Un mañana prometedor

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          La calidez que sentía Diana en ese momento le era única, aquella que no sentía desde que su madre murió, ella estaba disfrutando de aquel momento, después de tiempo sin estar así de cerca, sintiéndose ciertamente culpable, pero su consiencia le decía lo contrario, ya todo había pasado.
—Amor –dijo Akko mirando a Diana.
—¿Qué pasa cariño?
—Creo que es mejor volver adentro, de seguro las chicas se andan preguntando donde estamos.
—Je, creo que tienes razón, vamos.
           Ambas se levantaron de la banca y volvieron tomadas de la mano entrelazando dedos, todo volvería a la normalidad y nada podrá separarlas. Caminaban por los pasillos de Luna Nova y nadie se percató de que ahí estaba la pareja como si nada, por alguna razón pasaron desapercibidas, bueno, hasta que llegaron a la habitación.
—Hola chicas –dijo Akko casi gritando abriendo la puerta de golpe sorprendiendo a todas.
—¡Aaaaaah! –gritaron todas a excepción de Sucy.
— Akko, al fin regre... –Sucy se quedó helada al ver a Akko y Diana tomadas de la mano– N-no me digas que...
—Sí. Diana está de vuelta.
          Todas fueron hacia la pareja y se dieron un fuerte abrazo grupal, estaban felices por ambas, por volver a ver a Diana sonreir como antes. Se separaron y se sentaron en las camas, bueno, Amanda tuvo que sentarse en una de las sillas pero no le molestó mucho, ya que Constanze estaría a lado de ella.
—... No creí que realmente lo fueras a conseguir Akko –dijo Amanda un tanto burlona.
—Si se trata de Diana, nada me detendrá –dijo Akko sonriente mientras levantaba su mano izquierda en forma de autoridad.
—Claro, claro. Pero cuenta, ¿cómo lo conseguiste? –preguntó Bárbara muy intrigada.
—B-bueno, creo que será mejor que se los contemos desde el principio.
          Entonces, Akko al igual que Diana, empezaron a contar sobre lo ocurrido durante todo el tiempo, sólo que Akko no mencionaria sobre "eso", le era algo innecesario, Diana no tenía que saberlo, la haría sentirse peor y de seguro no terminaría bien.
—¿Entonces gracias a aquel collar te dió como una pista?
—Sí, así es, empecé a creer incluso que fue Akko. Y no me equivoqué.
—Me alegro por ustedes dos, por fin vuelven a ser unas tortolitas –dijo Hanna, que recibió un leve codazo por parte de Bárbara.
—Hanna, no seas grosera –regaño Bárbara a Hanna.
—No hay cuidado, pero sinceramente, no puedo evitarlo, me siento muy feliz cuando estoy con ella –dijo Diana recargando su cabeza en el hombro de Akko, la cuál no dudó en darle un pequeño beso en la frente.
           Todas no pudieron evitar agüitarse un poco al ver a la pareja tan feliz y unida; pero sentían que alguien faltaba y hasta apenas se daban cuenta.
—Oigan, ¿y Adler? –preguntó Lotte al notar que el sólo faltaba.
—Cierto que no está, creo que su falta de presencia le ha afectado –dijo Sucy soltando una risilla.
—Ire a buscarlo, de seguro está en la habitación –dijo Hanna que se levantó y salió del cuarto dirigiéndose a su habitación y comprobar si Adler estaba ahí.
          Era bastante tedioso subir por las escaleras para llegar al cuarto, y la distancia no era la más corta que digamos, pero eso no molestó a Hanna en absoluto, más bien estaba un tanto ansiosa, quería verlo por una razón. ¿S-sera acaso que me guste?, se preguntó Hanna mientras caminaba. Después de aquel beso accidental... No lo sé, tampoco debo ilusionarme, de seguro sólo es pasajero.
          Hanna llegó a la habitación y entró para comprobar si estaba, y ahí estaba durmiendo en el sillón, de seguro para no molestar, lo cual se le hizo tierno en una menor medida. Se acercó lentamente hacia Adler que se movía constantemente debido a que no le era muy cómodo; Hanna se puso de rodillas y empezó a moverlo  ligeramente para que despertara pero no funcionó, así que empezó a hablarle.
—Adler... Adler, despierta –dijo Hanna tratando de despertarlo, hasta que se cansó de intentar después de 5 minutos y pegó un grito– ¡Despierta!
          Adler se levantó de golpe y cayó del sillón, luego se levantó con las manos en alto.
—¡Soy inocente! ¡La edecán me dijo que era mayor de edad! –exclamó Adler mientras veía de un lado a otro sin parar hasta que vio a Hanna y se detuvo.
—¿Cuánto tiempo llevabas ahí? –preguntó Hanna mientras cruzaba los brazos y veía a Adler molesta.
—Solo 1 hora, tuve una mañana atareada. Primero llegó Finnelan para que le ayudara con unos libros, luego Chariot me pidió que le ayudara con la clase y me tuvo como "poste" por 1 hora y...
          Adler empezó a explicar todo lo que pasó, y Hanna sólo se limitó a sonreír al ver a Adler explicando, parecía como un niño que quería librarse de un castigo por algo que no hizo.
—... Y así fue como terminé aquí –terminó Adler de explicar.
—Esta bien. Oye, perdón por despertarte de esa manera.
—No hay cuidado Hanna, entiendo que lo hayas hecho por que creías que, holgazaneaba, pero tu no sabías sobre esto así que no te preocupes.
           Hanna quería liberar su corazón, decirle todo lo que sentía por el, tal vez la rechace, pero al menos podrá saber su respuesta y tranquilizaria su alma.
—Adler, t-tengo algo que decirte algo –dijo Hanna sonrojada.
—¿Eh? ¿Qué es lo que..., quieres decirme?
—P-pues veras, t-todo este tiempo que has estado con nosotras, me di cuenta de que no eres como los otros chicos, que solo van tras mujeres atractivas y no le interesa nada más. T-tu realmente te preocupas y más por mi y... Quiero decirte que tú..., m-me... Tu me... –Hanna quería sacarlo pero no podía, alguna fuerza se lo impedía, pero al fin, reunió valor y gritando se lo dijo–¡T-tu me gustas Adler!
          La habitación se quedo en un brutal silencio, Hanna estaba bastante avergonzada y Adler estaba sorprendido, era la primera vez que una chica se le declaraba, pero al igual que Hanna, a Adler le atraía ella, había muchas cosas en las que coincidían, y también de que ella no es tan mala como el pensaba, para él no era la típica chica fresa y presumida (aunque nosotros sabemos que en verdad lo es), le era la chica perfecta.
—Hanna... –Adler se acercó lo suficiente y abrazo a Hanna, que tenía el rostro cubierto con sus manos– Tu también me gustas.
           A Hanna se le abrieron los ojos como platos al escuchar su respuesta, quería llorar, quería gritar, su corazón estaba muy acelerado, la felicidad era indescriptible.
—¿D-de verdad? –preguntó Hanna mirando a Adler directamente a los ojos– ¿No lo dices por pena?
—Claro que no, lo digo de corazón, tú me hiciste ver la vida de forma distinta, tú me cambiaste por completo. Pero es hora de que te lo pregunte.
—¿Qué?
          Adler se separó un poco de Hanna, se arrodilló y tomó su mano delicadamente mientras le depositaba un pequeño beso en la mano.
—Hanna England, ¿quisieras ser mi novia?
—... –Hanna dejó caer unas cuantas lágrimas, era como un sueño vuelto realidad– ¡Sí, sí quiero ser tu novia Adler!
         Adler se levantó y le dió un beso en los labios, beso que fue bastante inexperto y torpe, pero eso era lo que menos importante, ese beso fue sincero y corto, que pudo transmitir ese amor que sentía por ella.
—Adler...
—¿Qué pasa Hanna?
—Quiero que me prometas algo... No le dirás nada a nadie de lo nuestro.
—Lo prometo, de todos modos, ni siquiera pensé en eso jeje.
—Hm, a veces puedes ser un tonto.
—Lo sé, lo sé. Ven aquí –Adler tomó a Hanna por la cintura y le dió otro beso en los labios, este fue un poco más largo que el anterior pero fue más lento, los labios de Hanna pedían aún más contacto con los labios de Adler pero el aire fue el que los obligó a terminar el beso.
—Te amo Hanna.
—Y yo a ti Adler. A decir verdad, eres el primer novio que tengo.
—¿D-de verdad? –dijo Adler un tanto exaltado.
—Sí, así que no sé como sea esto de las relaciones y...
—D-descuida, también, eres mi primera novia, así que estamos en la misma supongo.
—La verdad sí. Mejor vamos con las chicas.
—Sí, creo que sería lo mejor.
          Ambos salieron de la habitación y se encaminaron donde estaban las chicas pero el ambiente se hizo bastante incómodo, no sabían que decir, solo pensaban. ¿Estaría bien ir tomados de la mano o, tal vez estar más cerca? Aparte de estar rojos de vergüenza por alguna razón que aún no comprendían, ¿sería por ser su primera vez en una relación?, bueno, tenían que al menos ser discretos para no ser descubiertos tan pronto, o al menos cuando Hanna se sienta segura de poder decirle a las chicas y hacer pública su relación con Adler. Mientras Adler no actúe raro o yo,todo irá de maravilla, espero. Llegaron a la habitación, donde para su sorpresa ya no estaban las chicas y solo estaban Akko y Diana.
—Ah, Hanna, volviste –dijo Diana mirando a su amiga y evidentemente a Adler.
—H-hola Diana. ¿A dónde fueron las chicas?
—Dijeron que iban a salir al pueblo para comprar.
—Y-ya veo.
        Adler y Hanna se sentaron en la cama de Sucy y se quedaron en silencio, no sabía de qué hablar, y claro que alguien veía con sospecha a esos dos: Akko. Ciertamente Adler y Hanna estaban incómodos aunque trataban de no parecerlo pero no se les dió eso de fingir así que era evidente de que algo traían entre manos.
—Hanna, Adler y tú son amigos ¿no?
—¿Eh? Ah. S-sí, somos amigos, ¿p-por qué lo preguntas? –Hanna estaba muy sonrojada y avergonzada, temía a que Akko los descubriera.
—Meh, tenía curiosidad, es que estás pegado a el, no sé, tal vez sean cosas mías.
          Hanna sintió como la sangre se le helaba al escuchar a Akko decir eso, no sabía ni siquiera que decir o hacer, así hizo lo primero que se le vino a la mente.
—¡Ah! Ahora que recuerdo –dice Hanna tratando de parecer preocupada–. Tenemos que ir a la biblioteca jeje, vamos Adler –Hanna se levantó y empezó a caminar afuera del cuarto.
—E-esta bien –Adler se levantó y siguió a Hanna entendiendo bien a lo que se refería Hanna, dejando de nuevo a Akko y Diana solas.
—¿Y ahora qué hacemos? –preguntó Akko sin tener alguna idea de que hacer.
—No lo sé... ¿Quieres salir un rato? –preguntó Diana tomando delicadamente su mano.
—Sí, no estaría mal tomar algo de aire.
          Ambas, tomadas de la mano salieron de la habitación, sin saber exactamente a dónde ir, pero bastaba con que estuvieran juntas, eso era lo que les importaba realmente. Akko no tenía muy en claro que hacer para matar el tiempo, quería hacer algo diferente pero no se le ocurría nada. Diablos, creo que tendré que ir a lo tradicional.
—Diana –dijo Akko mirando de reojo a Diana.
—¿Qué pasó? –preguntó Diana muy tierna.
—No se si... Quieras ir a comer algo al pueblo.
—Me parece buena idea, vamos.
—¿Pero traes dinero?
—No te preocupes por eso Akko, yo traigo siempre conmigo.
—Buuu, yo quería hacerlo.
—No importa eso Akko, mejor vamos.
—Sí, tienes razón, vamos.
          Ambas brujitas fueron por sus escobas y se dirigieron al pueblo mediante el Ley Line a comer algo, claro que podían comer ahí mismo, pero siendo sinceros, la comida del pueblo es mejor. Sí, todo había vuelto a ser normal en Luna Nova, después de tanto sufrimiento al fin la paz llegó, Akko y Diana volvieron a ser una pareja feliz, claro,  y cuando Akko no cometa alguna tontería que ponga en problemas a las dos y genere una pelea pero eso era lo de menos; de ahí en fuera ya no habría nada fantastico que ponga en riesgo sus vidas o al menos esperaban a que así fuera. Un mañana prometedor, uno muy bello en el cual, la desgracia no existe y el amor y la felicidad abunda en sus corazónes.

"Eres el único mundo, donde puedo refugiarme, donde puedo ser yo misma y gritar te amo sin remordimiento."

Quiero que seas míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora