Algo no anda bien

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      Los días siguientes fueron tranquilos, en teoría, ya que aún Akko estaba metida en algunos aprietos, pero no tan graves como se llega a pensar.
—Akko, ¿tienes un momento? –Diana le hizo una señal con su dedo.
        Akko se levantó de la mesa en donde estaban comiendo el almuerzo.
—¿Qué pasa Diana?
—Necesito traer unas cosas que me pidieron las profesoras y necesito que me ayudes mañana.
—Claro, sin problema Diana.
—Ah pues, muchas gracias Akko.
—No hay de que, yo te ayudo en lo que sea.
—Bueno, sigue con lo tuyo, yo necesito hacer otras cosas.
—Esta bien –Akko se acerca a Diana y le da un beso en la mejilla–, nos vemos luego.

      En el transcurso del día, Akko se dirigió a la biblioteca por un libro que le había pedido la profesora Finnelan por haber "interrumpido" su clase. Demonios, yo no tuve la culpa. ¡Estupido libro! Akko empezó a buscar el libro.
—F... G.... ¡Aja! Aquí está –dijo Akko mientras extendía su brazo y tomó el libro, pero algo la detuvo en seco
—Mmm... Tu cabello huele bien – dijo Diana que tenía su nariz pegada al cabello de Akko, haciendo que está se asustara y se quedara estática en el librero, mirando a Diana.
—Di-di-diana... ¿Que haces aquí?
—Mas bien, porque tú estás aquí.
—Bu-bueno, la profesora Finnelan me pidió que trajera un libro, ya que yo interrumpí su clase, entre comillas.
—Ya veo... –Diana se acercó aún más a Akko, rozando sus labios con los de ella, para que en segundos, sin previo aviso, besó apasionadamente a Akko.
        El beso duró unos segundos, y por la falta de aire tuvieron que terminarlo, a veces detestaban eso, pero que se le iba a hacer.
—Diana... Ya tengo que volver al salón. –dijo Akko un poco desilusionada.
—Oh, es cierto, entonces no te quitaré más tu tiempo para que no te regañe Finnelan.
—Esta bien... Ah, tengo que decirte algo, así que esperame en tu habitación.
—De acuerdo.
        Akko se fue de la biblioteca lo más rápido que pudo para volver al salón y no tener que estar soportando los regaños de la profesora Finnelan; el día pasó normal, solo algunos regaños a Akko por "interrumpir", aunque ella no había hecho tal cosa, era Sucy la que la molestaba, pero ya había pasado.
—Bueno chicas, las alcanzaré luego.
—Esta bien, pero no te "comas" a Diana –dijo Sucy en un tono algo burlón.
—¡S-sucy! Ya hablamos de esto –dijo Lotte algo molesta.
—Je, lo siento amor, trataré de no hacerlo.
        Akko se retiró de su habitación y se dirigió a la habitación de Diana. Estando ya enfrente de la puerta, tomó algo de aire y después tocó la puerta 3 veces.
—¿Quien es? –Akko escuchó la voz de Diana desde el interior.
—Soy yo, Akko.
—Pasa, está abierto.
—Con permiso...
     Akko entró con lentitud a la habitación, cerró la puerta y se acercó a Diana que estaba sentada en el sillón.
—¿Qué querías decirme Akko? Te veías algo seria.
—Ah... bueno... –Akko se sentó junto a Diana y tomó su mano– Es que se me ocurrió que...  
—¿Qué pasa cariño?
        Akko se quedó sin palabras, no podía decirlo con claridad, pero hizo un esfuerzo casi sobrehumano para que ese pequeño nudo en la garganta se esfumará
—Es que... quiero que conozcas a mis padres.
          A Diana se le abrieron los ojos como platos al escuchar las palabras de Akko que fueron firmes y serías.
—P-pero, Akko, no creés que..., ya sabes.
—Ah, no te preocupes, yo ya les dije que soy lesbiana, solo quieren conocerte.
—Eso es un alivio Akko, entonces si quieres, puedo pedirle a la directora un permiso para que podamos ir a Japón.
—¿De verdad? Gracias Diana.
—No hay de que, todo por mi princesita.
—D-diana...
 

