Capitulo 29

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  - ¿Vamos?.- Chilló dando brincos la chica pelirroja.- Solo serán unos minutos.

 - Sabes como se pondrán nuestros padres.- El chico rodó los ojos viendo a la joven.

 - Eiden.- Pataleó.- No se enterará.

 - Bueno, bueno.- Respondió murmurando.- Pero no te aleje de mi.

 Ambos chicos se fueron a escondidas de sus padres, salieron del castillo y corrieron hasta el bosque. Caminaron unos minutos, adentran-doce a la oscuridad. Eiden preocupado tomó la mano de su hermana  mirando a ambos lados. Después de un tiempo llegaron a un pequeño lago en donde se detuvieron, la pequeña se alejó de el y corrió tras unos conejos.

 - ¡Hazlo!.- Gritó la pequeña con un conejo blanco en manos.

 - Solo una vez, después regresaremos.- La pequeña asintió y se sentó acariciando el conejo.

 Eiden cerró sus ojos, frunció el ceño. Luego abrió sus ojos que cambiaron de color a negro con destellos grises, la pequeña miró con asombro. De sus manos salio hum negro y su cabello blanco se tronó oscuro, el peque se acercó al agua, mientras caminaba hacia ella las plantas a su alrededor morían.

 - Cierra los ojos.- Ordenó, la pequeña asintió y cerro sus ojos.

 Con un dedo tocó el agua, esta poco a poco se tornaba oscura. Las plantas que se encontraban cerca del agua comenzaron a morir, la brisa se tornó fría. Eiden se alejó del agua frunciendo el ceño, la oscuridad no cedía, fue acercándose aun más a la pequeña. Asustado intento acercarse a ella y alejarla pero no pudo moverse.

  El conejo que la pequeña tenía en brazos comenzó a morir hasta volverse polvo.

 -¡No!.- Vió como la pequeña lloraba y su cuerpo comenzaba a deteriorarse.- ¡Amber!.

 Sintió un golpe en su espalda cayendo al agua, luchó para poder salir, escuchó los gritos de auxilio de su hermana pero no podía hacer nada, ya todo estaba hecho.

 No debiste confiar en él.


- ¡Amber!.- Me levanté de golpe.

 Miré a ambos lados, sentí el sudor bajar por mi frente, se sintió tan real. Pase ambas manos por mi rostro regulando mi respiración. Recordé aquella historia de tres pequeños y su padre, la historia que me contó Zack. Suspiré, quizá así fue como ellos murieron, pero si así fue ¿Qué pasó con Christopher?, ¿Como Eiden podía hacer eso?.

 La puerta sonó, me levante de la cama. Zack se encontraba cruzado de brazos mirado fijamente el suelo, al notar que abrí la puerta me miró de arriba a abajo con la ceja levantada.

 - ¿Se te olvido que hoy toca entrenamiento?.- Preguntó dándose toquesitos en la cien.

 Golpeé mi frente, él rió.

 - Lo siento.- Caminé rápidamente al baño.- Lo olvidé.

- Lo olvidé

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CELESTINEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora