: gran error mi querido chico ojos de miel, querido Ignacio Goodman; mostrarle tu debilidad a Camila Puello es darla al diablo.

— No me gusta tu silencio; algo tramas. Levántate, no quiero tirarte de la cama — manda con frialdad y no, esta vez no le haré caso.

¿Qué puede hacer? Su brazo está enyesado. Puede tener mucha más fuerza que yo, pero no puede hacer nada ya que, si hace un movimiento, caerá porque está casi a la orilla de la cama, aparte de que está ciego y no podrá detener su caída.

— ¡Carajo! levántate de encima — grita encolerizado, pero yo lo que hago es acomodarme más.

— No — le respondo y suspiro cerrando mis hermosos ojos.

— Niña tonta — susurra con mal humor y con voz de resignación.

— Lo que digas, amor

Trata de levantarse, pero no lo dejo; se ve tan lindo con rabia.

Sé que está molesto por todo lo que estoy haciendo, como si fuéramos una pareja de novios o esposos. Y claro porque le he dicho "Amor". Se acomoda debajo de mí y me jala con el brazo que tiene en mi cintura hacia arriba. Yo gimo abriendo mis ojos.

— No me vengas con lloriqueos después — me advierte y recuerdo que es la segunda vez que me lo dice — Ahora, te doy permiso de hacer lo que te dé la gana, conmigo — el "conmigo" lo susurra y siento una corriente en mi cuerpo.

¿Qué le hago?

Mis manos van a su rostro. Me doy cuenta de que aún mantiene sus ojos cerrados. La mano de Ignacio acaricia suavemente mi espalda, impulsándome a dar el siguiente paso. Las mariposas en mi estomago empiezan a revolotear como abejas al panal.

Me acerco poco a poco mirando, sus labios rosados y carnosos; pienso que son perfectos. Paso mi lengua por la cima, luego chupo y él abre la boca para mí, apretando de forma posesiva mi cintura. Nuestras lenguas chocan, dejando que Ignacio me chupe los míos de forma suave, porque mi corazón se acelera. Este beso no es como los demás; algo cambió y no sé qué ha sido.

Su lengua busca la mía de nuevo y rozan con suavidad, me subo un poco más a su cuerpo con cuidado, sin cortar el beso que me está llevando a todos los planetas existenciales. Su mano cae a mi trasero, por lo que brinco ante la sorpresa; trato de separarme, pero Ignacio no me deja ya que muerde mi labio sin llegar a lastimarme. Quita la mano de mi trasero y la sube a mi espalda de nuevo, con caricias que me hacen estremecer.

— Eres una niña, ¿Lo sabes? — susurra sobre mis labios.

— Si... — Respondo tragando saliva.

— Quisiera hacerte muchas cosas

Baja su mano y de nuevo la coloca sobre mi nalga sin moverla. Solo la deja ahí quieta, pero su mano es grande y la siento casi en toda esa parte de mi trasero

— Quiero moverla, pero...

— Hazlo — lo interrumpo apurada y necesitada de que lo haga. Quiero saber que se siente.

— No, Camila — me da un beso fugaz sin yo esperarlo — Hay tres cosas que lo impiden.

— ¿C- Cuáles? — pregunto temblando.

— Eres menor de edad. Por lo tanto, una niña para mí; segundo, es ilegal. Yo no quiero problemas; y tercero, estás enamorada de mí. Me lo has dicho la última vez. No puedo corresponderte...

— ¿Por qué? — le pregunto con un nudo en mi garganta, a punto de llorar.

— No puedo. Quizá cuando tengas dieciocho, cuando cumplas la mayoría de edad — dice sin ninguna expresión en su cara.

Trato de levantarme, queriendo irme lejos y llorar, pero no me deja.

— Entonces, ¿por qué me besas? — le pregunto con voz entrecortada.

— Porque quiero, porque aquí nadie nos ve. Porque aquí solo somos tu y yo. Nadie nos ve, entiende. Yo no sería capaz de salir contigo por la calle agarrados de manos, viendo la diferencia que nos apabulla

Ignacio abre los ojos y veo que son más oscuros de lo normal. Trato de ignorar lo que dijo, pero no puedo.

Me ha dolido.

Me dolió un montón, no me ve como nada. Le daría vergüenza que salgamos juntos, con una niña, como me dice siempre.

— S-Suéltame — le pido con voz distorsionada.

Mis lágrimas empiezan a salir de forma que no las puedo detener y él quita su mano de mi trasero para que yo pueda quedar libre.

— ¿C- caliento tu comida? — pregunto absorbiendo mi nariz y limpiando mis lágrimas, él arrugó su ceño.

— Si... — respondió

Me levante de su cama

— ¿Estás llorando? — preguntó sin pizca de importancia. Al menos eso decía su rostro serio, pero yo no le respondí; solo salí de la habitación.

Llegué a la cocina y lloré. ¿Puedo ser tan estúpida? No: soy tan solo una chica, llorando por el rechazo de su primer amor.


Camila es muy masoquista o ¿no? que opinan ustedes.

instagram: aylifer96

Mírame Con AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora