Capítulo 33

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 Abrí la puerta de mi habitación temblando, me dejé caer en el suelo, la brisa entró por la ventana revolviendo mi cabello. Cerré los ojos y dejé que las lagrimas cubrieran por completo mis mejilla, pase mis manos por mi rostro. Suspiré.

 Sentí mi echo arder y mis huesos moverse, reprimí un gemido, mordí mi lengua. No me moví, cerré mis ojos con fuerza y apreté la sabana que colgaba de la cama a mi lado. Ladeé mi cabeza, el dolor se fue, abrí mis ojos con esfuerzo, mi echo subía y bajaba con fuerza, tragué fuerte y sentí el calor en mi garganta y pecho. Intenté levantarme, halé la sabana y el diario cayó al suelo abriéndose en una de las ultimas paginas.

 Sequé mis lagrimas para poder ver mejor, me incorporé y tome el libro. Fruncí el ceño al ver gotas de sangre en la pagina, vacilé antes de tocar la pequeña gota sobre la hoja. Mis manos rosaron la hoja. Mordí mi labio inferior, mi piel se erizó al leer el nombre de Liam en la pagina, pero solo eso decía, su nombre.

  Me levanté haciendo caso omiso a el temblar de mis piernas, caminé hasta la puerta pero antes de abrirla un destello salió del libro obligándome a soltarlo. Gemí y el diario cayó al suelo, pequeños hilos eléctricos cubrieron el libro, fruncí el ceño.

 - ¿Qué?.- Murmuré.

 El diario volvió a abrirse, justo en la pagina que había visto antes, pero no estaba el nombre de Liam, me arrodillé al ver a mi madre caminar atravesar del bosque. Tape mi boca y comencé a sollozar, la observé sonreír y cargarme en brazos como si de un vídeo se tratase.

 - Mamá.- Susurré sonriendo. Pequeñas lagrimas cayeron en el libro.

 Este revolvió las hojas y pude verla correr por el bosque, personas la seguían, me llevaba en brazos y sollozaba pidiendo ayuda mientras unos lobos grandes iban tras ella.

 - No.- Quise protegerla.-¡Mamá!.

 Toqué la pagina, hubo un destello, cerré los ojos. Pude escuchar los aullidos mas cerca, como si estuvieran en la habitación, mi llanto, la respiración agitada de mi madre, abrí los ojos al escuchar un disparo. Me encontré con mi madre corriendo, corrí tras ella y pude divisar a unos hombres dispararle.

 - No mamá, corre.- La seguí, corrí tan rápido como pude.

 Ella entró a una casa un poco vieja, cerró la puerta con rapidez y me dejó en la mesa. Sacó un pequeño diario color negro de su chaqueta, sollozaba, solo observe sus rasgos, su hermoso cabello castaño y sus ojos azules que irradiaban tristeza, aun así era hermosa para mi.

 La puerta sonó, comenzaron a disparar, ella cubrió su cabeza y con una pluma comenzó a escribir en el diario. No pude ver ya que su cabello cubría la hoja, su mano temblaba y la herida de su brazos comenzó a sanar.

 La puerta se abrió, mi cuerpo cayó al suelo al ver a Liam, vestido completamente de negro, sus ojos no eran azules, tenían un tono carmesí. Mi madre volteó, al ver a Liam escondió el libro en su espalda. Liam apretó el arma, dio un paso, me levanté pero algo evitó que me moviera.

 - Liam, porfavor.- Murmuró mi madre.- No eres como ellos, tú mismo me...

 - Ya no importa haya dicho.- Respondió, sus ojos se tornaron azules.- Ya es tarde, nada podrá cambiarlo.

 - Pero esta no es la solución.- Ella temblaba y lo observaba con tristeza.- Por favor, no seas como él.

 - Lo siento.- El sonrió con tristeza.

 Disparó.

 - ¡No!.- Cerré los ojos, sentí mi pecho arder.- No, no, no, no.

 "No debes confiar en ellos"

 "En ellos"

 - No, por favor no.- Cubrí mi rostro, temblé.

 Celestine

 Celestine

No confíes en ellos

Nada podrá cambiarlo.

 Desperté, me incorporé rápidamente, toqué mi cien y cerré los ojos con fuerza, abrí mis ojos cuando el dolor se fue. Me encontraba en el suelo, el diario a mi lado, lo tomé y me levanté. Dejé el libro en la mesita de noche, me senté en la cama, dejé salir un suspiro. Miré el suelo y me pregunté si acaso, lo que pasó anoche, el sueño fue real.

 - Si existen personas que se convierten en perros, todo puede ser posible.- Hablé mientas me levantaba.

 Pero, esto no podía serlo, si lo fuera, Liam fue quien mato a mis padres. 

 - No puede ser cierto.- Cerré los ojos, tragué fuerte. Se formó un nudo en mi garganta.

 Abrí mis ojos, sentí como la ira se apoderaba de mi, si el fue el causante de todo esto no merece vivir. Tome el diario, salí de mi habitación, mordí mi labio inferior, caminé hasta la habitación de Dominic, entré y cerré la puerta detrás de mi. Sabía que el no estaría aquí, él sale en las mañanas, nadie sabe a donde va, tampoco su hermano. 

 Revise cada cajón, pero no había nada, suspiré. Revisé bajo su cama y almohadas, en el closet tampoco había nada. Me senté en el suelo, observe una ranura, quité la alfombra y pude ver una pequeña puerta en el suelo. La abrí, abrí mi boca al ver armas y un arco, mordí mi labio inferior, tome el arma y cerré la puerta. Puse la alfombra rápidamente y salí de la habitación.

  Cargue el arma mientras caminaba por los pasillos, no sabía realmente que iba a hacer, pero de algo si estaba segura, lo mataría como él a mi madre. Limpie una lagrima que bajo por mi mejilla, baje las escaleras. Lo busqué por la cocina y la sala, suspiré frustrada, escuché una risa afuera de la casa. Tome el arma con fuerza y caminé como si nada estaba pasando, salí de la casa pude divisarlos a todos afuera.

 Caminé hasta ellos, Luck como siempre molestaba a Kevin, Jane estaba sentada acarisiando su barriga, Adam acostado en el cesped junto a ella viendo el cielo, Zack observaba a Liam quien le hablaba con el semblante serio. Zack me miró, notó algo en mis ojos y frunció el ceño, ya sabía l que haría. Levanto una mano haciendome entender que me detuviera pero no lo hice, algo me obligo a levantar el arma y apuntarle a Liam. Lagrimas bajaban por mis mejillas, Liam se volvió frunciendo el ceño.

 - ¿Celestine?.- Retrocedió.- ¿Qué haces?.

 - Lo mismo que hiciste tú con mi madre.- El arma apuntaba justo a su cabeza, pero no temblaba mi pulso.

 - Lo hice por una razón.- El solo observaba el arma.

 - ¡Mentira!.- Grité, todos se sobresaltaron.- ¡Tu ocasionaste todo eso, por tu culpa no se que hacer, mataste a mis padres,- El negó.- Sí, lo hiciste, ahora no se quien soy, que hago aquí, quienes son ustedes, tengo miedo!.

 - Escucha, baja el arma.- Intentó tranquilizarme.- ¿Quien te lo dijo?.

  Le lance el libro y este chocó en su pecho y cayó al suelo, el lo miró y volvió a verme, sus ojos se inundaron, en cualquier momento lloraría.

 - Tu no entiendes.- Se acercó pero se detuvo cuando le quité el seguro al arma.- Déjame explicarte.

 Mis manos comenzaron a temblar.

 No quería hacerlo.

 - Ya es tarde.- El frunció el ceño.- Ya no podrás cambiarlo.



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