Quiero que seas mía

Si fuera real

        En la lejanía se podían ver las estrellas iluminando el cielo, la tenue luz de una cabaña le daba algo de vida a un solitario llano francés, apenas unas luces se distinguían a la lejanía al igual que unos árboles; la cabaña era algo misteriosa para Akko, ¿por qué alguién haría un hogar en medio de la nada? No tenía idea, y seguramente no importaba en esos momentos.

—¿Creés que fue buena idea en venir aquí? -pregunto Akko que se hallaba sentada en una silla de roble, preguntándose la razón por la cual Diana y ella se alejaron tanto de la civilización. 

         «¿Qué tan importante o serio debe ser esto?», se preguntó Akko mientras ambas volaban hacia esa sitio tan específico, quería una respuesta y ya.

—Bueno....A decir verdad, quiero decirte algo y..., que podamos estar solas por unos momentos. -dijo Diana que se llevó una mano a su pecho; estaba cerca de la pequeña ventana de la cabaña, reuniendo coraje y valor para poder dejar escapar lo que su corazón le decía.

       Diana se alejó de la ventana y se empezó a acercar a Akko, tamblaba, caminaba torpemente, pero sin perder la elegancia que la caracterizaba. Intentaba controlar su respiración conforme se acercaba más a la asiática.

—Diana, ¿q-qué haces? -Akko se alteró cuando Diana se sentó en sus piernas, su pecho estaba por estallar, su cuerpo empezó a calentarse cuanto más tiempo pasaba Diana en sus piernas.

—Akko... Sé que no iniciamos con el pie derecho, pero finalmente he decidido ser sincera contigo. T-tu me gustas, desde hace un tiempo que pude darme cuenta de mis sentimientos por ti. Así que, espero que puedas corresponder mis sentimientos.

          Akko se quedó en shock por lo que había dicho Diana, quizás se trataba de un incidente similar al que ocurrió en la fiesta de Andrew, pero no podía ser posible, era demasiado notorio. ¿Diana en verdad sentía aquello por ella? ¿La bruja más prestigiosa en el mundo mágico siente algo por una mortal como Akko? Estana incrédula, sin poder decir palabra alguna; sus mejillas estaba rojas y su mirada perdida en la chica británica.

—D-Diana, ¿es en serio esto? Q-quiero decir, no es que tengamos la mejor relación del mundo, a-asi que.. -preguntó Akko sin mucho rodeo.
—Akko, estoy siendo seria con esto -dijo Diana, dirigiendo una mirada de autoridad hacia Akko-, lo que te digo es cierto... Quizás mis prejuicios no me permitieron ver con claridad, pero no existe persona que en verdad quiera como a ti.
—¿L-lo dices en serio?

 
—Totalmente.

          Puede que su plana haya sido algo exagerado, pero, al fino pudo ver la sinceridad de Diana; esa forma en la que ambas se miraban, los toques de manos accidentales y las horas que ambas pasaban a solas. No podía pedir más en ese momento.

—Todo este tiempo, crei que solo me tomabas el pelo, que era una ilusión mía, pensé que tú nunca...

—Akko... -Diana se acercó un poco al rostro de Akko al ver el cambio de tono.

—¡Por fin lo dijiste! -Akko envolvió a Diana en un fuerte abrazo.

—¿De qué hablas? -preguntó confundida ante la reacción de Akko.

—Diana, tu también me gustas, es solo que cuando estabas con Hannah y Bárbara, nunca encontré el momento para decírtelo, y cuando lo tenía, algo más tenía que surgir, así que... -Akko paró de hablar y besó sin pensarlo a Diana

        Diana se dejó llevar, sintiendo como la lengua de Akko pasaba libremente; pudo percibir una descarga eléctrica en su cuerpo al igual que un escalofrío que hizo que se estremciera. Después de unos segundos se separaron para tomar aire, dejando una delgada línea de saliva.