No pudo negar que ese momento fue uno de los más emotivos que había sentido en ese entonces, no podía creer que comenzaba a crearse una pequeña chispa en su corazón, aunque fuera la más pequeña, era capaz de prender llamas y crear una gigantesca fogata. Tal era esa intensidad que experimentaba, pasando los mejores días con Akko, su relación se fortalecía con cada día que transcurría, ambas estaban decididas a dar su mejor esfuerzo para ser una gran pareja. Sus amigas no se sorprendieron cuando Diana y Akko les revelaron su noviazgo, pues era algo más que obvio, y prefifieron no hacer nada para que ellas mismas afrontaran sus sentimientos, incluso Sucy llegó a ser un par de bromas de mal gusto. Aunque parecía que había felicidad en el grupo, habí alguien que no la estaba pasando bien; oculta, mirando de reojo al grupo conversando alegremente, sobre todo a Akko. Esa chica tan energética que alegraba a todos con su actitud, viviendo muchas aventuras juntas y siempre metiendose en problemas. Era inevitable que su corazón comenzar a querer demostrar más que una simple amistad, ¿y cómo no hacerlo? Era una chica linda, con ojos carmesí encantadores que la hipnotizaban; su forma de hacer ha sido su gran escudo, pues evitaba demostrarlo y pensó que era lo correcto; Amanda conocía mejor que nadie que le gustaba la "señorita perfecta". Se preguntaba cada noche por qué le gustaba Diana, ni siquiera se llevaron bien el primer día y la trató como su rival por un buen tiempo. «Ugh, creo que no debí ayudarla. Quizás le hubiera mentido... Pff, que más da, ya está hecho, pero es hora de que actuar. Amanda O'Neill se ganará el corazón de Akko», se dijo Amanda determinada a conqusitar a Akko, pues como decía un viejo dicho, en la guerra y en el amor todo se vale.
—Que sea así. Nuestra guerra ha comenzado -susurró Amanda.
Pasaban las 5 de la tarde, la pareja se enocntraba en la biblioteca repasando lo visto en clase, además de que Diana ayudaba a Akko a manejar su varita, pues aunque había demostrado una enorme mejora, seguía fallando en lo más básico, con suerte estaba Ursula en caso de que las cosas se complicaran, pues con Akko, caulquier cosa podía pasar.
—Uff, tomemos un descanso, llevamos más de dos horas y siento que me mareo -dijo Akko recostandose en la mesa.
—Es una buena idea, te esforzaste mucho.
—Sí, y sí que me volveré una gran bruja.
—Estoy segura de que sí. Iré un momento al baño -dijo Diana un poco apresurada-. No me tardo.
—Ok, te espero.
Akko estaba agotada, sentía como sus ojos se cerraban por el cansancio. Se recostó sobre sus brazos para dormir un poco, sin saber que una chica en particular la miraba, esperando el momento para acercarse. Pasaron un par de minutos, y Amanda decidió finalmente actuar, no estaba segura de su plan, pero era menor que nada. Se acercó lentamente y se sentó en la mesa, a pocos centímetros de Akko. Tenía una sonrisa boba al verla dormir, le era todavía hermosa incluso si babeaba. «Me gustas demasiado Akko, si tan solo pudiera alejarte de Cavendish, las dos seriamos felices», pensó Amanda con algo de malicia, su mente comenzaba a imaginar de más, por lo que la estaban distrayendo mucho.
—Mmm -Akko abrió un poco los ojos al sentir que alguien la miraba. Inspeccionó sus alrededores hasta toparse con Amanda, quien lucía más sorprendida que Akko-¿Amanda? ¿Qué haces aqui?
Amanda quiso gritar de la emoción, quería lanzarse y comersela a besos, pero no podía adelantarse, tenía que seducirla; tenía algo de experiencia por relaciones fallidas en su natal Estados Unidos y en la misma Luna Nova antes de fijarse en Akko, por lo que creía que tendría problemas con aquello. Se levantó de la mesa y se pegó mucho a Akko; podía sentir su respiración, los nervios se apoderadon de Akko al ver más detenidamente a Amanda: llevaba puesto un elegante saco rojo claro y una camisa del mismo color, pero era más oscura; también traía puesta una corbata mal acomodada y unos pantalones de vestir negros.
—¿Que no es obvio, preciosa? -susurró Amanda en el oido de Akko- Una chica tan linda como tu no debería estar sola.
—¿E-estás bien Amanda? -estaba ahora nerviosa y un poco asustada. ¿Por qué estaba actuando de esa manera? Amanda hacía bromas a diestra y siniestra, pero quizás estaba llegando demasiado lejos. Si Diana las llegara a ver así...
—No, me hace falta algo, pero ya lo he encontrado. Solo dejate llevar nena, te prometo que no morderé... Muy duro -susurró y procedió a besar su cuello.
Akko tenía la intenció de irse lo más pronto posible, empujar a Amanda y buscar a Diana, pero parece que Amanda lo había previsto, pues en un movimiento rapido, apartó la mesa y se sentó en su regazo y sujetó con fuerza sus muñecas. «Lo siento Akko, pero pronto verás lo bien que se siente». Parecía inutil incluso si intentaba sacudirse para zafarse, Amanda era mucho más fuerte que ella, aunque algo comenzaba a pasar, pues aunque sintiera desagrado, su cuerpo comenzó a calentarse, le pedía que siguiera. «Detente, esto no me gusta... Por favor».
—Mmgh... Akko... Deseaba tanto tener así -dijo Amanda, dejando de un lado el cuello de Akko para psoteriormente ir por sus labios.
Estaba perpleja, quería evitarlo a como diera lugar, no le gustaba en absoluto; su cuerpo era contradictorio con sus pensamientos. Cada fibra de su cuerpo, el instinto había vuelto y suplicaba por el placer que le proporcionaba Amanda; poco le importaba Diana en aquellos instantes. Amanda solo miraba con orgullo como había dominado muy facilmente a Akko. «Pronto será mía», se dijo Amanda segura. «Haré que piense en mi, y solo en mi. Te haré olvidar a Diana. Oh, Akko, te ves tan linda así». Amanda estuvo a punto de viajar más allá de la ropa de Akko, pero gracias al silencio de la biblioteca, logró escuchar unos pasos a la distancia; no tenía que pensar mucho para creer que era Diana. Akko seguía luchando internamente para hacer a un lado a Amanda, aunque no tuvo que hacer tanto esfuerzo. Amanda la soltó, se levantó y estaba decidida a irse, no sin antes, besar a Akko por última vez. Fue un beso rápido en los labios que no le dió oportunidad de reaccionar.
—Nos veremos pronto, Akko.
El día había tenido un giro de 180 grados, todo lo lindo que había ocurrido se esfumó con la aparición de Amanda. Todas notaron que actuaba extraño, pero creyeron que se trataba de sus clásicos actos rebeldes y lo dejaron pasar; Akko entonces logró atar cabos sueltos luego de que Amanda se fuera y pasara el resto del día con Diana. No dudó en contarle lo sucedido a la primera oportunidad que tuvo; la furia de Diana no se hizo esperar y quiso ir a buscar a O'Neill, pero Akko la detuvo, pues creía que podían hacer algo al día siguiente, pero no hizo más que acalorar más a la rubia.
—¡¿Me dices que me quede brazos cruzados mientras Amanda hace de las suyas contigo?! -exclamó Diana molesta- Ni pensarlo, iré a verla ahora mismo.
—P-pero...
—Sin peros, Amanda debe de tener en claro que eres mi novia y no dejaré que te haga ese tipo de cosas.
Akko no pudo decirle nada, solo vio como caminaba molesta y se dirigía al cuarto del equipo verde; para su suerte, todavía faltaba una media hora para que todas estuvieran en sus habitaciones, pero esa era la menor de sus preocupaciones; temía que la cosa terminara en golpes, y no podía permitirlo, por lo que al poco tiempo siguió a Diana sin tratar de ocultarse. Caminaron unos minutos, pasaron por varios pasillos y Diana se detuvo justo enfrente de la puerta. Respiró profundamente en un intento de tranquilizarse.
—Diana, no quiero que hagas una locura. ¿N-no vas a ser violenta? -le preguntó Akko algo asustada y angustiada.
—No será necesario, querida. Mira, sabes bien que no me gusta la violencia, pero debo de hacer algo al respecto. Tu no te preocupes, no haré nada malo.
Diana volvió a lo suyo, tocó suavemente la puerta con los nudillos y espero a que alguna de las chicas del equipo verde le abrieran. Pronto escuchó unos pasos. Era Jasminka, quien llevaba en su mano derecha una bolsa de papas y llevaba puesta su pijama.
—Hola Diana, ¿qué te trae por aquí? -preguntó Jasminka amablemente.
—Hola Jasminka, ¿está de casualidad Amanda? Quisiera hablar con ella.
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Quiero que seas mía
De TodoDesde hace meses, desde la liberación del Gran Triskellion, un nuevo sentimiento en Akko surge hacia una cierta rubia, la futura heredera, Diana Cavendish. Ella no puede explicarse el por qué, pero cada vez que está cerca de ella su mente se alborot...