38

18 2 0
                                    



- Vaya, yo te hacía muerto.- Escuché esa voz, la voz que más odio en este mundo.

- Desearía estar muerto.- Respondí sin más.

La escuche reir, esa risa. La odiaba completamente.

- Ay cariño, sabes que no quiero hacer esto más difícil.- Tomo mi rostro, sus ojos azules se fijaron en los míos.- Sabes lo que quiero.- Paso su dedo pulgar por mi labio inferior.

- No.

- Dominic, no hagamos esto más pesado.- Se alejó y se sentó en una silla frente a mí.

Me encontraba en el suelo, mis manos atadas a cadenas de hierro, mis muñecas dolían por la presión de estas. Yacía en el suelo con marcas por todos lados y de mi nariz salían hilos de sangre, mis piernas estaban dormidas.

- No diré nada sobre ella,- Respondí.- Tampoco donde está, asi que dile a la bruja esa que ya deje de insistir.

- Oye, eso fue grosero.- Se acercó a mi, a centímetros de mi rostro.- Yo también soy una brujita.- Rozo sus labios con los mios.

- Ya basta, Amelia.- Aparte el rostro.- Fue solo una noche, solo eso.

- Sabes que no.- Me obligó a verla,- Tú aun me amas, y podremos estar juntos, solamente dime donde está.

- No, Amelia.- La mire a los ojos, aun la amaba, pero Celestine no puede caer en manos de ella.- No lo haré, lo siento.

- ¿Acaso no me amas?.- Preguntó, una lagrima bajo por su mejilla.

- Sí,- Respondí con una leve sonrisa.- Pero ya no quiero, ni debo estar contigo.

- Bien.- Quitó la mano bruscamente.- Que mal, entonces ya no me sirves.

Fruncí el ceño, pues ella nunca habla de esa manera, me dolío le que había dicho. Se volvió, sus ojos eran violetas y de sus manos emergió un vapor, supe lo que iba a hacer, yo le enseñe a hacer eso.

- Amelia, no.- Advertí.

- Ya no te amo Dominic, de hecho nunca lo hice.- Apuntó ambas manos hacía mí.

- Amelia para.- Me moví pero mis piernas no respondían.- ¡Sabes qué pasa si haces eso!.

- Lo siento Dominic.- Sonrió.- Sé que te duele pero es la verdad, solo quería acercarme a tu hermano.- Mordió su labio inferior.- Por cierto, besa muy bien.

- Para.- Baje la mirada, una lagrima bajo por m mejilla, me había lastimado.

- Adiós, Dominic.

Toda la habitación se llenó de aquel vapor y cerré mis ojos. Pero antes de que la obscuridad me abrazara, recordé por última vez esa sonrisa, y esos ojos azules y supe que ella estaría a salvo.




- ¿Estas mejor?.- Pregunté.

- Sí, un poco extraño.- Sonrió, me sente en la esquina de la cama.- ¿Dónde estamos?.- Pregunto observando la habitación.

- Aquí estamos seguros.- Baje la mirada.- Un chico, que conoce a Zack, nos trajo aquí.

- ¿En serio?.- Preguntó extrañado, bajo la mirada.- Bueno, estamos bien. ¿Haz sabido algo de Zack?.

- No, acabo de levantarme.- Él asintió tocando su pierna completamente curada.- Logan salió, no sé a donde fue.

CELESTINEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora