Un nuevo lugar que conocer

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   Antes de comenzar el cap, quiero agradecerles por leer esta historia, se que no tiene la gran trama, pero con solo que se tomen su tiempo en leerla es más que suficiente para que siga con la historia, y sin más rodeos, que comiencen los 75 juegos del hambre... Digo, digo, que comiencen el cap, sí, eso era...

       El anuncio que les había dado la directora Holbrook sobre que irían de excursión a Canadá sorprendió a las alumnas de tercero, no lo veían venir.
—... Así que señoritas quiero que alisten solo lo que necesiten, el resto ya está cubierto –dijo la profesora Finnelan.
      Todas asintieron con la cabeza, ya que por lo que vieron en le rostro de Finnelan era de inconformidad por la decisión que tomó la directora, pero ya lo venían venir, teniendo en cuenta que Finnelan siempre a sido así,  al pie de la letra.

—Wow, siempre quise conocer Canadá –comentó Akko a Diana.
—También yo, dicen que es uno de los países más bellos del mundo.
—Ya lo descubriremos cuando lleguemos ahí.
—Tienes razón, pero por ahora, ve a empacar tus cosas para no tener problemas mañana.
—Sí, entonces nos vemos luego –
Akko se inclinó un poco y le dio un beso en la mejilla.
       Akko se dirigió a su habitación, sin dejar de voltear incontables veces hacia atrás; Akko entró en la habitación y pudo notar que no estaba ni Lotte ni Sucy, pero no le dió importancia y empezó a empacar su ropa, al menos la necesaria. En unos 5 minutos terminó de empacar, miró el reloj que estaba colgado en la pared viendo que eran las 9 de la noche. Bien, hora de dormir para ver a mi amorcito mañana. Akko se acostó en la cama, cerró los ojos, tratando de controlar sus ansias sobre que iría a Canadá.
     Unos 15 minutos después, unos golpes en la puerta, al principio pensó que se trataba de Lotte y Sucy, así que no se molestó en ir a abrir, pero al escuchar la voz de Diana llamandola desde afuera, se levantó como un rayo y abrió la puerta.
—¿Qué pasa cariño? –preguntó Akko algo nerviosa.
—Es que... En mi cuarto no hay cupo ya que Lotte y Sucy se quedaron ahí, así que... ¿Pu-puedo quedarme a dormir aquí?
—C-claro Diana, p-pasa...
      Diana pasó y se fue a acostar a la cama.
—Ven Akko –dijo Diana al ver que Akko se había quedado parada enfrente de la puerta.
—Cl-claro.
      Akko caminó hasta la cama y se acostó, sintiendo el cálido del cuerpo de Diana; Diana abrazó a Akko al poco tiempo, y por casi instinto, empezó a oler el cabello de Akko.
—Tu cabello huele bien –dijo Diana en tono pervertido.
—D-diana. A-ahora no... –dijo Akko que sintió como Diana le acariciaba la pierna.
—Esta bien Akko –dijo Diana en un tono tranquilo, dejando de acariciarle su pierna–, no te obligare a hacer algo que no quieres, que duermas bien mi cielo.
—También tu, te amo.
—Igual yo...
      Akko y Diana se quedaron en un profundo sueño, y la tenue luz lunar era lo único que las iluminada.
                   *Al día siguiente*
      Akko miró hacia la ventana y los primeros rayos de luz pararon en la cara de Akko, parpadeo un par de veces y pudo acostumbrarse a la luz, y pudo ver a Diana que estaba sobre su pecho. Al parecer te gusta. Que pervertida eres mi amor. Diana se despertó minutos después y pudo percatarse que estaba en los pechos de Akko.
—Buenos días dormilona –dijo Akko con una sonrisa pícara.
—Mmm.... No te muevas –dijo Diana al sentir que Akko se levantaba.
—P-pero Diana, ¿qué tal si entra alguien? –dijo Akko con nervios.
—No me importa, solo quiero sentirte cerca.
       Unos golpes en la puerta causó que Akko y Diana se asustarán.
—¡Ay cabrón! –exclamo Akko cuando cayó al suelo y se dió un buen golpe.
—¿Estás bien Akko? –preguntó Diana ayudando a Akko a levantarse.
—Sí, eso sí dolió –Akko empezó a sobarse la espalda.
—Akko –se pudo escuchar la voz de Lotte desde fuera–, somos nosotros, ¿podemos pasar?
—C-claro, pasen.
      Lotte y Sucy entraron y pudieron ver a Akko y Diana sentadas en la cama, con la mirada perdida hacia la nada.
—Emm... ¿chicas? –dijo Lotte algo asustada por el comportamiento de Akko y Diana.
—¿Qué pasa? –dijeron Akko y Diana unisono.
—Este... partiremos hacia Canadá en 5 minutos.
—Oh, cierto, gracias por recordarnos Lotte –dijo Akko mientras se rascaba la cabeza.
—Bueno, nos iremos adelantando –se incorporó Sucy–, no tarden tanto.
—Esta bien –dijo Diana.

       Ya todas las alumnas estaban esperando en el patio de la escuela a que las profesoras llegaran y abrieran algún portal para ya ir a Canadá, y después de unos 7 minutos, las profesoras aparecieron y les dieron algunas indicaciones antes de que abrieran el portal; todas las alumnas empezaron a entrar, unas ansiosas, otras les daba lo mismo, todas las emociones de todas se pudieron reflejar.
—No puedo esperar –dijo Akko con brillos en los ojos.
—Yo tampoco, estoy muy emocionada –dijo Diana con algo de esfuerzo para controlar sus ansias.
       Solo fue cuestión de segundos para que las alumnas tuvieran vista a las cataratas de Niágara, y un pequeño camino que llevaba a una especie de hotel.
—¡Asombroso! –exclamo Akko al ver todo el horizonte.
—Esto es increíble.
      Todas las chicas salieron del portal al igual que las profesoras que posteriormente, cerraron el portal.
—Bien chicas –dijo Finnelan–, sigan el  camino que hay allá y las llevará al hotel.
—Sí –dijeron todas al unisono y empezaron a caminar.
         Todas llegaron al hotel después de estar unos minutos caminando.
—Que bueno que nos tocó juntas –dijo Akko con una sonrisa.
—Sí, yo pensé que nos tocaría separadas, no hubiera podido dormir.
      Luego de unos minutos de hacer unas cuantas cosas, todas las alumnas fueron a sus habitaciones, y para suerte de Akko y Diana, les tocó la habitación más alejada, y nadie las podría interrumpir si se ponían cariñosas (calientes :v). Akko y Diana entraron al cuarto y se sorprendieron al verlo: tenía muebles de muy buena calidad, el aire que se respiraba era muy fresco, aparte que tenían vista hacia las cataratas.
—Definitivamente nos tocó la mejor habitación –dijo Akko, que se tumbó en la cama de tamaño matrimonial.

—Agradece que la profesora Finnelan la reservó para nosotras.
—¿En serio?
—Sip, al parecer no es tan mala como tú crees.
—Entonces... –Akko se levantó de la cama y fue hacia la gran ventana y la cubrió con las cortinas, después, arrastró a Diana hasta la cama y la tumbó– Podemos hacerlo, ¿verdad?
—A-akko, espera a que sea de noche, ahí lo haremos.
—De acuerdo, si es lo que quieres.
—Vas a ver, tendrás mucha hambre de mi.
—Te aseguró que así será –dijo está con una sonrisa pícara.
      Una hora después, la profesora Úrsula llegó a la habitación de Akko y Diana para avisarles sobre que tendrían una actividad en un pequeño bosque cerca del hotel; Akko y Diana salieron de la habitación y bajaron a la planta baja (estaban en el piso 3) para reunirse con las chicas y después ir hacia el bosque.

—Muy bien chicas, en este espacio podrán mejorar sus hechizos –empezó a explicar la profesora Ursula–, solo sean precavidas y no se metan en problemas, ¿de acuerdo?
—Sí profesora.
      Así, las alumnas empezaron a practicar todo tipo de hechizos: transformación, magia curativa, reconstrucción, etc.
—Vamos Akko, puedes hacerlo –Diana trataba de animar a Akko para que pudiera por fin volar en escoba.
—Aqui vamos... –Akko tomó aire, cerró los ojos, se trató de concentrar en el hechizo, y que por fin sus pies se despegaran del suelo– ¡Tía Freyre!
       Akko sintió como sus pies se despegaron del suelo, pero creyó que alguien más que le estaba jugando una broma sobre aquello, así que no le
—¡Akko! –exclamó Diana, haciendo que Akko abriera los ojos
—¿Qué, qué pa... –Akko miró hacia abajo se quedó perpleja al ver que en verdad estaba en el aire– ¡Lo logré, lo logré! –después de unos segundos Akko volvió a estar en tierra y bajo de la escoba feliz.
—Sí mi amor, lo lograste –Diana fue hacia ella y la abrazó–, felicidades.
—Fue gracias a ti amor, tu siempre me animas.
—N-no es para tanto, solo quiero verte feliz mi princesa.
—Que cursi eres Diana –dijo Akko en un tono burlón.
—Tu tienes la culpa Akko, si ni fueras tan tierna.
—Jeje, contigo a lado no puedo dejar de serlo.
       Desde lo lejos, las 4 chicas miraban a Diana y Akko desde lo lejos como ellas se decían cursilerías.
—Creo que son algo exageradas –dijo Sucy sarcástico.
—Solo un poco, pero hay que dejarlas.
—Chinga, te dije fueramos por el otro lado –se escuchó una voz que asustó a las chicas, bueno, a excepción de Sucy.
—¿Q-qué fue eso? –dijeron Hanna y Barbara al mismo tiempo con una voz asustada.
—No lo sé, y ni me importa –dijo Sucy que miraba unos hongos que pudo visualizar en el tallo de un árbol.

E-esto n-no me da buena espina.
       Escucharon como pasos se aproximaban a ellas, y empezaron a sudar frío cada vez que se acercaban más y más.
—Oigan... –una voz se escuchó atrás de Lotte e hizo que ella, Hanna y Barbara soltaron un grito.
       Akko y Diana pudieron escuchar los gritos de Hanna, Barbara y Lotte así que fueron en su busca.
—Akko, ve allá si las encuentras, yo iré por aquí.
—De acuerdo.
       Las dos se separaron y fue cuestion de segundos para que Akko escuchara a Diana llamandola para que viniera y grata la sorpresa que se llevaron.

Quiero que seas míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora