Parecía una simple ilusión, pero no lo era, era real, Belfegor había vuelto a volverse poderoso y Luna Nova era la única barrera que se le interponía entre él y el mundo humano.
*Hace 2 horas*
Akko y sus demás compañeras estaban en clase de vuelo con Nelson listas para una pequeña carrera de relevos; ya todos los equipos estaban esn sus puestos, y Akko sería la última en volar y casualmente Diana también sería la última en su equipo.
—No quiero competir contra ti –dijo Akko un poco melancólica.
—No es para tanto Akko, solo es una carrera, nada más.
—Lo se, aún así, es como si revivieramos nuestra rivalidad.
—No seas exagerada Akko, eso ya lo dejamos en el pasado, ahora soy tu novia.
—... Esta bien.
A lo lejos se pudo escuchar el silbato de Nelson, iniciando la carrera de relevos.Hanna estaba a la cabeza seguida de Lotte y Jasminka, estaba a solo unos 28 metros de Bárbara, que le tenía rencor por lo que le había dicho, pero ella quería ese punto, así que por ahora sería una "tregua". De pronto, algo que alcanzó a distinguir algo en su visión periférica que llamó su atención: era Adler, que estaba caminando sin preocupación por el bosque Acturus y eso hizo que se desviara y fuera hacia donde estaba él y esto lo notó Bárbara así que se movió de su lugar y empezó a seguirla; Nelson divisó a ambas chicas se salían del circuito y se dirigían al bosque prohibido, así que se fue para darles un castigo, pero no sé esperaría que algo terrible sucedería.
Hanna aterrizó justo a lado de Adler y esto hizo que detuvo su caminata.
—Adler, ¿qué haces aqui? No puedes estar por aquí, podrían expulsarte.
—Tranquila, vine aquí por qué necesito unas cuantas cosas.
—No, en serio tienes que irte, este lugar es peligroso.
Mientras esa conversación pasaba, Bárbara aterrizó algo alejada de los dos y se puso detrás de un árbol para poder observar lo que sucedia, haciendo que se llenará de celos, pero antes de que hiciera algo, Bárbara pudo notar un símbolo que había visto hace tiempo atrás. Oh no. Es el de nuevo. De seguro va a... ¡No! Tengo que detenerlo. Bárbara salió de su escondite y embistió a Adler, haciendo que Hanna se balanceara un poco; Adler trataba de irse, pero Bárbara se lo impedía, iniciando un forcejeo entre los dos.
—¡Hanna! ¡Vete de aquí, este tipo es peligroso! –exclamó Bárbara mientras forcejeaba con Adler.
—¡Déjalo en paz! Solo dices tonterías –Hanna empezó a interponerse entre los dos, haciendo que Bárbara soltara a Adler–¿Estás bien Adler?
—Sí estoy bien. Tu amiga tiene un problema.
—Ella ya no es mi amiga –dijo Hanna con un tono frío.
—Hanna, créeme, el no es quien crees, él no es Adler.
—Sí, sigue diciendo estupideces.
Bárbara no tenía otra opción, no podía convencer a Hanna, así que sacó su varita y la apuntó hacia Adler, conjuró un hechizo y después unos segundos, Adler empezó a tener algunos ataques, dando varios pasos hacia atrás de forma involuntaria, y esto preocupó a Hanna.
—¡¿Qué carajos le hiciste?!–exclamó Hanna furiosa.
—Tu solo espera.
Hanna quería golpear a Bárbara, pero no tenía tiempo para eso y fue con Adler para auxiliarlo, pero cuando dio unos cuantos pasos, escuchó una risa diabólica que emitía Adler, pudo apreciar como este se transformaba en un ser horripilante: tenía una barba larga, una nariz bastante alargada, pies de lobo, un par de cuernos, unas largas y filosas garras, media unos 3 metros y era bastante musculoso.
—¡Belfegor! –exclamó Bárbara su nombre con furia.
—Ah. Bárbara, hace tiempo que no nos vemos.
—¿Qué haces aquí?
—Querida, sabes que soy un demonio, sabes porque estoy aquí.
—¡No te permitire que te la lleves!
—Ella es una amenaza para mí y mis colegas, así que será mejor que me la entreges de la mejor manera.
—Jamas lo haré maldito demonio.
—Al parecer haré esto por las malas.
Belfegor apareció una espada bastante grande y se colocó en posición de estocada.
—Vamos zorra, atacame con todo lo que tengas –dijo Belfegor bastante burlón.
—Hanna... Vete de aquí –dijo Bárbara sin quitarle la mirada a Belfegor.
—No me iré de aqui, ni pensarlo, no quiero que te pase algo malo.
—Hanna. Esta no es tu lucha, no me importa que salga malherida o incluso muerta, yo solo quiero que estés bien. Ahora vete –dicho ésto, Bárbara dió varios pasos hacia enfrente y se colocó en posición de defensa.
En ese momento llegó la profesora Nelson y vio a semejante criatura y se alarmó al ver que sus dos alumnas estaban ahí.
—¡Niñas! –gritó Nelson desde lo alto–¿Qué están haciendo ahí? Tienen que irse ahora.
Hanna solo asintió desde abajo y empezó a correr. Por otra parte, Bárbara aún veía fijamente a Belfegor, pero este al escuchar a Nelson, de su mano creo una bola de fuego y la lanzó hacia Nelson, que con suerte lo esquivó y sin pensarlo dos veces empezó a lanzarle hechizos con su varita; Bárbara empezó a hacer lo mismo, pero ella sabía que los hechizos apenas y servirían de algo, necesitaba algo más poderoso y más gente.Akko y las demás estaban sentadas en el pasto sin saber que era lo que estaba sucediendo.
—Qué estará pasando que no vuelven –se preguntó Diana preocupada.
Akko estaba a punto de hablar, se vio interrupida al ver que una bola de fuego surcaba los cielos.
—... ¡¿Qué carajos?! –exclamó Akko–Eso vino del bosque Acturus.
—Seguro están en problemas. Vamos a ver.
—Esta bien.
—Yo me apunto –dijo Amanda decidida.
—Yo también –se incorporó Constanze.
Y así, Lotte, Sucy y unas cuantas chicas más se alistaron y se dirigieron al bosque Acturus para ver qué era lo que estaba pasando.
Al estar dentro del bosque Acturus, empezaron a buscar el origen de aquella bola de fuego, pero no les tomó más de 20 minutos al escuchar varios árboles cayendose así que todas empezaron a correr en esa dirección. Apenas y habían empezado a correr y vieron que Bárbara estaba yendo en la dirección contraria hasta que se detuvo justo enfrente del grupo.
—Barbara, ¿qué estás haciendo aquí? –preguntó Diana preocupada tomandola de los hombros.
—Ha vuelto Diana. Belfegor ha vuelto y quiere a Hanna.
—Pero quién es Belfegor, explicate.
—Belfegor. Es un demonio antiguo que quiere que el mundo este a sus pies, pero nuestra familia lo ha mantenido fuera de este mundo, pero al parecer reunió energía y pudo por al fin salir y quiere a Hanna por qué ella tiene un artefacto que lo haría casi indestructible.
—Pero, podríamos detenerlo con nuestra magia y...
—Eso apenas y le hace daño –dijo Bárbara interrumpiendo a Diana–, necesitamos su espada: San Martín.
—Bien, ¿cómo la conseguimos?
—El la tiene en su posesión, sin ella estaría incompleto.
—Bien, es hora de derrotar a esta cosa.
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Quiero que seas mía
CasualeDesde hace meses, desde la liberación del Gran Triskellion, un nuevo sentimiento en Akko surge hacia una cierta rubia, la futura heredera, Diana Cavendish. Ella no puede explicarse el por qué, pero cada vez que está cerca de ella su mente se alborot...