            Diana había conseguido el permiso para que pudieran ir a Japón y por dentro ella saltaba de alegría, aunque trataba de mantenerse calmada, ya podría expresar su alegría cuando esté con Akko. Diana caminaba por los pasillos tratando de encontrar a Akko, pero no la veía. Tal vez este en su habitación, pensó Diana con la mirada perdida.
                 *Mientras con Akko*
          Akko tuvo que ir a la aldea ya que Andrew quiso verla ya que era urgente, pero Akko tenía sus sospechas. ¿Que querrá Andrew? Tengo mejores cosas que hacer, ojalá a Diana le den el permiso. 5 minutos después, llegó Andrew, Akko solo lo miro de reojo, pero estaba tan metida en sus pensamientos, que ni se dio cuenta que era el. Andrew se sentó a lado de Akko en una pequeña banca.
—Oye, Akko... –Andrew tocó el hombro de Akko y está se exaltó, brincando del susto.
—¡Aaay! ¿Que te pasa? –exclamo Akko molesta.
—Perdón Akko, no era mi intención asustarte.
—¿Eeh? Ah, solo eres tú Andrew.
—Sí...
—¿Y? ¿Para que me llamaste? Tengo cosas mejores que hacer.
—Ya lo sé, solo quería darte esto –Andrew tomó una pequeña caja y se la entregó a Akko.
—¿Qué es? –pregunto Akko un poco curiosa.
—Abrelo.
          Akko abrió la caja y vea que había una especie de perfume.
—¿Un perfume? –dijo Akko confundida mientras veía a detalle el pequeño envase de vidrio.
—Sí, es que quería darte algo para compensar lo de la fiesta.
—Ah, por eso, no era necesario, pero, si tú decidiste en darme algo, no te diré nada. Creo que me pondré un poco.
        Akko se puso un poco de perfume en el cuello, pero eso sería un error fatal, ya que Andrew había puesto  una pócima que haría que se enamorara de él. Sí, caíste en mi trampa, ahora nada nos separará. Akko empezó a sentirse algo mareada a los poco segundos de haberse puesto ese perfume.
—¿Estás bien Akko? –preguntó Andrew algo preocupado, ya que no le habían dicho los efectos.
—Sí, eso creo, solo es... –Akko cayó desmayada en el.
—¿Akko? –Andrew empezó a sacudirla levemente, pero no despertaba, y esto lo alarmó.
         Me delataría demasiado si voy a Luna Nova para que la atiendan, o peor, si voy a casa... Argh, ¿qué hago? Andrew trataba de buscar alguna solución, pero parecía que no la había; Un par de minutos después, Akko despertó y pudo ver a Andrew, pero este estaba tan metido en sus pensamientos que no había notado que ella había despertado.
—Hmm... ¿Andrew?
       Andrew giró su cabeza con brusquedad y vió a Akko despierta y este la abrazo.
—Akko, al fin despertaste, me tenías preocupado.
         Akko empezó a sentir como su corazón se aceleraba de forma tan repentina al igual que un rubor ligero en sus mejillas surgía. ¿Por qué me siento así? Será que siempre yo...
—Andrew...
—¿Qué pasa Akko? –preguntó Andrew más tranquilo.
—Cr-creo que yo... –Akko empezó tartamudear y a temblar.
       Sí, está surtiendo efecto, al fin Akko será mía, y Diana no podrá interferir, pensó Andrew con bastante malicia.
—¿Qué pasa Akko? –dijo Andrew fingiendo curiosidad.
—Es que..., creo... Que me gustas –dijo Akko con un rubor en sus mejillas.
—¿En serio?
—S-sí.
—Tu también me gustas Akko, y quería preguntarte si quieres ser mi novia.
        Akko sentía como su corazón latía a mil, sus ojos se llenaron con algunas lágrimas.
—Akko, no llores –dijo Andrew tomando con delicadeza la barbilla de Akko.
—Lo siento, es que... Estoy muy feliz... Sí quiero ser tu novia Andrew.
        Andrew, sin pensarlo dos veces, besó a Akko en los labios con dulzura; Akko cerró lentamente los ojos, disfrutando de aquel momento.

               *De vuelta con Diana*
        Diana estaba buscando a Akko por toda Luna Nova, le preguntó a Sucy y Lotte, a Chariot, pero al igual que ella no sabían a donde había ido.
Akko, espero estés bien, pensó Diana, mientras se dirigía a su cuarto algo triste por no haber estado con su amor, y el toque de queda estaba cerca.
          Diana miraba por la gran venta de su cuarto, viendo como el sol se ocultaba poco a poco, hasta que después de unos minutos, pudo ver a Akko que estaba dando pequeños brincos. ¡Akko! Diana salió corriendo de su habitación, pasando por los pasillos, hasta que llegó al patio, y vio que Akko estaba aún avanzando, así que Diana corrio hacia ella.
—¡Akko! –exclamo Diana, y esto hizo que Akko se parara de golpe.
—¿Diana... ¡Kyaaa! –Akko se exaltó al notar que Diana la estaba abrazando.
—Akko, me tenías muy preocupada, no te vuelvas a ir sin avisar por favor.
—De... acuerdo Diana.
         Diana dejó de abrazar a Akko y la vio a los ojos, y se percató que sus ojos tenían un color morado en vez de su color rojo.
—Akko, ¿estás bien? –preguntó Diana aún viendo sus ojos.
—Sí, ¿porque lo dices?
—Es que... Tus ojos están, morados...
—¿En serio?
         Diana se puso a pensar unos momentos y se dió cuenta que estaba bajo el efecto de una poción, pero no sabía a ciencia cierta que tipo de poción era.
—Akko, necesito que me acompañes –dijo Diana tomando la mano de Akko.
—¿E-estoy en problemas?
—Claro que no, solo sígueme.
         Diana y Akko caminaron hasta llegar a la habitación de Chariot, tal vez ella le pueda ayudar a Diana. Tocó un par de veces la puerta y Chariot atendió de inmediato.
—Diana... ¿Qué haces aquí?
—Chariot-sensei, necesito su ayuda, Akko está bajo el efecto de una poción, pero no sé cual sea.
—De acuerdo, entra.
      

Quiero que seas míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora