No es suficiente [Parte 2]

637 47 10
                                    

           Tánatos invocó a varios no muertos para detener a las chicas mientras él las rodeaba y las acabara de una vez por todas
—¡Sé acercan más de esas cosas! –exclamó Akko al ver que los no muertos se acercaban con rapidez.
—Ataquemos con todo.
           Akko, Diana y Jasminka atacaron a los no muertos, quienes hacían su labor de distraerlos sin que se dieran cuenta.
                    *Mientras tanto*
           Hanna y Bárbara estaban dentro de Luna Nova dirigiéndose a su habitación, pero en su trayecto se encontraron a Adler, que estaba recargado en la pared, y esto alegró al verlo, pero no tanto como cuando vio de nuevo a Bárbara.
—¡Adler! –exclamó Hanna su nombre mientras corría hacia él.
           Adler pudo escuchar a Hanna y fue hacia ella y la abrazó con fuerza, estaba muy feliz de verla.
—Me alegró volver a verte Hanna –dijo Adler casi al borde de las lágrimas.
—Yo también estoy feliz de verte, creí... que habías muerto.
—No... Ese bastardo solo me noqueó.
—Ejemm.
            Interrumpió Bárbara a ese par, ya que no era momento para cursilerías, había que planear algo para derrotar a Tánatos.
—Lo siento Bárbara –dijo Hanna separándose de Adler.
—Aaahh, no importa, tenemos que buscar alguna forma de derrotar a ese tal Tánatos.
—... Pues no será nada fácil vencer a un Dios.
—¿Cómo? –preguntó Bárbara– ¿Qué él es un Dios?
—Sí, necesitamos un arma que pueda debilitarlo.
           Su momento fue interrumpido ya que varios de los no muertos entraron por las ventanas.
—¡Corran! –exclamó Bárbara al ver a esas cosas armadas.
           Todos empezaron a correr y los no muertos empezaron a seguirlos soltando gritos un tanto extraños y perturbadores. Corrieron hasta que llegaron a su cuarto, cerrando la puerta; sus perseguidores empezaron a golpear con fuerza la puerta que los separaba de a los que tenían que atrapar.
—¡Necesitamos hacer una barricada! –exclamó Adler haciendo cada vez más fuerza para que no entraran.
—¡Hay que usar las camas! –sugirió Hanna yendo hacía la cama más cercana, empujándola.
          Bárbara se le unió a Hanna y empezaron a empujarla llevándose por delante un pequeño mueble que se encontraba ahí. Ya estando cerca, Adler se quitó y las 2 chicas la pusieron en la puerta, pero eso no iba a ser suficiente.
—Vamos, necesitamos más cosas para atrancar la puerta, yo sostendré la puerta –dijo Adler volviendo hacer fuerza.
—Esta bien... Vamos Hanna.
—Aja...
          Ambas siguieron buscando todo lo que podían para atrancar la puerta y que esas cosas no entraran y los asesinara.

          Luego de unos 40 minutos, la puerta estaba totalmente atrancada, por más que los no muertos golpeaban, no movían ni siquiera un poco la barricada hasta que se rindieron y se retiraron, o eso querían creer.
—Bien, estaremos a salvo por ahora –dijo Bárbara tirándose al suelo por el cansancio.
—Sí... Adler, ¿puedes decirnos más sobre Tánatos? –preguntó Hanna intrigada.
—De acuerdo. Tánatos es un Dios griego que no está con los Dioses olímpicos como Zeus o Poseidon, está como aparte. Se hallaba en el mundo de los muertos, pero por alguna razón ha venido a nuestro mundo para acabarnos.
—Ya veo, ¿Y hay algo que lo debilite?
—Realmente no lo sé, pero creó que un arma olímpica pueda, o tal vez otro Dios olímpico...
—Bueno, será mejor descansar un poco, saldremos después por las demás.
—... Está bien.
          Todos fueron a las camas que quedaron: la de Diana y la de Bárbara. Adler se quedó en la de Bárbara y Hanna y Bárbara fueron a la de Diana.
 

          Mientras, las demás chicas seguían peleando contra los no muertos y Tánatos, volviéndose una feroz batalla.
—¡¿Ya está listo el cañón?! –gritó Diana mientras atacaba a Tánatos.
—¡Ya casi! –exclamó Constanze mientras cargaba el cañón.
          Constanze terminó de cargar el cañón y se enfocó en apuntar al pecho de Tánatos, solo que los no muertos le dificultaban la tarea a pesar de ser cubierta por Sucy y Lotte; al conseguir centrarse en el objetivo disparó hacia el pecho de este, y gracias a que Akko y Diana lo distrajeron, no se dió cuenta y dió un impacto directo, haciendo que Tánatos cayera de rodillas mientras se colocaba su mano, haciendo que volviera a ser puro esqueleto y su tamaño reduciera.
—Bueno... –dijo Tánatos con tranquilidad mientras se ponían de pie– No me esperaba eso, pero aún así, no era exactamente mi plan atacarlas del todo.
—¡Cállate! –exclamó Akko antes de que le lanzara un hechizo.
          Tánatos lo bloqueo sin problemas, se puso de pie y lentamente se dirigió hacia ellas con su hoz, estaba ya harto de sus juegos.
—Ya estoy cansado de esto, no jugaré más al gato y al ratón –Tánatos lanzó varios golpes consecutivos , haciendo que terminaran heridas, bueno, una no tuvo tanta suerte.
—... ¡Lotte! –se escuchó el grito desgarrador proveniente de Sucy al ver que su novia caía muerta al suelo.
         Sucy salió de su cobertura y fue hacia el cuerpo de Lotte. Se tiró de rodilla y lo abrazó con todas sus fuerzas mientras las lágrimas brotaban de sus ojos.
—Vamos Lotte despierta... ¡Lotte no me hagas esto por favor! –Sucy empezó a llorar como jamás lo había hecho.
           Akko y las demás empezaron a atacarlo como podían, haciéndo que se distrayera para que Sucy se fuera a ocultar o algo, pero al parecer se negaba a separarse del cuerpo de Lotte y terminó igual que ella por no huir: muerta.

          Adler se despertó al escuchar varios golpes en la puerta, pero no sé preocupó ya que la barricada era fuerte y no entrarían, o eso fue lo que creyó. Los golpes se intensificaron, haciendo que los muebles se movieran e hiciera que se alarmara.
—Hanna, Bárbara –dijo Adler moviendolas un poco para despertarlas.
—... ¿Qué pasa Adler? –preguntó Hanna somnolienta.
—Tenemos que irnos de aquí, la barricada no aguantará.
—Solo estás siendo paranoico –le reclamó Bárbara.
          Uno de los muebles de la barricada se cayó, haciendo que todos se alarmaran y la idea de escapar se hiciera más fuerte; Hanna vio hacia la ventana y pensó en utilizar las sábanas para usarlas como una cuerda para bajar, pero la altura era demasiada y solo terminarían lastimándose.
—¿Alguna idea? –preguntó Barbara apuntando con su varita hacia la puerta.
—No. Estamos rodeados, solo nos queda resistir.
          En ese momento, Bárbara vio que su varita se apagó de repente, le dio unos cuantos golpes pero no pasaba nada.
—¿Qué mierda está pasando? –se preguntó Barbara mientras agitaba con fuerza su varita.
—Chicos... –dijo Hanna viendo hacia la torre de Luna Nova– Creo que tienen que ver esto.
          Adler y Barbara se acercaron a la ventana y vieron que la Piedra Filosofal no estaba en su lugar.
—Oh no, esto es malo –dijo Adler tocando con su mano la ventana–. Sin magia, no podremos defenderno, al menos no tanto.
           La puerta estaba por ceder para que los no muertos entrarán y los atraparan, o peor aún, matarlos, así que Adler, Bárbara y Hanna tomaron algo con que defenderse, esperando a que lo peor pasara.

"Este no es el fin mi niña, él inició su propio juicio final, no hay que temer".

Quiero que seas míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora