Capitulo - 14

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Salí hecha una María Magdalena de la clínica, pero algo aliviada porque lo volveré a ver. La reina del masoquismo, me llaman. Ya estaba calmada; mis lágrimas y corazón destrozado habían mermado.

Definitivamente estaba loca, pero no pude contenerme; aceptaré lo que me dé Ignacio. Sé que es una total locura, porque a pesar de todo no sé qué haré en su departamento el lunes. No sé absolutamente nada de cuidados y él dijo que seré su enfermera elegida, algo que hasta ahora no entiendo.

Pero eso no es lo que me preocupa, o bueno sí; estoy algo asustada, más porque debo pedirle la dirección a Mateo y sé que es algo mortal para mí, ya que mi primo es quien me ha insistido en alejarme de Ignacio. Le prometí hacerlo, pero eso es pedir que los Power Rangers pierdan.

Llegué a casa después de unos veinticinco minutos en el taxi. Luego del sermón de mi ahora amiga Oriana, sus palabras literales fueron: "Estas tonta, te romperá el corazón" , "Nada más mira cómo te trato" y "No vengas a llorar después, te lo advertí" .

Al parecer, Mateo y Oriana piensan igual. Solo espero no estar equivocándome y no terminar con muchas espinas en el corazón.

— Papá, ¿Dónde está mi querida madre? — le pregunté

No la había visto desde que llegue a casa. Muy poco salía o lo hacía cuando se pegaba sus escapadas con mi querido padre y no me llevaban. ¿Qué clase de padres hacen eso?

Ya no eres una niña

Dice la voz en mi cabeza. Y qué importa: me tienen que llevar.

¿Y qué si quieren echar un polvo, lejos de ti?

Bueno, pensándolo bien, que sigan saliendo solos. Me río de mis ocurrencias; creo que si me hace falta un tornillo.

— Está donde tu tía Claudia, tu prima ha dado a luz

Mi prima es una de las tantas adolescentes que en un descuido salió embarazada a temprana edad, tiene tan solo dieciséis años.

— Como que ha dado a luz papá, ¿acaso es un vampiro brillante?

El señor que me engendro rueda los ojos negando y mira el televisor. Estamos en el sofá, viendo una película policial que no sé cómo se llama. Está muy aburrida

— ¿A quién se parecerá el bebé?, ojalá sea a ella, porque ese chico que soltó sus espermatozoides dentro de ella es muy feo — digo pensando en la probabilidad.

— ¡Camila, tú y tu lengua! — me reprende

— Pero es la verdad.

— Todos los bebes son hermosos. Ahora, ves a ver si Peppa Pig puso cerditos.

— Pero cuando crecen se ponen feos algunos. Y se supone que Peppa Pig es una niña. No puede tener cerdos — le respondo

— Sólo déjame ver la película. Hablas más que una cotorra

Me hago la indignada y el solo me mira.

— Te amo, papi — le digo riéndome, abrazándolo.

— Y yo a ti — me responde besando mi cabello — Ahora sí, ves a ver si la puerca puso.

Me hecho a reír, me parezco tanto a mi padre que parece me hubiese negado. Subo a mi habitación, veo mi celular, reviso mis redes sociales: aparte de un mensaje de Juliana no hay más nada. Qué tristeza; no existo en redes.

Me pongo a hacer aseo en mi cuarto; la verdad parece cuarto de vagabundo. Qué desorden. Escucho música a todo volumen, me pongo a bailar y cantar como loca, tomando de micrófono la escoba o el cepillo de cabello. Escucho que me llaman y abro la puerta. Estoy sudada y muy espelucada.

— Que susto — dice Mateo al verme salir así y yo ruedo los ojos — Mm, necesito un favor — habla algo desesperado y yo entre cierro mis ojos.

— Si es plata, no tengo — le aviso y él niega.

— M-Me puedes dar el número de juliana.

— ¿Que? — lo dijo tan rápido que no le entendí. Veo como traga saliva y suspira.

— Que si me puedes dar el número de juliana

Me sorprendo ante la petición.

— ¿Y para qué? tengo entendido que la detestas

Lo miro, haciéndole entender que recuerdo perfectamente el día que rompió la carta que ella le mandó, y también el día que íbamos para el antro, que no la dejaba salir. Recuerdo y se me viene el accidente con Ignacio a la mente por lo que...

— Te lo doy con una condición — propongo

Me mira, no gustándole la idea, hasta que cede.

— Está bien — responde entre dientes

— Dame la dirección de Ignacio — suelto con el corazón palpitando

— ¡Estás loca, obvio no! — me mira alterado — Camila, no entiendes el aléjate de él.

— No, no lo entiendo — le digo con rabia. Sabía que no me la iba a dar — Y no te daré el número de mi mejor amiga — sentencio, tratando de cerrar la puerta de mi habitación, pero él no dejo.

—  Agh, bien la tendrás — me dice y yo sonrío — Espero y sepas lo que estás haciendo — lo abrazo emocionada y él a mí.

— Cada día tus músculos están más duros — siento como se ríe, pocas veces lo hace.

— Horas en el gimnasio — me responde, apartándose de mí.

¿Se sentirán los de Ignacio de esa manera?

— Camila, el número

Salgo de mis pensamientos al escucharlo. Me lo sé de memoria, así que se lo doy. Estos dos se traen algo, pero no le pregunto a Mateo porque sé que no me dirá nada, pero Juliana me va a tener que contar. Él hace lo mismo con la dirección del apartamento de Ignacio Goodman: me la da y yo la apunto

— Por favor, no cantes más en inglés. Haz un favor a mis oídos y a la humanidad.

— Pero si canto como los ángeles.

— Como cotorra será — me dice y le saco la lengua.

Que afán de llamarme cotorra; primero mi padre y ahora mi primo

— Hasta mañana

— Buenas noches

Vuelvo a entrar a mi habitación. Miro el papelito con la dirección y me doy cuenta de que el hombre que tanto me intimida vive al norte, en uno de los sectores más altos a nivel estatus.

¿Qué me pondrá a hacer?

Creo que iré a la boca del lobo y no tendré boleto de regreso.

Termino de hacer lo que empecé, me ducho y me duermo con el único pensamiento.

Ignacio Goodman


Mil gracias por el apoyo, cuenta en instagram: aylifer96

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