Quiero que seas mía

Caer en la tentación

          Amanda comenzó a coquetear de nuevo con Akko, pues no estaría con Diana por un largo tiempo por las clases y además, que Diana había sido convocada para arreglar algunos asuntos dentro de la academia por parte de Holbrooke. «Esto es magnífico, algo en serio quiere que esté con ella», se dijo Amanda triunfante, era como escribir en una hoja en blanco. No desaprovechó una sola vez para estar cerca de Akko, quien trató de alejarse lo más posible al sentirse incómoda, lo cual comenzó a frustrar a Amanda. «Ugh, sí que eres resistente... Oh, sí, será mejor hacer lo de aquella vez. No se resistió mucho que digamos. Bien, es hora de hacerlo de nuevo».

          Mientras aún estaba en Estados Unidos, Amanda había tenido muchas aventuras con mujeres y hombres a escondidas de su padre, por lo que sabía como era que funcionaba aquel negocio; conocía cada punto sensible de las chicas, cómo convercerlas para llevarlas a la cama, etc; las técnicas para principiantes no parecían funcionar con Akko, por lo que tenía que forzarlo un poco, como darle una patada a una puerta. La miraba casi todo el tiempo, explorando cada centímetro del cuerpo de Akko, viendo más alla de la ropa, la deseaba en verdad. Sentía que había algo más que su lujuria la que decía que debía estar con ella a cualquier precio. En un principio, no le fue la gran cosa y pasó un poco del tema, pero conforme convivía más con ella, se dio cuenta de que era más que especial; no solo había hecho cosas increibles, sino que, pese a no tener magia, logró salir adelante en Luna Nova. Fue una de las primeras en pensar que no duraría una semana en la academia, pero para su sorpresa ya había pasado el año escolar. "Wow, ella sí que es un hueso duro de roer". La vio en sus peores momento, le dio una mano cada vez que lo necesitó, y aún así se preguntaba por qué decidió quedarse con Diana. Desde un principio no se llevaron bien, y pudo notar que se despreciaba hasta cierto punto; ¿por qué ella? Se decía Amanda. "Yo he sido buena contigo Akko, he estado para ti desde hace tiempo. Quizás debí haber sido sincera contigo antes, tal vez así, yo...".

         La campana resonó en toda la academia, las clases finalmente habían concluido y Amanda salió disparada de su asiento para charlar con Akko, quien no dudó en apartarse y salir apresurada del salón; Amanda no se detuvó, y fue un poco más discreta mientras la seguía. ¿Cómo debía acercarse a ella si estaba Diana en medio? Estaba casi segura de que iba a encontrarse con ella y sería un problema; no olvida aquella conversación, no le temía en absoluto y si se trataba de un mano a mano, Amanda saldría victoriosa, pero su influencia que tenía dentro de Luna Nova era su gran fuerte, uno que ni ella misma puede rivalizar. «¿Qué debo hacer con esa pelos de lechuga para que no se entrometa? Vamos Amanda, piensa, piensa». A la mitad del pasillo Akko se topó con Diana, quien la recibió con un beso en los labios; Amanda se había escondido en un pilar cercano -pues para su suerte, desde un rato Akko no notó que la seguían- y logró ver la escena. Apretó los puños y sus dientes parecieron rechinar, odiaba ver como Akko besaba despreocupadamente a Diana; deseaba estar en el lugar de Diana. Se sentía impotente debido a su situación, por lo que no podía hacer más que escuchar y ver.

—¿Cómo te fue en tus clases, Akko? -preguntó Diana casi sonando como si fuera su madre.

—Bien, y la verdad es que estoy algo cansada, pero no tanto como para verte -Akko la abrazó por un momento y volvió a mirarla-. Oye, ¿estás libre? Podriamos pasar a la biblioteca un rato, quisiera repasar unos temas.

—Lo lamento Akko, me encantaría, pero la directora me pidio que la ayudara con algunos asuntos de la academia, pero te prometo que el fin de semana te compesaré. Te lo prometo.

         «¡Sí! Esta es la oportunidad perfecta», pensó Amanda trinufante, aún prestando atención a lo que ocurría.

—Está bien -Akko dejó escapar un bostezo-. Iré a dormir un poco. Que te vaya bien Diana, te quiero mucho.