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 Disparé.

 Baje el arma de golpe, mis ojos cerrados, sentí como mi corazón palpitaba tan rápido como el de un pequeño ratón. Abrí mis ojos al no escuchar nada, Zack se encontraba frente a Liam, con una mano cerrada y la otra extendida hacía mi. Ladeo su cabeza y el arma cayó lejos de mi, sus ojos se tornaron violetas y con fuerza movió su mano provocando una fuerte ventisca, caí al suelo.

 Abrió su otra mano, de allí cayó una bala.

 - ¡No!.- Sollocé.- El debe morir, como murió mi madre.

 - Basta.- Murmuró Zack.

 Pequeñas ramas salieron de la tierra y se envolvieron en mis manos, evitando que me levantara. Bajé la mirada, mis manos comenzaron a temblar, él lo estaba cubriendo, eso no es justo. Mis manos se hicieron puños.

 - No.- Respondí.

 - Celestine.- La voz de Liam salió entrecortada.- En serio, lo sien...

 - ¡No!.- Eleve mi rostro.- ¡Tu no sientes nada, eres un mounstro!.- Las ramas se rompieron.

 - Celestine.- Se acercó.- Escúchame.

 - Tu no tienes corazón.

 Corrí, salí de allí. Limpié mis lagrimas, hacían borrosa mi vista, me escabullí al bosque, mientras mas entraba a él mas tranquila me sentía. <<Estas alejándote>> Pensé<<Debes parar>>. Pero a quien le importa si paro o no, es mi decisión. Me detuve en seco, escondiéndome tras un árbol, un chico, se encontraba sentado frente a un pequeño río, tocaba el agua, sus manos se movían lentamente como si la acariciara.

 - No deberías estar tan lejos,- Deje de respirar.- Es peligroso, Cel.

 - ¿Cómo sabes mi nombre?.- Respondí, sin moverme.

 - Te conozco muy bien.- Hizo una pausa.- Fuiste rápida.

 Noté que su cabello era blanco, lo reconocí, él era quinto elemento. Salí detrás del árbol, suspiré.

  - No pienso regresar.- Murmuré observando el suelo.

 - Sé que lo harás.- Lo miré.- Eres un poco terca.

 Sonreí.- Lo sé.

 Caminé hasta donde él estaba, sentí curiosidad de ver su rostro, me arrodille junto a él. Llevaba una chaqueta negra y guantes. 

 - ¿Cómo lo hiciste?.- Pregunté observado su mano moverse sobre el agua.

 - ¿Qué?.

 - Entrar en mi mente.- El asintió.- Como un sueño.

 - Solo creé una conexión.- Tocó mi cien y sentí una corriente eléctrica, cerré los ojos.- Claro, dormido no duele.

 Gemí de dolor, toqué mi cien y abrí mis ojos. Lo miré enojada por lo que había hecho pero antes de que mis ojos vieran los suyos noté que ya no estábamos frente al pequeño río. Un enorme lago color negro se encontraba frente a nosotros, ramas muertas y un ambiente espeluznante.

 - Yo conozco este lugar.- Murmuré.

 - Yo igual.

 Fruncí el ceño, inmediatamente recordé al pequeño Eiden, me volví hacía el quinto elemento y note que su cabello era blanco, como el del niño. <<El era Eiden>>. Pensé. Sus ojos eran grises, eso hizo que dudara sobre mi afirmación, pero quizá cambiaron de color con el tiempo.

 - ¿Cual es tu nombre?.- Pregunte tartamudeando.

 - Cedrick.- Respondió sin verme.

 Baje el rostro, quizá estaba mintiendo, o tal vez no. 

CELESTINEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora