Capitulo - 39

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¿Había escuchado mal? Quería creer que sí, pero no. Ignacio lo ha dicho muy claro: mis padres ya lo saben, y no sé cómo reaccionar ante eso.

No me muevo de mi sitio, Mi corazón va tan de prisa que me asusta, mis manos están sudando de los nervios.

Mi mamá no dice nada, solo me dedica una mirada de apoyo y mi papá parece alegre con la noticia. ¿De qué me estoy perdiendo? ¿Cuándo les dijo Ignacio que somos novios? ¿En qué momento? No me pregunten, porque no sé.

 Siéntate, Camila, y te explicamos — me dice mi madre, pero no le hago caso.

Estoy enojada con Ignacio; se supone que yo se los diría. Yo era la que tenía que hablar con ellos primero sobre el tema, él no tuvo por qué hacerlo. No respetó mi pensar, pero, sobre todo, no respetó la promesa que me hizo hoy. El decirles a mis padres no estaba en mis planes aún; es muy temprano para que ellos lo sepan. Apenas estamos comenzando la relación, apenas vamos a construir algo juntos. Primero se deben pasar algunas cosas para formalizar, pero no; él vino y lo dijo.

 ¿Qué tienes que decirme, eh?

Ahora si esta serio porque sabe que estoy molesta. Mi voz lo dice todo.

 Hija, lo sabíamos desde antes. Ignacio quiso ser un gran hombre de valores; él nos había comentado de su decisión, pero antes vino a hablar con nosotros como todo un caballero. Pensó que nos opondríamos por ser mayor que tú. Yo al principio no estuve muy de acuerdo, pero, ¿Quién soy yo para negarte tu felicidad?

No sé si llorar por lo que me ha dicho mi madre, o seguir enojada con Ignacio por venir a decirles las cosas.

 Hija, Ignacio hizo lo correcto: decirnos la decisión que había tomado con respecto a ti. No todos lo hacen; más bien, se aprovechan de la situación. Pero él vino a dar la cara enseguida — comenta mi padre.

 Es que no entiendo... ¿Como saben? No entiendo apenas...

 Si me disculpan, me gustaría hablar con Camila a solas — me interrumpe Ignacio, dirigiéndose a mis padres.

 Si, claro — contesta mi padre levantándose del sofá, seguido de mi madre, yéndose los dos a la cocina.

Pensé que harían escándalo al enterarse de lo mío con Ignacio, pero no; al parecer lo aprueban. No es la actitud que esperaba de ellos al saber que tengo novio, y mucho mayor que yo. Ja. ¿Y me preguntan a mí a quien salí tan rara? pues qué creen, de tal palo tal astilla.

Pienso y pienso, pero al final cedo, dirigiéndome hasta donde está sentado mi chico ojos miel; tanto así que me siento en el reposabrazos del sofá individual en el que está sentado, sin decir palabra alguna.

 ¿Enojada? — me pregunta apenas me acomodo. Su postura es seria y algo amable.

 Un poco — le respondo cortante

 Camila: antes que nada, están mis principios, tanto tus padres como tu primo me han dado la confianza y no quiero que eso se pierda por la relación que acabamos de empezar. Tu padre un día vino y habló conmigo, dejándome saber el brillo en tus ojos al mirarme como te lo dijo anteriormente. Yo en ese momento le dije que no se preocupara, que no era capaz de meterme contigo porque eras una niña. Le dije que no me interesabas, entonces lo tomó con calma y me dejó saber que mi respuesta lo tranquilizo. ¿Pero qué crees? — pregunta y yo me incomodo — Tú empezaste con tus accidentes inventados, con tus locas cosas que al final me empezaron a gustar. Ya te lo dije: te fuiste metiendo en mí, pero no lo quería ver. Entonces empezaron mis tratos toscos, en parte porque no sabía como lidiar con eso, ya te lo dije antes.

Mírame Con AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora