Día de campo parte 2

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          Akko y Diana empezaron a caminar por un pequeño sendero rodeado de árboles y unas cuantas rocas que había, se sentía una brisa fría, junto con la paz que había, era una escena bella y calmada.
—Que bonito está el lugar –dijo Akko viendo un poco los árboles, mientras tomaba la mano de Diana.
—Sí, se parece mucho a Canadá –dijo Diana soltando un suspiro algo nostálgico.
—Me trae recuerdos, ¿sabes? Hace tiempo fui a un lugar similar a este, cuando era una niña.
—Y... ¿cómo era?
—Era más grande que este, con un poco menos de árboles, pero siempre estaba lleno de vida. Padres jugando con sus hijos, animales corriendo libremente, hmm... que tiempos. Ojalá te hubiera conocido antes.
—He pensado lo mismo un par de veces, hubiéramos sido novias mucho antes.
—Sí, no somos muy diferentes después de todo, creo que fue el destino el que nos unió.
—Jeje, puede ser.
          Siguieron caminando por un buen rato por el sendero hasta que vieron una pequeña cabaña de madera, así que decidieron acercarse un poco y escucharon varias risas familiares al estar a 2 metros de la cabaña.
—¿Qué estarán haciendo? –se preguntó Akko.
—No lo sé, pero mejor entremos, empieza a hacer más frío –dijo Diana titireando un poco.
—De acuerdo.
          Con un poco de prisa, ambas entraron a la cabaña y vieron a la familia de Akko sentada alrededor de una mesa junto con Enrique.
—Akko, ¿dónde estabas? –preguntó Naomi volteando a ver a Akko y Diana.
—Solo fuimos a dar un paseo, no te preocupes mamá.
—Bueno... ¿no quieren comer algo?
—Sí, morimos de hambre.
          Akko y Diana se sentaron en las sillas de roble que había alrededor de la mesa, y Akko sintió un especie de deja vú al ver esa silla, como si de algún modo, ya la hubiera visto.
—¿Qué es lo que están comiendo? –preguntó Akko sintiéndose atraída por el olor.
—Es lomo de cerdo, cortesía de Enrique –bromeo el padre de Akko.
—No es para tanto tocayo, solo trato de ser amable.
—Bueno, mejor comamos, que se enfría –dijo Naomi con algo de preocupación.
—De acuerdo, de acuerdo. Que aproveche.
            Todos empezaron a tomar el lomo y empezaron a comer, todo estaba tranquilo, había una que otra cosa que hablaban los padres de Akko o incluso ella y Diana hablaban un poco.
—Esta delicioso este lomo –dijo Akko que tenía algo sucia la boca.
—Akko–Diana tomó una servilleta y le limpio la boca–, tienes algo ahí.
—G-gracias –dijo Akko un poco apenada ya que sus padres estaban justo a lado.
—Oye Akko –habló Enrique llamando la atención de Akko–, ¿cómo te ha ido?
—B-bien, gracias por preguntar, ¿y a ti?
—Tambien me ha ido bien, solo que estoy un poco preocupado por mi amigo, ha estado muy triste.
—¿Qué le pasó?
—Su esposa sufrió un accidente de tránsito y está en estado de coma –Enrique solo soltó un suspiro–, solo espero que se recupere.
          Akko se entristeció un poco al escuchar la noticia, no es que sintiera pena ajena, pero, desde el fondo, no le gustaba que la gente sufriera.
—Tranquilo Enrique –intervino Naomi–, todo saldrá bien.
—Eso espero...
          Siguieron comiendo con tranquilidad, dejando aquel triste momento, y volvió a llenarse de risas y convivencia.
—Akko –Naomi volteo a ver a su hija–, ¿vas bien en Luna Nova?
—Eeeh... Sí, me ha ido bien, no he tenido ningún problema.
—Ah, está bien,solo quería asegurarme de que no fueras mal, sino no entraras a ninguna universidad.
—Eso es cierto, daré lo mejor de mí para cerrar bien la preparatoria.
—Ojala te vaya bien, espero lo mejor de ti.

          Después de esa pequeña comida, salieron de la cabaña y fueron a un pequeño lago que había cerca de ahí para poder ir pasear en unos botes que había, pero Akko tenía algo en mente.
—Esto... Mamá –Akko empezó a ponerse un poco tímida–, ¿pu-puedo ir en un bote aparte?
—¿Por... Aah, ya veo, déjame preguntarle a Enrique.
          Naomi fue con Enrique que estaba hablando con un par de personas, así que le tocó el hombro un par de veces y este volteo.
—¿Qué pasa Naomi? –preguntó Enrique viéndola.
—Queria preguntarte si mi hija puede ir en un bote aparte.
—Ah, claro, solo que tenga cuidado.
—Gracias Enrique.
            Naomi le hizo una señal a Akko, indicándole que sí podía ir aparte, así que Akko, fue donde estaba Diana, le dijo sobre aquello, y sin dudarlo fueron a una que estaba apartada de las demás y subieron en la lancha.
—Al parecer está en buenas condiciones –dijo Diana que estaba examinando un poco el bote.
—Bien, mejor sube, no creo que se hunda.
—Oye, no hagas bromas de ese tipo –dijo Diana molesta.
—Lo siento amor.
          Diana subió al bote y Akko empezó a remar, yendo más allá de la orilla, donde no había tanta gente, era el lugar ideal para pasar a solas con Diana. Después de estar remando por un rato, Akko se detuvo y tomó algo de aire, luego se recostó sobre el pecho de Diana a propósito, causando que Diana se sonrojara.
—¡¿A-akko?! –exclamó Diana al sentir la cabeza de Akko entre sus senos.
—Estoy cansada... –dijo Akko que empezó a rodear a Diana con sus brazos.
          Diana solo se relajó y empezó a acariciar la cabeza de Akko como si fuera un cachorro indefenso que busca cariño de su amo.
—Te amo Diana –dijo Akko repentinamente.
—Tambien yo, mi querida Akko.
          Akko levantó ligeramente la mirada, acercando sus labios a los de Diana, sus cuerpos empezaron a calentarse al fundir sus labios en un tierno beso; ambas entrelazan sus dedos y Diana intensifica el beso, utilizando su lengua.
—... Mmm... Diana –Akko soltó un leve gemido.
          Ambas se separaron por la falta de aire y se quedaron viendose por varios segundos con algo de ternura; Diana volvió a besar a Akko, pero el beso duró poco menos que el anterior.
—Te quiero mucho Akko –dijo Diana con ternura mientras acariciaba la mejilla de Akko.
—Igual yo... –Akko volvió a recostarse en el pecho de Diana, cerrando sus ojos.
—¡Chicaas! –se escuchó la voz del padre de Akko desde la distancia, a lo que Diana solo levantó el brazo en señal de saludo, y Akko, bueno, ella se quedó dormida en el pecho de Diana.
No sabría que hacer sin ti Akko, pensó Diana mientras acariciaba la cabeza de su amada.
          Después de unos 15 minutos después, Akko abrió los ojos ojos y pudo apreciar que Diana la estaba mirando.
—Al fin despiertas bella durmiente –dijo Diana con una sonrisa.
—¿Eeeh? –Akko estaba estaba algo desconcertada, como si le hubiera dado un ataque de amnesia–, ¿por qué me quedé dormida?
—No lo sé, pero no me importa, mientras estés conmigo.
—Diana... –Akko se alzó un poco y le dió pequeño beso en la mejilla.
          Después de estar un buen tiempo dandose algo de cariño, decidieron volver a la orilla, ya que la familia de Akko las estaban esperando.

Quiero que seas míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora