Una vieja amiga

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          Ya hace unos días que Akko y Diana están en Japón, claro que a Diana se le estaba complicando un poco acostumbrarse a como se vivía en Japón pero Akko estaba ahí para ayudarla en lo que pudiera.
—... Así que cuando vayas a saludar a alguien –le explicaba Akko a Diana lo básico para poder vivir en Japón–, haz una pequeña reverencia con los brazos entrelazados al frente, si no te genera confianza, debes mirar hacia abajo. Si es una situación formal, debes inclinarte unos 30 grados con los brazos entrelazados igualmente y si vas a agradecerle a alguien o darle la bienvenida, debes inclinarte aún más.
—¿Y por qué lo hacen? Digo, no le veo nada de malo dar la mano o algo así. Aparte creo que me dolerá la espalda por un tiempo.
—Digamos que, aquí no son de tener contacto físico en público.
—Ya veo, pero no habrá problema si nosotras nos tomamos de la mano o algo por el estilo, ¿verdad?
—No, de hecho aquí es raro ver eso, no nos harán algo, te lo aseguro.
—Está bien... Oye Akko –Diana cambió su tono a uno más serio–, hace tiempo que quería decirte algo.
—¿Y qué es? No hice nada malo ¿o sí? –los nervios se le subieron a Akko, tenía la creencia que algo malo iba a pasar.
—No es eso... Hace tiempo que estamos juntas... Y quería preguntarte si tú...
        Antes de que Diana pudiera decir algo, llegó Nyoko dando un grito que hizo que se taparan los oídos para no sufrir de sordera por el grito de Nyoko
—¿Qué pasa onee-chan? –dijo Akko quitándose las manos de sus oídos.
—Una chica muy rara te está buscando –dijo Nyoko con total inocencia.
—¿Y te dijo quién es?
—No, pero me dijo que te conoce.
—Bueno, bajo en un momento.
          Nyoko se fue a su cuarto, dejando a Akko y Diana solas nuevamente, y ahora los nervios estaban sobre lo que iba decir. Bueno... Creo que ahora la nerviosa soy yo.
—Iré a ver de quién se trata –dijo Akko levantándose de la cama.
          Diana no pudo decirle algo, quería decirle sobre eso, pero los nervios la controlaron y simplemente no pudo y Akko se fue a la entrada a atender a esa persona que la buscaba. Llegó a la entrada y notó que ya no había nadie en la entrada así que asumió que solo fue broma de alguien, a menso hasta que miró hacia el sillón.
—Hola Akko-chan, cuánto tiempo sin vernos –saludó una chica de cabello color miel y un par de coletas pequeñas.
—¿Mike-chan? –le preguntó a aquella persona con asombro.
—Oye, ya sabes que solo Moka-chan me puede decir así –dijo aquella chica haciendo un puchero.
—Perdón Akeno. Sé que te llevas muy bien con ella, pero no trates así a tu amiga.
—Jeje, perdón, pero es que Mashiro me ha estado presionando bastante.
—¿Quién es Mashiro? En serio que unos años fuera afecta demasiado.
—Jeje, verás, ha pasado mucho desde que te fuiste. Creo que te lo contaré desde el principio.
         Akko se fue a sentar junto a Akeno y ella le contó todo lo que había sucedido desde que ella no está, y claro que su aventura en el destructor Harekaze e incluso como fue que se volvió novia de Mashiro no faltó.
—Con razón estás un poco bronceada, jeje –dijo Akko mirando el tono moreno que tiene Akeno.
—Lo sé, pero ya me acostumbré... –en ese momento el celular de Akeno sonó y contestó pero al momento de colocarlo sobre su oreja, unos gritos no se esperaron.
—¡Akeno Misaki! ¿Dónde estás? Hace una hora que deberíamos estar en casa de mis padres –esa voz era sin duda la de Mashiro, que estaba molesta.
—Jeje... Perdón, es que pasé a ver a una amiga que acaba de regresar...
—¡No me importa eso! Sabes que mis padres son exigentes con la puntualidad –exclamó Mashiro interrumpiendo a Akeno–... Aaah, quiero que vengas al centro, ahí nos vemos.
—Ok, voy para allá, solo no te enojes cariño, te amo.
—... Y-yo también t-te a-amo.
           Akeno colgó y guardó su teléfono en el bolsillo de su pantalón, se levantó y fue hasta la salida para reunirse con Mashiro.
