Aquella imagen en mí mente

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          Era un miércoles como cualquiera, Akko estaba bastante cansada después de un largo día, aparte de la clase de vuelo con Nelson que fue un calvario. Akko ya sabía un poco en como volar en escoba y avanzar, pero así como para ir a velocidades altas y algunas maniobras no tanto, y se llevó consigo unas cuantas raspaduras.
—¡Aaaah! Estoy agotada –exclamó Akko mientras caminaba junto a Lotte y Sucy
—No es para tanto Akko –dijo Sucy–, solo caíste como unas 17 veces jejeje.
—¡Eres mala Sucy! –exclamó Akko molesta.
—¿Y-y si mejor vamos a comer? –intervino Lotte nerviosa con tal de cambiar de tema.
—Es verdad, me muero de hambre.
—Ustedes adelantense, yo iré a descansar –dijo Akko soltando un pequeño bostezo.
—Esta bien. Vamos amor –Sucy tomó la mano de Lotte y ambas fueron al comedor.
          Akko caminaba lentamente por el pasillo en dirección a su cuarto debido a su cansancio; no obstante, Akko se pudo encontrar a Diana, que caminaba elegantemente en la dirección opuesta.
—Hola Akko –saludó Diana a Akko con dulzura
—Hola Diana –dijo Akko en un tono apagado, con notable cansancio.
—¿Cómo te fue en la clase de vuelo?
—Meh, me fue mal. Me caí como 17 veces al intentar maniobrar la escoba.
—Oh, ¿pero porque no le pediste ayuda a Amanda?
—Lo hice pero... No pude hacerlo, pero sé que lo lograré.
—Sí, claro que sí y, si quieres también puedo ayudarte.
—Gracias Diana, pero por ahora quiero descansar, fue un día bastante pesado.
—Entiendo, entonces nos vemos más tarde –Diana se acercó a Akko y le depositó un pequeño beso en la mejilla–. Adiós.
—Nos vemos amor.
         Ambas volvieron a tomar sus caminos, pero no pudieron evitar volver a mirar a atrás para encontrarse de nuevo con la mirada de la otra. Caminó y caminó hasta que llegó a su cuarto, entró y cerró la puerta y luego se dejó caer sobre su cama, y no tardó en sumirse a los brazos de Morfeo; la mente de Akko no podía dejar de pensar en cierta rubia, la próxima heredera de los Cavendish, su querida Diana, cada vez que decía su nombre, imaginaba cantidad de cosas se que es imposible contarlas. Su cabello suave y rubio, su cuerpo tan celestial y provocativo, aquel rostro, que parecía que había sido tallado por un ángel. La chica perfecta. De vez en cuando, pensaba sobre el futuro, el como sería una vida si Diana llegara a ser su esposa.

          Diana se encontraba junto a Akko, que estaba dormida y babeando, y eso le provocó un cierto sentimiento de ternura, como ver a un pequeño e indefenso bebé. Te ves como una bebé amor, se dijo Diana mientras acariciaba lentamente el cabello de su novia para no despertarla. ¿Por qué no me di cuenta antes de lo hermosa que eres?

 

                     *Mientras tanto*

         El equipo verde se encontraba en el comedor con el equipo azul y rojo, donde hablaban pacíficamente mientras disfrutaban de una pequeña merienda, ya que, después de un largo día ¿quien no iba a tener hambre?
—¿Y que piensan hacer para el fin de semana? –preguntó Amanda a Hanna.
—B-bueno... –Hanna no sabía que decir, ya que no podía decir sus verdaderos planes con Adler ya que nadie sabe que están en una relación–. Tal vez salga al pueblo a comprar, ¿y ustedes?
—Bueno, yo pienso en ir al parque de diversiones con Constanze –contestó Amanda, que casi simultáneamente tomó la mano de Constanze.
—Sí, hace tiempo que no vamos, sería bueno que fuéramos todas –dijo Lotte incorporándose
—Tienes razón. Sería bueno salir de nuevo todas juntas –dijo Jasminka antes de que empezara a comer de su bolsa de frituras.
—¿Pero no estarían ocupadas el fin de semana? –preguntó Sucy pensando un poco en ese problema que podría presentarse.
—Pues... Nosotras estamos libres –habló Bárbara.
—Nosotras también. Solo quedaría preguntarle a Akko –dijo Amanda notando la ausencia de la castaña.
—... Creo que mejor más tarde, de segura está durmiendo.
         Los 3 equipos siguieron comiendo mientras conversaban que cosas no muy relevantes, con sólo 3 integrantes restantes: Akko, Adler y Diana. De Akko y Diana podría esperarse eso, ¿pero Adler? El está junto a Bárbara y Hanna cuando salen a clases o al comedor, aunque no les sorprendió para nada.

Quiero que seas míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora