Un precio que pagar

1.2K 83 13
                                    

          Chariot estuvo revisando Akko por un largo tiempo, y Diana estaba bastante nerviosa, casi comiéndose las uñas.
—Diana... Creo que ya sé cual es el problema –dijo Chariot.
—¿Es algo grave? –preguntó Diana muy angustiada.
—No tan grave, esta bajo los efectos de una poción de amor.
—¿Qué? Esta inventando cosas Chariot-sensei -dijo Akko haciendo un puchero.
—¿Y cómo se puede revertir?
—Bueno... Podemos hacer una poción que lo revierta, pero necesitaremos bastantes ingredientes para hacerla –Chariot fue hacia su escritorio donde tenía varios papeles y tomó el de la lista de los ingredientes –. Aquí está.
—Vaya, si que son bastantes... Ah, Chariot-sensei, necesito que me ayude con un encargo que me dejaron las profesoras.
—Esta bien, yo te ayudo Diana.
—Gracias Chariot-sensei.
—Eeh... ¿Diana? -se incorporó Akko.
—¿Qué pasa Akko?
—¿Ya puedo irme a mi habitación?
—Ah, claro, yo te acompaño.
—D-de acuerdo.
Diana y Akko salieron de la habitación de Chariot y se dirigieron a la de Akko, y está notó que Diana estaba muy pegada ella.
—D-diana...
—¿Qué pasa?
—¿P-por que estás muy pegada a mi?
          Diana no podía hablarle a Akko como habituaba, ya que estaba bajo el efecto de esa asquerosa poción, así que tenía que como lo hacía en el pasado, pero no exagerando.
—No, no es nada, solo un descuido mío –dijo Diana tratando de ser neutral mientras se apartaba un poco de Akko.
—De acuerdo.
          Siguieron su camino con un silencio bastante incómodo que Akko rompió unos segundos después.
—Diana... –Akko empezó a ponerse algo nerviosa.
—Dime Akko.
—¿P-puedo contarte un secreto?
—Sí.
—Es que... empecé a salir con Andrew.
          Al escuchar aquellas palabras, se dió cuenta de quién había sido el bastardo que le había dado la poción a Akko; apretó un poco los dientes, cerró los puños con fuerza.
—Maldito idiota –susurró Diana para si misma.
—¿Qué?
—Nada Akko, solo me impresionaste un poco.
          Akko notó como unas lágrimas empezaron a brotar de los ojos de Diana y ésto la preocupó.
—¿Qué tienes Diana?
—¿Eh? ¿Qué que tengo? –Diana sintió como una lágrima recorría su mejilla.
N-no puede ser, estoy llorando, debo procurar que nada pasó. Diana se limpio rápidamente las lágrimas y fingió que nada pasó.
—No fue nada Akko, no te preocupes.
—¿Segura?
—Completamente segura.

          Diana estaba bastante furiosa con Andrew, no pensó que el fuera a hacer tal cosa. Me las vas a pagar Andrew, no te perdonaré haberle hecho eso a mi novia. Diana se echó a su cama y esa furia que tenía hacia Andrew, se transformó en tristeza, y empezó a llorar.
—¡¿Por qué Andrew?! ¡¿Por qué le haces eso a Akko?! –grito Diana a todo pulmón, pero sus gritos los ahogó en su almohada.
          Después de un par de minutos, dejó de llorar y se quedó en un profundo sueño, con los puños cerrados.
A la mañana siguiente, Diana despertó y pudo ver qué Hanna y Bárbara estaban junto a ella.
—¿Hanna? ¿Bárbara? –dijo Diana aún somnolienta– ¿Qué hacen en mi cama?
—Bueno... Es que en la noche gritabas el nombre de Akko y eso nos preocupó –explicó Hanna–, ¿pasó algo entre ustedes?
—No, la verdad no, es solo que... El idiota de Andrew le dio una poción para que           Akko se enamorara de él.
          Hanna y Bárbara se quedaron boquiabiertas, no podían digerir con facilidad la acción de Andrew.
—Es un bastardo –dijo Barbara con enojo.
—Lo se, pero esto no se quedará así, voy a confrontarlo por haberle hecho eso a Akko.
—Tiene que pagar.
—Sí, pero si me disculpan, tengo que salir un momento.
          Diana salió de su habitación, y al salir se encontró a Akko que estaba viendo perdidamente al techo.
—Oye... Akko –Diana tocó el hombro de Akko y está reaccionó de inmediato.
—¿Qué pasa? –dijo Akko confusa.
—Estas distraída, ¿tienes algo?
—Bueno, no es que tenga, pero... Andrew me envió una carta para que nos reunamos en la aldea.
          Esas palabras volvieron pesado el corazón de Diana, no sabía si podría con esta situación hasta que tenga lo necesario para revertirlo y que todo volviera a la normalidad.
—Pero sabes –prosigio Akko–, siento que él no es como siempre, sino como si fuera otra persona.
          Diana notó que ese color morado se empezó a desvanecer, pero en milésimas de segundos, volvió a ser morado.
—Ok... Te dejo, iré por... unas cuantas cosas.
—Esta bien, no vemos luego.
Diana se alejó de Akko y se dirigió afuera, iría a la aldea para confrontar a Andrew, se las iba a pagar.

          Andrew estaba tranquilamente esperando a Akko llegara. Cielos, ya se retrasó 5 minutos, pensó Andrew mientras veía su reloj de muñeca; un par de minutos después vio que alguien se acercaba, pero no era Akko, era alguien más. Será... Ah, solo es Diana; Diana se acercaba cada vez más a Andrew, haciendo que su furia aumentara. Diana estaba a solo dos metros de Andrew, el se levantó, pero Diana apresuró el paso y lo recibió con un golpe en la cara, haciendo que caiga al suelo.
—¿Qué te pasa? -dijo Andrew con una mano en la nariz.
—¿Qué me pasa? Ve a preguntarle eso a tu madre hijo de puta –dijo Diana amenazante–, ¿cómo te atreves a hacerle eso a Akko?
—Yo no le hice nada, deja de decir disparates a lo loco. –Andrew se levantó aún adolorido del golpe mientras tenía su mano en su nariz.
          Ahora más furiosa, en un movimiento rápido y brusco, tomó el cuello de la camisa de Andrew y lo acercó a ella.
—¿Yo? ¿Diciendo estupideces? Claro. Tu fuiste el imbécil que le dió esa pócima ¿no es así?
—¿De qué estas hablando? Yo no le dí nada.
—No te haga el santo, sé que fuiste tú, y no te lo perdonaré.
          Diana se alejó un poco de Andrew, luego le dió un golpe en la mandíbula tan fuerte que lo noqueó de uno solo, y la gente solo se quedó paralizada al ver como esa chica pudiera de un solo golpe derrotarlo.
—Maldito imbécil –dijo Diana antes de escupir en la cara de Andrew para después retirarse.
          Tal vez deba volver después, pensó Diana mientras se retiraba del lugar de los hechos; unas dos cuadras más adelante se encontró con Akko que estaba bastante arreglada.
—Hola Diana —dijo Akko alegre.
—Ah, hola Akko -dijo Diana desviando un poco la mirada.
—¿Qué andas haciendo aquí?
—Solo vine por unas cosas, pero al parecer no las tenían, así que voy a volver a Luna Nova.
—Esta bien, nos vemos luego.
          Akko siguió su camino, y Diana, al no poder contenerse un poco, tomó el cabello suelto de Akko y lo pegó a su nariz, y la reacción de Akko fue inmediata.
—O-oye Diana –exclamó Akko dando media vuelta.
—Lo siento Akko, es solo que... –Diana se acercó más a Akko y la acorraló en una pared, apresando sus dos muñecas –No puedo contenerme, me gustas bastante Akko.
—P-pero Diana, yo esto....
          Akko fue interrumpida ya que Diana la besó en los labios; se resistió un poco al principio, pero después se dejó llevar, haciendo que su cuerpo se calentara un poco. Se separaron por la falta de aire y Diana se sorprendio al ver que ese color morado que tenía en sus ojos había desaparecido y volvieron a su color rojo.
—Akko... Estas de vuelta –dijo Diana con lágrimas en sus ojos, y después, envolvió a Akko en un abrazo.
—Ya, ya mi amor, no llores, no me gusta que llores.
—Pero... Tu...
—Shh, no se lo que haya pasado, pero por favor, no llores.
          Luego de esa pequeña escena, Diana le explicó lo que había pasado a Akko y está se enfureció bastante y fue hacia donde estaba.
—¡Andrew! -grito Akko desde lo lejos.
Andrew levantó la mirada y pudo ver que Akko se acercaba con rapidez, así que el se levantó de la banca y fue hacia ella par abrazarla, pero sería un error; ya cuando estaban muy cerca, Akko le soltó una fuerte bofetada a Andrew.
—Eres un bastardo sinvergüenza –dijo Akko bastante furiosa.
          Maldita sea, al parecer Diana revirtió la poción, pensó Andrew mientras se sobaba por la bofetada que le había dado Akko.
—¿Cómo pudiste hacerme eso? –prosigio Akko–, creí que eras alguien bueno, pero resultaste ser todo lo contrario, no te quiero volver a ver en mi vida.
—Akko... –Andrew estiró un poco su brazo, pero Akko lo apartó rápidamente.
—No me toques imbécil. Lo que hiciste es imperdonable, ojalá ardas en el infierno.
          Después de decir esas duras palabras, Akko volvió con Diana que estaba a unos 3 metros.
—Vamonos de aquí Diana –dijo Akko mientras tomaba la mano de Diana.
—Sí, será lo mejor.
          Ambas se fueron de la aldea y volvieron a Luna Nova, y prometieron desde ese entonces en no volver a mencionar el nombre de Andrew, no les importaría si llegara el fatídico día de su muerte, lo que hizo, no tiene perdón.
Akko estaba en el cuarto de Diana, sentada en el sillón que había, esperándola ya que dijo que tenía unas cosas que hacer. Minutos después, Diana llegó y se sentó a lado de Akko.
—¿Y cómo te fue? -preguntó Akko.
—Bien, al parecer no era necesaria esa poción para revertirlo.
—Ya veo... –de un momento otro, Akko abrazo a Diana– Ya extrañaba abrazarte mi amada.
          Diana solo correspondió al abrazo de Akko.
—Tambien yo, me sentía bastante sola.

          Todo había vuelto de nuevo a la normalidad, no se volvió a ver a Andrew desde aquel día, pero al parecer no les había impactado la noticia, ya que se había corrido el rumor sobre lo que pasó, y todas lo odiaron como si no fuera un mañana; Por otro lado, Akko estaba planeando algo para Diana cuando llegue el fin de semana, y sería muy especial, lo mejor que haya visto.

Quiero que seas míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora