El dolor de cabeza no me dejaba dormir, mordí mi labio inferior al recordar la conversacion de hace unas hora, no quería ir a un sitio en donde podrían matarnos. Zack es inteligente pero estoy en duda si lo que haremos sea correcto. Un escalofrio recorrió mi espalda, fruncí el ceño al recordar el entrenamiento de Liam, fue extraño y patético.
Me senté sobre mi cama frustrada al no poder dormir, pasé ambas manos por mi rostro suspirando. Quería cerrar los ojos, caer en un sueño profundo pero algo dentro de mí tenía miedo de hacerlo. Observé la habitación, mi vista viajó a los cajones del tocador. Mordí mi labio inferior y mi curiosidad apareció.
Me levanté sintiendo la fría madera en pies descalzos, la madera bajo estos crujía. Me incliné al primer cajon y lo abrí entre suspiros. Nada.
Abrí el segundo encontrándome con una pequeña caja de cristal, la tomé. Era pequeña, cabía en mi mano. Pasé mis dedos por los pequeños bordes dorados sobre la tapa, era muy linda. Mi vista viajó hacia la puerta inconscientemente antes de abrirla.
Dentro se encontraba una pequeña pulsera de oro con adornos brillantes, abrí mis ojos al verla, era hermosa. Cerré la caja de golpe, y la deje en su puesto. No sé de quién era y qué hacía en mi habitación, pero no era de mi incunvencia y no me gustaba meterme en problemas o usar cosas ajenas.
Caminé hasta el balcon y cerré los ojos estando afuera para sentir mejor la brisa, al abrirlos me encontre con la luna acompañada de algunas nubes y estrellas a su alrededor. Abracé mis brazos ignorando en vano el frío de Diciembre. Bajé la mirada divisando pequeños pasos en la nieve, los seguí con la mirada encontrandome con alguien que conocí al instante.
Dominic.
Se encontraba mirando el suelo, su mirada perdida y algo pequeño colgando de sus manos. Entrecerró los ojos para ver mejor qué era pero no alcancé a verlo por completo ya que el se sentó sobre la nieve guardando el objeto en su bolsillo. Miré el reloj en la mesita de noche junto a mi cama, este marcaba las doce en punto. Me pregunté qué hace sentado allí tan tarde.
Pasó ambas manos sobre su rostro, noté en su pecho que respiraba entrecortado, estaba llorando. Un nudo se formo en mi estomago al verlo de esa forma, siempre me acostumbré al chico indiferente de siempre. Sentí pena por él, lo juzgué sin conocerlo.
Pensé en bajar, pensé.
Sabía que me trataría mal de todas formas, pero quería saber el porqué. Suspiré y sin pensarlo recorrí mi habitación hasta llegar a la puerta, me quede viendo la perilla por unos segundos antes de abrirla. Todas las luces estaban apagadas excepto una, siempre dejaban la luz de la cocina encendida. Antes de salir de la casa lo pensé dos veces, pero igual abrí la puerta.
Al salir me maldije mentalmente por no traer una chaqueta, la brisa fría chocaba en mi rostro dandome escalofrios. Lo divisé a lo lejos sentado con ambas piernas cruzadas, iba completamente de negro, un contraste algo perturbador con la nieve blanca bajo él. Me acerqué lentamente abrazando mi cuerpo, él sabía que yo estaba allí pero no volteó a verme.
- No creo que sea bueno estar afuera a estas horas.- Su voz ronca me sobresaltó.- Y menos espiar a alguien por el balcón.
Sus ojos negros me miraron fijamente, sentí la sangre en mis mejillas, bajé la cabeza y me senté de piernas cruzadas a unos pasos de él.
- No podía dormir.- Agradecí que no salieran balbuceos. Levanté la mirada.
Él solo asintió y volvió su cabeza al bosque que se encontraba frente a nosotros, suspiró. Su mirada no era la de un chico indiferente, había algo más, pero no supe descifrar como se sentía. El brillo de la luna hacía que si cabello negro brillara, a pesar de tener la piel tan blanca en sus labios resaltaba un color rosa. Y sus pomulos marcados adornaban su rostro.
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CELESTINE
VampireAhora todo depende de seis, chicos seis elementos. Cada uno con el mismo y trágico destino, acabar con la muerte de miles por la codicia de uno. #144 Vampiros 04/01/2018