¡No lo puedo creer! Junté mis labios con los suyos. Mi corazón en estos instantes va a mil por hora, y las mariposas en mi estomago están verdaderamente locas.
Sus labios no se mueven y los míos tampoco. Tengo mis ojos cerrados; no sé si él también, pero lo que si estoy completamente segura es que lo tomé por sorpresa. Veo como después de unos pocos minutos se separa de mí y siento un vacío indescriptible: a pesar de tenerlo cerca y haber tocado sus labios, él está totalmente lejos de mí y mis sentimientos.
Abro los ojos tímidamente y me topo con los de Ignacio, mirándome de la misma manera que siempre lo hace o quizás mucho peor. Tuerce los labios en forma de sonrisa y la acción me deja perpleja; me ha dedicado una sonrisa.
— Mueve los labios — dice con su voz más ronca de lo inusual. Toma mi cintura y me tira hacia él para besarme de forma brusca.
Le hago caso: muevo mis labios y rodeo su cuello pegándome más a su cuerpo. Mi deseo por él crece a cada roce: éste está siendo mi primer beso, es mucho mejor de lo que imagine. Sus labios son suaves y carnosos; son mejor que la comida. Estoy en la galaxia, el cielo, las estrellas, en lo infinito. Mis labios se mueven al ritmo de él: pasa delicadamente sus dientes sobre mi labio inferior y luego lo chupa. Siento que mi cuerpo va a convulsionar ante esa acción. Mi cuerpo empieza a sentirse extraño y no porque sienta que está mal, sino porque me gusta. Creo que es eso que llaman excitación y quema, quema mucho.
Agarra mi cabello y tira de él hacia atrás, por lo que mi cabeza hace la misma acción. Me sigue besando y yo lo saboreo más, no puedo creer que esto esté pasando; no puedo creer que me esté besando. Minutos atrás estaba enojada con Ignacio por lo de la tal Vanessa, y es cuando me doy cuenta de que no debo besarlo. Él me había desilusionado hace horas.
Trato de alejarme de su invasión, pero no me deja. Me dice que me quede quieta y lo hago. Mis labios ya deben estar realmente hinchados, mi respiración esta agitada. Me da un beso corto, suavemente bajando el ritmo, y va hasta la comisura derecha de mis labios, dando otro beso corto. Siento cosquillas sobre mi piel. Lleva sus labios hasta mi mandíbula, dando otro pequeño beso, y me asusto cuando baja hasta mi cuello oliendo, cosa que me hace erizar la piel. Da otro beso, pero demora en ese lugar hasta que deja de hacerlo. Afloja su agarre de mi pelo, lo suelta y se despega de mí. Abro los ojos y tengo su rostro muy cerca del mío: él esta agitado, lo veo tragar saliva y se acomoda en su asiento con elegancia.
— Para ser una niñita, no besas tan mal — habló arrogantemente con voz dura — Aunque deberías practicar más con los niños de tu edad. He tenido mejores, créeme, y más ardientes. Sin nada de dulce — terminó por decir, mirando hacia al frente
Creo que mi corazón a dejado de latir: las palabras que han salido de su boca me han dolido. En pocas palabras, me ha dicho que beso mal y que no ha sido su mejor beso. No puedo creer que para mí haya sido perfecto, mejor de lo que pude imaginar, y para él un simple beso insípido y cargado de dulce. Pero cómo no lo va a ser, si fue con amor, cosa que él no siente por mí. Un nudo se forma en mi garganta y una lágrima rebelde rueda en mi mejilla, pero la quito rápidamente.
Me acomodo en mi sitio, sin decir nada, lejos de él. Me percato que su chofer lo ha presenciado todo, pero hace caso omiso, pues está ignorando todo lo que ha pasado. Yo no sé cómo sentirme al respecto, aunque si algo avergonzada. Recuesto mi cabeza a la ventana, sintiéndome muy mal; es difícil querer algo con tantas ganas y que al final no se dé como esperabas. Quizá hacerle caso a Oriana no resultó tan buena idea; aunque yo sí lo disfruté, no se siente bien cuando la otra persona no te corresponde de igual forma. Por un momento pensé que sí, pero no. Solo fue imaginación.
En el auto ahora mismo el ambiente era tenso y silencioso; tengo mi corazón achicopalado. Y diganme boba por eso: dirán no son nada, no lo conoce bien, es apenas una ilusión. Yo también quiero pensarlo pero no es así, estoy loca por él, sí; loca por un amor que no se va a dar nunca, ya que para él solo soy una niña.
Visualizo a lo lejos mi casa. No me había percatado que ya estábamos en el barrio donde vivía y ya cerca a mi casa. Me alivié, pues ahora mismo solo quiero llegar a mi habitación y dormir para no pensar en nada con respecto a Ignacio Goodman.
— Olvida lo que pasó. No soy tu tipo de hombre.
Quise gritarle que entonces cuál era mi tipo de hombre, pero me contuve. Quizá tenía razón y no lo era, pero que le dijera eso a mi corazón y mi mente: esos eran los que no entendían. Estúpidos sentimientos, ¿Por qué tenían que depender de otros?
Sentí el auto detenerse frente a mi hogar. Abrí la puerta y salí corriendo de ahí, sin darle las gracias por haberme traído; simplemente sin decir nada. Toqué el timbre, queriendo que me abran lo más rápido posible, y así fue: mi madre apareció tras la puerta. Apenas la veo, la abrazo fuerte; escucho como cierra la puerta tras de mí y me lleva hasta el sofá. Sé que estoy siendo dramática, pero joder, mi primer beso, el que tanto deseé, no terminó como esperaba. Después de haber subido al cien, vino él y con unas cuantas palabras me bajo al cero.
— Hija, ¿Te encuentras bien? — preguntó mi madre algo preocupada. Me separé de ella, colocando mi mejor cara y sonreí.
— Si mamá, todo bien — le respondí
— Pero tu rostro hace segundos no decía lo mismo. — habló de nuevo, no creyendo en mis palabras — ¿Qué te hicieron en esa empresa? ¿Te han explotado laboralmente?
— Ay, mamá, que cosas dices. Solo te quería abrazar — me dirigí hacia las escaleras para subir a mi habitación, no quería que indagara más.
— ¿Ya almorzaste?
Volteé hacia ella, diciéndole que sí.
— Mami, ¿Qué hacía Ignacio aquí esta mañana tan temprano? — curioseé.
Si, soy masoquista lo sé.
— Ah sí, anoche tu primo y él estaban revisando cuestiones del taller, la contabilidad para ser más exacta. Pero no terminaron si no hasta tarde, así que le dije que se quedara en el cuarto de invitados. No había traído a su chofer y era de madrugada. ¿Porque la pregunta? — indagó
— B- Bueno porque... Lo vi esta mañana antes de salir — respondí nerviosa — voy... a mi cuarto
Subí corriendo, apenas vi mi hermosa cama me acosté.
¿Ignacio Goodman, por qué no te gusto mi beso?
Me pregunté conautoestima baja.
Gracias a todos los que me están apoyando, bendiciones. cuenta instagram: aylifer96
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Mírame Con Amor
Teen Fiction"En el corazón no se manda, en su corazón yo no mando y eso duele aún más" Ignacio Goodman es el hombre que trae loca a Camila, lo conoció y una rara obsesión se apodero de ella, dice estar enamorada. Él un hombre, serio, ególatra, intimidante...