Capitulo - 28

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Hola, me cogió la tarde, Iré subiendo los capítulos cada 5 horas.

(Maratón 1/3)

Aquí estoy, en su apartamento, en su sala y en su sofá. Lo mejor de todo es que me está abrazando su brazo musculoso. Aprieta mi cintura de forma posesiva, y no me asusta; al contrario, me hace sentir segura y olvidarme de todo lo que me rodea.

A decir verdad, no sé por dónde va la película que estamos viendo en estos momentos, aunque me la sé de principio a fin. No es romántica para nada, es nada más ni nada menos que Harry Potter y el misterio del príncipe. Cabe aclarar que a Ignacio no le hizo ninguna gracia, pero a mí me encanta y no puede hacer nada; son mis gustos.

 ¿Segura que tus padres no se enojan porque dormirás fuera de casa? — me pregunta Ignacio. Su voz sale ronca, lo que quiere decir que no está escuchando nada de la película, si no que se está durmiendo.

 No. Dije que me iba a quedar en casa de Oriana — le respondo.

Llamé a mi madre cuando Ignacio me propuso quedarme con él. La casa de Oriana fue la que se me vino a la mente enseguida, pues mis padres no saben dónde vive, ya que ella apenas se ha hecho mi amiga; en cambio, si decía que me iba a quedar donde Juliana, seguro y mi primo me iba a buscar al día siguiente. Por lo tanto, les mentí a mis padres. Me siento algo mal, pero bueno la tentación me ganó

 Y no te estés durmiendo, presta atención a la película — digo enojada. O sea, es mi película favorita.

 Camila, Harry Potter es la película más aburrida que hay, además de que nunca me la he visto y supongo que la tengo que ver para entenderla. Como ahora no puedo, no tiene caso.

 Muggle — susurro y me levanto del sofá para quitarla. ¿A qué clase de humano no le gusta Harry Potter? — Si quieres te puedo leer los libros.

 ¿Los tienes? — me pregunta.

 No, pero para eso existe el Internet y el PDF. Es la vida del pobre.

La verdad fue la única saga que me leí en mi vida. Juliana dijo que el libro era bueno, que me lo leyera y lo hice. La verdad no se equivocó; me los leí todos.

 Puedo conseguírtelos

Abro los ojos y volteo a mirarlo.

 ¿Enserio? — pregunto — ¿Lo harías?

 Claro, pero te costaran muchos besos

Mi corazón late. Ignacio está teniendo un cambio de humor muy bueno hacia mi persona. No sé qué cambió en él, pero me agrada. No le respondo; termino de quitar la película y me dirijo hacia él. Tanta es la emoción que me senté en sus piernas, repartiéndole muchos besos por su rostro y boca, viéndole un atisbo de sonrisa.

 Te daré los que quieras — le dije al oído

Me acomodo en su pecho y él me abraza, tanto que me golpea con el yeso de su brazo en mi costilla, por lo que me quejo

 ¡Ouch!

 Lo siento — dice preocupado y su rostro se tornó serio.

Oh no, problemas.

 No pasa nada — digo aguantándome un poco el dolor.

Obvio me dolió, pero no quiero que vuelva su humor negro.

 Camila, no me gustan las mentiras. Sé que te pegué. Son las consecuencias de quedar ciego; viene con torpeza incluida — dice en tono amargo.

 No amor, si dolió, pero ya se fue el dolor — le dije, buscando su boca para besarlo.

Uní mis labios a los de él; aunque puso resistencia unos segundos al principio, pero luego me correspondió. Abracé su cuello y él, esta vez con cuidado, abrazó mi cadera. Seguro ese lado de mi costilla quedo con algún moretón.

Describir un beso de este hombre, ahora mismo es imposible; me aturde, me eleva. Sentirlo es borrar todo de mi mente, de mi alrededor. Mis labios dibujan en los suyos todo lo que siento por él. Me muerde mi labio inferior y yo también lo hago suavemente. Me remuevo sobre él y gime; no ha sido buena decisión hacer ese movimiento, ya que mi parte íntima quedo incrustada en la suya. Trato de quitarme, pero Ignacio no me deja; sigue besándome y me aprieta más a él. Es cuando me doy cuenta de que siento su miembro erecto. Me asusto: mi cuerpo está reaccionando, creo que se llama excitación.

 Debemos parar — susurra con voz ronca

Yo no le presto atención y lo beso de nuevo. Mi cuerpo me está traicionando

 Camila — me llama en tono suave — Tomemos buenas decisiones. No es el momento. Quiero que te levantes y salgas de encima mío.

 Pero...

 Pero nada, hazlo — me interrumpe

Me levanto inmediatamente de sus piernas. Mi cuerpo no está bien; estoy temblando y mi zona íntima palpita.

¡Por Dios! Le digo a mi razón, ¿Pretendía llegar a más? ¿Qué te pasa Camila?, me pregunto a mí misma.

Me siento al lado de mi chico ojos miel. Lo miro: Ignacio está con los ojos y sus manos hechas puños, su mandíbula apretada, se ve como si se estuviera conteniendo por algo.

 ¿Hice algo mal? — le pregunto preocupada, luego de unos segundos aun con mi cuerpo temblando.

Ignacio niega con la cabeza, contestándome en silencio. La tensión arremete fuerte y todo se queda en silencio. Y lo peor de todo es que siento humedad en mi zona íntima.

Me levanto de donde estoy y empiezo a mirar a todos.

 ¿Dante es tu hermano?

Ignacio se recompone y frunce el ceño.

 Sí. Ya lo sabes. No entiendo tu pregunta — responde serio.

Dante me dijo que no le tocara el tema, pero la curiosidad es mi tercer nombre; claro, después de masoquismo. Hasta ahora no hay más que rostro de seriedad en él.

 Pues te conozco poco, quisiera conocerte y me da curiosidad, porque pensé que solo tenías a Charlotte — dije sincera, ubicándome de nuevo a su lado. Ya toda sensación de placer y excitación se estaba yendo

 Conocerme — dice en voz baja — Pensé que ya lo hacías o no eres de esas niñas que investigan todo de su crush...

 No, como se te ocurre, obsesionada y psicópata tampoco

Él se hecha a reír.

 Exagerada — niega

Lo abrazo, se calmaron las aguas, la tensión se ha ido por completo

 Dante fue fruto de una de las tantas mujeres que tuvo mi padre. Mauricio... digo, Charlotte — dice el nombre en tono amargo — y yo nos enteramos de él hace tres años. No lo buscamos; él vino a nosotros. 


Mil gracias por el apoyo, les quiero.

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