Capitulo - 33

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Antes que nada, perdón por estar tan perdida, estar con un bloqueo no es muy chévere y para hacer algo mal mejor no lo hago, pero bueno aquí está el capitulo, espero les guste.

      
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Las clases restantes pasaron. Juliana y Oriana se ignoraron toda la mañana, y yo estaba entre la espada y la pared. Me la pasé sola en receso, pues ninguna de las dos se acercó a mi después de lo que pasó. Por un lado, la rubia no me contó más nada; la consolé varios minutos en el baño y después de eso no me determinó más.

 ¿Qué haces aquí? — pregunta

Yo me cruzo de brazos, mirándolo de forma enojada.

 Sal de ahí en este instante — le hablo demandante

Ahora mismo está debajo de un carro, arreglándole no sé qué cosa. No me pregunten qué, porque no lo sé. Veo como lentamente va saliendo hasta que se levanta. Se limpia las manos con un trapo, ya que las tiene llenas de grasa, y luego llega hasta mí.

 Se puede saber qué haces aquí.

 Si, puedes saber, ¡Claro que sí! — le grito lo último y dos de sus compañeros en el taller nos miran de forma extraña.

 Camila... — me advierte

 ¡Mis amigas se han peleado por tu culpa!

Mateo empuña sus manos y su rostro se convierte en una piedra. Creo que me estoy arrepintiendo de haber venido.

 ¿Y qué mierda quieres que haga? — pregunta apretando su quijada

 ¡Que lo arregles, no es justo que pierda a mis amigas por tu culpa! — exclamo muy alterada

 Bien — me responde como si nada

 ¿Solo vas a decir eso? — le pregunto ante su respuesta insulsa.

 Mira Camila: comprendo que son tus amigas y lo arreglaré. Ahora deja de estorbar que estoy trabajando

Pienso si creerle o no, aunque no me queda de otra.

 Está bien, pero no hagas sufrir a ninguna de las dos, porque te las verás conmigo

Lo amenazo, pero veo como sonríe y me da un beso en la frente.

 No lo haré

Asiento confiando en él, y me doy vuelta para salir del taller. Espero que ese trío amoroso no me traiga más problemas.

Camino hasta mi casa, trayendo a mi mente a Ignacio. Falta poco para volver a verlo después de lo ocurrido. No sé si lo encuentre enojado conmigo, o simplemente pasará por alto lo que paso.

Busco las llaves de la casa en mi bolso. Las saco y abro la puerta, tiro mi morral en el sofá que está en la sala. Estoy muerta de hambre, como de costumbre. Mi madre está en la cocina; la saludo con un beso en la mejilla y me siento en el taburete.

 Dime que no es sopa — le ruego

Ella se hecha a reír.

 No, no lo es — me responde y me alivio — Camila, he llamado a tu escuela; tu maestra de ética me ha dicho que el proyecto solo era por dos semanas. ¿Qué has estado haciendo las semanas restantes?

Trago saliva; mamá me ha descubierto, Estoy muerta, ya estoy castigada de por vida y con esto seré Rapunzel en la torre.

 Mamá, he estado en casa de Ignacio Goodman, cuidándolo por las tardes — suelto de una vez sin pensarlo.

Mírame Con AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora