Camila
¿Por qué uno tiene que madrugar para ir a estudiar? Quisiera quedarme acostada todo el bendito día y estar sin hacer nada. Es parte de la vida Camila, me dice mi subconsciente. Y tiene razón; quien no estudia, no aprende y no tiene un buen trabajo.
Me levanto perezosamente de mi cama. Busco todo lo necesario: jabón, pasta dental, shampoo y acondicionador para ir a bañarme. Coloco música una vez entro al baño y empiezo mi concierto imaginario. Luego de aproximadamente veinticinco minutos salgo del baño. Vuelvo a mi cuarto, me cambio, me peino, luego me coloco mis zapatos y listo, bajo a desayunar.
— Buenos días, ma — beso a mi madre — Pa — beso a mi padre — Primito bello — le halo el cabello a Mateo, recibiendo un quejido de su parte. Yo me burlo y tomo asiento a su lado — Que dicha que la familia este reunida a estas horas de la mañana, los milagros que hace la vida — Sigo hablando con efusividad,
Hoy amanecí más feliz que nunca, y bueno, tiene nombre propio: Ignacio Goodman. Lo amo. Suspiro y todos en la mesa me quedan viendo, pero no presto atención
— Muero de hambre, siento que voy a morir si no ingiero algo ahora mismo — digo dramáticamente. Me sirvo un pan, dos arepas, el huevo revuelto y mi café.
— Hija, parece que llevaras una solitaria en el estómago. No comes, tu tragas — dice mi padre y todos se ríen ante el chiste.
— ¡Papá! — exclamo con la boca llena.
Me acabo de meter a la boca un trozo de pan, pero mi padre solo se hace el desentendido. Mi madre se ríe y mateo agarra su vaso con jugo para tomarlo, pero sonriente.
— Tu tía Claudia nos ha invitado a la fiesta de tu prima este sábado, y bueno, también a celebrar por el nuevo integrante de la familia. Puedes invitar a Ignacio, Camila — escucho a mamá decirnos emocionada, pero escapándosele un detalle que para Mateo no pasó desapercibido, ya que voltea a mirarme de una vez. Así que trago lo que tengo en la boca y bebo café.
— ¿Porque tendrías que invitar a Ignacio? — miro a mi madre reprochándole y ella solo me ve apenada
No me queda otra que mirar a mi primo a los ojos, los cuales me percato están hinchados y un poco enrojecidos, por lo que frunzo mi ceño en modo de pregunta y él se percata.
— Ah, y mateo puede invitar a esa chica que lo acompaño anoche hasta aquí. Los fueran visto: les gritó a los cuatro vientos que la amaba. La pobre se fue roja de la vergüenza al ver que yo estaba ahí — comenta la señora que me pario.
Entonces caigo en cuenta, abriendo mi bocota, sorprendida.
— ¿Cuál de las dos? Dime — le exijo inmediatamente a Mateo que me diga, sin quitarle la vista de encima.
— Oh, no. Yo te hice una pregunta primero, respóndela. ¿Por qué invitarías a Ignacio? — vuelve a preguntar tajante.
No me quiero ni imaginar. Me pone triste que alguna de mis dos amigas esté sufriendo en estos instantes porque Mateo se sinceró con ella y dijo que amaba a la otra, pero también me siento feliz al saber que esa otra hoy amaneció alegre al saber que su amor la ama. Ash, son sentimientos encontrados. Igual también me da gusto que Mateo siente cabeza y se haya enamorado al fin.
— Chicos, terminen de comer y después hablan — nos propone mi padre, que hasta entonces solo veía y escuchaba todo — Y amor debes ser un poco más prudente, no conocía que fueses así — regaña a mi madre, pero no los miro. Aunque mi papá tiene razón.
— Camila, apenas llegues a tu colegio te darás cuenta por ti misma — me dice, haciéndolo ver obvio. Y sé que es así.
— Pues... ¿Qué crees? Quiero que me digas tu — le reprocho.
— Está bien, pero con la condición de que tú me respondas o me digas que ocultas con Ignacio
Me cruzo de brazos, reflexionando para mí misma. Veo los pros y los contra, ganando los pros.
— Está bien
Mateo asiente y vuelve a la posición en la que estaba antes para terminar de desayunar, por lo que yo hago lo mismo.
Estoy tan asustada. No sé cómo será su reacción al decirle que Ignacio y yo somos novios. Mateo es como mi hermano mayor; mejor dicho, lo es. Con su carácter y todo, es buena persona. Le prometí no acercarme mucho a Ignacio, pero no fui capaz. Solo espero que me entienda. También espero que él haya tomado la mejor decisión; espero que sus sentimientos sean verdaderos, sea por Oriana o Juliana.
Pasan varios minutos en los que desayunamos en silencio, el primero que se levanta es papá, anunciando que se va a trabajar, por lo que se despide de todos. Luego mi madre se levanta una vez termina de desayunar, y va a la cocina.
— Bueno, yo me voy también — habla Mateo levantándose.
— Pero y nuestra...
— En la noche hablamos. Ya es tarde; debo ir al taller y tú al colegio — me interrumpe
Miro el reloj de la sala y le doy la razón; se me está haciendo tarde.
— Bien — digo desganada
Él sólo me pica el ojo y sonríe.
— Nos vemos en la noche — se despide, pero no sale de la casa si no que sube a su habitación, seguro a cepillarse los dientes.
Yo voy a la cocina junto con mi madre. Lavo la loza que ensucie en completo silencio. Subo a mi habitación de nuevo, me lavo los dientes, cojo todo lo necesario para irme a la escuela y grito para despedirme de mi madre.
Camino hacia la parada del bus. Una vez llego, espero unos minutos y aparece, por lo que me monto rápido para coger puesto. Una vez me siento saco mi celular y le marco a Ignacio. Luego de varios tonos, contesta:
— Hola preciosa, buenos días — dice al contestar y se me infla el corazón de amor al escucharlo.
— Hola amor, ¿Como sabias que era yo? — le pregunto curiosa. No había caído en cuenta antes de eso.
— Tienes una canción especial con eso distingo que eres tú mi amor
Sonrío, sintiéndome importante.
— Ah, ¿sí? Y... ¿puedo saber cuál es? — le pregunto con ansias de saber.
— No, no te diré, lo haré cuando vengas — me responde en forma pícara.
— ¿No puede ser ahora?
— No, mocosa. Ahora no.
— Okey — me resigno — te llamaba para desearte un hermoso día.
— Gracias, también te deseo un buen día preciosa, Te Amo
Mi sonrisa se ensancha demasiado, escuchárselo decir es un canto hermoso para mis oídos y una alegría para mi corazón.
— Yo Te Amo mucho más. Nos vemos en la tarde — le respondo.
— Te espero. Te mando muchos besos — me dice
A mí me encanta este Ignacio amoroso.
— Yo te mando muchísimos más
Lo escucho sonreír y yo me río también.
Damos por terminada la conversación y me siento la mujer más feliz. Ese hombre me tiene loca, loca de amor.
ESTÁS LEYENDO
Mírame Con Amor
Teen Fiction"En el corazón no se manda, en su corazón yo no mando y eso duele aún más" Ignacio Goodman es el hombre que trae loca a Camila, lo conoció y una rara obsesión se apodero de ella, dice estar enamorada. Él un hombre, serio, ególatra, intimidante...