¿Les gusta la nueva portada?— A mi me encanta, esa es la portada oficial
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— Mamá, ¿Soy linda? — le pregunto. Necesito subirme el ánimo.
— Mi amor, eres fea porque te pareces a tu papá — responde con burla.
— ¡Mamá! — exclamo — ¿Qué clase de madre le dice eso a su hija? — entre cierro los ojos.
— Eres hermosa hija — me dice y yo sonrió — ahora almuerza — se sienta a mi lado.
En el medio día solo almorzamos las dos juntas, ya que mi padre y Mateo están trabajando. Mi papá trabaja como asesor de ventas en una empresa de autos, y Mateo administra el taller.
Comemos entre risas y anécdotas de mi madre. Me cuenta como les fue el día que salieron por el aniversario, claro sin detalles. Luego de eso me vuelvo a duchar; me cambio y hago todo lo necesario para salir. Me despido de la mujer que me parió, para luego ir a la parada del bus.
Pienso en todas estas semanas y suspiro, ¿Qué estoy haciendo? No lo sé. Luego de varios minutos y luego de tomar el bus, llego. Hago lo mismo de todos los días: saludo al portero y subo el ascensor hasta llegar al último piso, que es donde vive Ignacio. Saco la copia de la llave que me ha dado Juana y abro la puerta. Me quedo en shock al ver lo que hay en el sofá.
Ignacio y la tal Vanesa besándose. Siento como cruje mi corazón y toda indiferencia esta semana irse a la basura, un carraspeo sale de mí y los veo separarse.
— ¿Tú quién eres? — habla con rabia la muy estúpida cuando me ve — No ves que estamos ocupados, lárgate
La ira se apodera de mí. Trato de controlarme, pero no puedo.
— Porque no te largas tú — le respondo — Perra, fácil — la insulto, no me voy a dejar de esa víbora.
— ¿Pero quién te crees para hablarme así? — se hace la indignada.
— Lárgate de aquí — la echo. Abro la puerta y señalo la salida.
— ¡Ignacio di algo! — grita con su voz chillona.
Él solo se recuesta en el sofá y cierra los ojos.
— Ya escuchaste, lárgate
Sonrío al ver que me da el lado a mí. Voltea a recoger sus cosas, pasa sobre mi casi empujándome y cierro la puerta apenas pone un pie fuera.
— Eres una niña muy mal hablada — lo escucho decir burlón.
— ¡Estúpido! — grito y veo como su mandíbula se tensa.
— ¿Ahora soy estúpido?
— ¡Si!
— ¿Porque me besé con alguien que no eres tú? — pregunta con sonrisa ladeada.
— ¡Eres un cínico! — le sigo gritando y quiero llorar — Me has besado y lo seguías haciendo con ella.
— No somos nada, fueron besos nada más
Cruje mi corazón; no significaron nada para él, y yo de estúpida sintiendo todos sus besos de forma diferente.
— Se acabó. No te cuidaré más — digo con rabia
— No te pedí que lo hicieras. Tú te has quedado. Ni siquiera he hecho algún esfuerzo para que te quedes. Tus sentimientos deciden por ti, ¿no?
Mis lágrimas aparecen. No le respondo absolutamente nada. Él tiene toda la razón; yo misma, en mi ser masoquista, me he quedado. Y todo por la esperanza de hacerlo enamorarse de mí.
— ¿Por qué haces esto? — pregunto con voz entrecortada
Él sabe que me gusta, pero me hace sufrir.
— Yo no hago nada, Camila. Tú, con tus sentimientos estúpidos, con tus ilusiones de princesa de cuento, te has creado algo que no es cierto. El que te bese no quiere decir que me gustes; que te bese no quiere decir que quiero una relación contigo. Pensé que estas semanas lo habías olvidado, has estado ignorándome
Dagas, flechazos. Más lágrimas salen de mí.
— Si, lo hice, pero no sirvió de nada. Además, H-Has dicho que cuando cumpla la mayoría de edad...
- Lo pensaría, pero no quiere decir que tengamos algo. Igual, tendríamos que esperar dos años para saberlo.
— Los esperaré — susurro
— En dos años pueden pasar muchas cosas. ¿Cargarías con un ciego de por vida? — me pregunta con una mueca en su cara.
— Te vas a operar, podrás ver dentro de poco — respondo
Él se ríe.
— La operación no es cien por ciento segura. Me has hecho un inútil; me pudre estar encerrado, maldita sea. Y esto es tu culpa.
— Y-yo... Lo siento — me acerco a él hasta sentarme a su lado.
Su vista está perdida, y su mandíbula más tensa de lo normal.
— Querías que fuera tuyo, ¿no? — yo niego, sin caer en cuenta que no puede verme — Por eso te traje aquí, por eso quise que vinieras. Pero no; quieres una relación. Estás enamorada de mí y lo tiraste a la basura, enseguida.
— ¿Querías mis besos, solamente?
Él voltea hacia donde estoy. Su rostro se ve muy serio. Soy tan blanda; lo quiero besar, pero recuerdo que estaba besando a la boba esa y lo dejo de ver.
— No podría querer otra cosa, cuando solo eres una niña
Un sollozo sale de mí.
— ¿Esperarás por mí? — me limpio las gotas de mis ojos con el torso de mi mano.
— Tal vez — responde sin decir más nada y algo dentro de mí crece.
— Salgamos al parque — me recompongo y digo emocionada.
— Se supone que debías irte y no volver — su ceño se frunce.
Nadie dijo que me daría por vencida — le digo y él vuelve a su actitud demandante.
— Eres muy testaruda o muy tonta — dice negando y yo suspiro.
— Creo que masoquismo es mi segundo nombre — me río y él lo hace también.
Le traigo todo lo necesario para ir al parque. Quiero conocer más de Ignacio y pienso que esta es la oportunidad para hacerlo, aunque sea algo difícil para mí sacarle algo de su intimidad.
Lo repito jaja ella es masoquista, yo ya lo hubiese dejado viendo un chispero pero bueno... la culpa no la deja.
instagram: aylifer96
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Mírame Con Amor
Teen Fiction"En el corazón no se manda, en su corazón yo no mando y eso duele aún más" Ignacio Goodman es el hombre que trae loca a Camila, lo conoció y una rara obsesión se apodero de ella, dice estar enamorada. Él un hombre, serio, ególatra, intimidante...