—¿Ya te vas? –preguntó Akko de forma muy obvia.
—Sí, Mashiro tenía planeado en ir con sus padres pero bueno, vine aquí y ahora vamos tarde.
—Está bien, nos veremos después.
—Nos vemos Akko.
          Ambas se despidieron y Akeno se fue de la casa, mientras que Akko iba ir con Diana, pero apenas y giro su vista a las escaleras vio a Diana parada con los brazos cruzados y una cara de molestia.
—¿Quién era esa chica rara? –preguntó Diana molesta.
—Solo una amiga que vino a visitarme, no trató de coquetearme, solo vino a saludar –dijo Akko con calma, aunque realmente aparentaba tenerla, ya que en realidad tenía miedo.
—Bueno menos mal, porque si lo intentaba tal vez no hubiera acabado bien siendo sincera.
—Lo sé, con es de que eres bien celosa.
—¡No soy celosa! Solo me preocupo por ti, es todo.
—Bueno bueno... Iré a preparame algo de comer, ¿quieres algo?
—No, estoy bien, gracias.
           Akko fue a la cocina y alistó todo para poder preparar un curry para ella y su su hermana que de seguro tendría hambre. Tomó algunos vegetales, algo de carne, arroz entre otras cosas.
—Oye Akko, ahora que lo noto, tus padres ni tu hermano están –dijo Diana, que daba vueltas por la sala.
—Bueno, mi hermano tiene clases en la universidad así que tiene que irse temprano. Mis padres salieron a ver a la abuela.
—¿Y lo hacen cada fin de semana?
—No, solo cuando pueden, tienen que cuidar a Nyoko, y como es un hospital al que van, no dejan entrar a los niños pequeños.
—¿Y quien cuida a Nyoko cuando van a ver a tu abuela?
—Un primo cercano viene aquí a cuidarla, lo más seguro es que haya sido el quien la cuidaba mientras no estaba, porque si yo estuviese, me agarrarían de niñera.
—Jeje, apuesto a que... Sabes, si tuviéramos hijos, serías una excelente madre.
         Akko, quién estaba cortando los vegetales, por poco y se rebana un dedo por escuchar lo que dijo Diana, pero en vez de eso, sus piernas le fallaron por una razón que podría traducirse en mala suerte y cayó al suelo, riendo un poco nerviosa, y no por caerse, sino porque el cuchillo que sostenía no la lastimó o algo peor.
—¿Estás bien Akko? –preguntó Diana preocupada, asomándose para comprobar que lo estaba.
—Sí, estoy bien... Solo que casi me rebano yo sola con el cuchillo jeje–Akko se levantó, dejó el cuchillo donde preparaba los vegetales y fue con Diana–. Retomando lo que dijiste hace un momento..., es un poco pronto para hablar de eso ¿No lo crees?
—Lo sé, lo sé, pero no pude evitar imaginarmelo, pero de todos modos, es imposible que podamos hacerlo, después de todo, somos chicas.
—S-sí –Akko se puso un poco triste por eso, ella conocía aquella realidad, pero simplemente no quería aferrarse a ella, era pronto para pensarlo pero, ella quería formar una familia con Diana que no solo se conformara con ellas dos.
—No te pongas triste cariño, aunque seamos chicas, podremos hacer algo al respecto en el futuro.
—Lo sé. Mejor termino de hacer la comida.
—Yo te ayudo, no quiero que te rebanes un dedo jaja.
—Sí, lo que tú digas.
         Entre las dos comenzaron a preparar el curry, una que otra risa se escapaba por las veces que Diana o Akko se equivocaban al hacer el curry o uno que otro comentario que decían. Finalmente terminaron un curry un tanto sencillo pero había suficiente como para 4 personas.
—Al fin terminamos..., gracias por ayudarme amor –dijo Akko abrazando a Diana desde la espalda.
—Siempre te ayudaré si lo necesitas –Diana se volteó y besó a Akko, agachándose un poco para hacerlo.
—¡Onee-chan! No hagan esas cosas –exclamó Nyoko que llegó de repente y las sorprendió besándose.
—Jeje, gomene Nyoko, es que es Diana es muy linda como para que me resista.
—¡A-akko! Me sonrojas.
—Onee-chan. Tengo hambre.
—Jeje, en un momento te sirvo Nyoko-chan.
         Akko sirvió el curry en 3 platos y los acomodó en la mesa junto con unos palillos y sin más empezaron a comer.
—¡Eta ico! –exclamó Nyoko con la boca llena.
—No comas con la boca llena Nyoko-chan –dijo Akko dejando un momento de comer, viendo cómo Nyoko tenía la boca un poco sucia.
—Dejame limpiarte la boca pequeña –Diana acercó su mano con una servilleta y limpió la boca de Nyoko, la cual, como una forma de agradecerle le regaló una sonrisa.
—Jeje, te pareces a mi madre Diana a la hora de la cena.
—No es para tanto Akko, solo le limpie la  boca.
—Bueno, si tú lo dices.
          La comida siguió con tranquilidad por unos veinte minutos hasta que alguien llamó a la puerta.
—¿Quién será ahora? –se dijo Akko, ya que por lo que recordaba, sus padres le dijeron que llegarían tarde y su hermano siempre llega en la noche.
—¡Debe ser mamá y papá! –exclamó Nyoko entusiasmada, se levantó de su asiento y corrió hacia la puerta y sin preguntar quién era abrió la puerta.
—Nyoko, ya sabes que debes de preguntar quie –Akko fijo su mirada a la entrada y se sorprendió al ver a una persona que creyó jamás volver a ver –... Ryuko, cuánto tiempo sin vernos –Akko se lanzó sobre Ryuko para abrazarla, pero la esquivo sin mala intención.
—Jeje, sí, bastante tiempo.
—Eso fue cruel de tu parte –dijo Akko aún estampada en el suelo.
—Naaah, solo te esquivé... No importa, mejor déjame ayudarte.
          Akko se volteó y vio que Ryuko le estaba extendiendo su mano hacia ella, Akko tomó su mano y Ryuko la impulsó hacia arriba, y luego Ryuko le dio un par de palmadas en la espalda.
—Gracias Ryuko-chan –dijo Akko sacudiéndose un poco.
—No hay de que Akko, pero mejor entremos, no quiero que hombres estúpidos se me acerquen.
          Ryuko se adelantó para poder entrar a la casa, pero no vio el peldaño que había enfrente y tropezó, así que puso las manos hacia enfrente para no golpearse en la cara , pero en vez de eso, sintió que algo blandito que detuvo su caída, lo identificó al instante y las quitó en seguida. Miró hacia arriba y vio a una rubia que la miraba con la cara de enojo.
—Lo siento, no fue mi intención tocarte los pechos –dijo Ryuko apenada con la cabeza baja.
—Creo que eso es lo que menos me importa ahora... ¿Por qué estás con Akko?
—Porque es mi amiga, duuuh..., ¿está mal que lo haga? Pareces una novia celosa.
—Pues acabas de acertar, yo soy la novia de Akko.
          Ryuko se quedó boquiabierta por lo que dijo aquella rubia, aparte de que estaba en shock, y justamente estaba ahí Akko que pudo escuchar la conversación que tuvieron.
—Creo que no debiste ser tan directa Diana -dijo Akko mirando de reojo a Ryuko que no se movía ni tantito.
—Bueno, tengo ese mal habito a veces de ser directa. Ya me conoces.
—Luego arreglamos eso... Ryuko, deja de ver a la nada y pon atención.
—¡No! ¡Aléjate de mi Ragyo! –exclamó Ryuko soltando un par de puñetazos que, por fortuna no le dieron ni a Akko ni a Diana– Oh, esto se volvió incómodo.
—Ya mejor entremos.
        Akko y Ryuko entraron a la casa, Diana aún miraba con ira a Ryuko, nuevamente los celos se apoderaron en Diana, poniéndose en alerta máxima como si de alguien peligroso se tratase.
—Vaya... La última vez que vine estaba un tanto vacía –dijo Ryuko viendo la casa.
—Eso fue hace años Ryuko-chan.
—Lo sé... ¿Dónde está Nyoko?
—¡Aquí estoy! –exclamó la niña que estaba justo a su lado e hizo que Ryuko se tapara los oídos.
—Nyoko-chan, no le grites a las visitas.
—Je, perdón... Ya me voy a mi cuarto.
         Nyoko se fue de ahí a su cuarto sin decir más para hacer otras cosas, que era bastante obvio lo que haría debido a su personalidad.
—Sí que ha crecido bastante –dijo Ryuko mientras se sentaba en el sillón.
—La verdad es que sí. Solo pasan un par de años ya es una una niña de 7 años.
—Como pasa el tiempo, pero cuenta, ¿cómo te ha ido últimamente Akko?
—Me ha ido bastante bien, hasta ahora no he causado un desastre.
—Eso no te lo crees no tu. Creo que incluso eres un poco peor que Mako.
—¡No es cierto!
—Claro que sí, aunque lo bueno de tí es que no eres tan encimosa como Mako.
—Ejem... Lamento interrumpir pero en eso te equivocas.
—¿Eeeh?
        A Akko se le iluminaron los ojos al creer que Diana diría algo bueno de ella y no quedar en ridículo con Ryuko.
—Ella es muy, pero que muy encimosa, creo que un poco más que Yoda con Luke Skywalker.
—Chiste de Star Wars. No eres para nada original.
—Lo que tú digas.
—¿P-podrian dejar de pelear?
—Esta bien, está bien. De todos modos no iba seguir hablando. Iré a ver a Nyoko.
         Ryuko se levantó del sillón y fue al piso de arriba para pasar el rato con Nyoko, mientras que Akko y Diana se quedaron en un silencio, sin hacer algo.
—¿Siempre es así? –preguntó Diana un poco curiosa.
—A veces es así. Normalmente es tranquila y algo reservada –dijo Akko tranquila, acercándose a Diana.
—Ya veo. Creo que le daré su espacio la próxima vez.
—Je. Tranquila, ella no muerde, solo no te pases de la raya.
—Está bien... Oye, ¿que te parece si vamos a dar una vuelta para olvidarnos del mal rato?
—Me suena bien y de paso te muestro algunos lugares que conozco.
—Bien... Espera, antes de que nos vayamos, ¿no habrá problema con Nyoko verdad?
—No, seguro Ryuko se quedará con ella al ver que nos estamos, aparte no nos tardaremos mucho.
—Tan despreocupada como siempre... Vámonos ya.
          Akko y Diana se pusieron sus zapatos y salieron de la casa para dar una vuelta y despejarse un poco su mente; Akko empezó a guiar a Diana por la calles para que no se perdiera. Pasaron por distintos lugares, algunos lugares turísticos, centros comerciales, algunos lugares de entretenimiento.
—Este país sí que tiene mucho para ver –dijo Diana mirando las edificaciones a su alrededor.
—La verdad es que sí, este país tiene mucho que ofrecer. Tal vez algún día, podamos ver todo Japón.
—Se que lo haremos Akko, no solo veremos Japón, sino iremos más allá de eso, mientras estés conmigo.
—Que cursi eres Diana –diji Akko riendo un poco.
—Tú me pones así Akko, te pones tan tierna que no puedo evitarlo.
—Jeje, me imagino... Mejor volvamos a la casa, quiero comprobar que Nyoko esté bien.
—Ok, vámonos.
         Diana tomó la mano de Akko y ambas se dirigieron a casa, obviamente Akko guiaba a Diana. Caminaron por un buen rato hasta que llegaron a la casa, entraron a la misma y Akko se puso a buscar a Nyoko, que después de revisar la planta baja, la encontró en su cuarto dormida y ningún rastro de Ryuko.
—Que linda se ve durmiendo –dijo Akko al ver a su pequeña hermana dormir.
         Akko se acercó a Nyoko y la acobiijó para que no sintiera frío, le dió un pequeño beso en la frente y se fue del cuarto, volviendo con Diana que estaba en la sala.
—¿Y Nyoko está bien? –preguntó Diana al ver a Akko en las escaleras.
—Sí, está durmiendo, de seguro estuvo jugando hasta que se agotara.
—Esa niña..., se parece mucho a ti amor.
—N-no es para tanto, ella es una niña así que es entendible.
—Juju... Mejor ven aquí cariño.
          Diana se acercó a Akko y la abrazó por la cintura y la besó en los labios, la cual correspondió gustosamente, esos labios tan tentadores que quisiera besar una y otra vez.
—¿Te he dicho lo mucho que te amo? –dijo Diana un poco juguetona.
—Sí, creo que demasiadas veces lo has hecho.
—Juju, entonces creo que lo haré otra vez... Te amo Akko.
—Y yo a ti. Diana.
         Serían una largas vacaciones para ambas, y definitivamente no serían ni aburridas ni nada tediosas, nada puede salir mal, ¿verdad?

         Serían una largas vacaciones para ambas, y definitivamente no serían ni aburridas ni nada tediosas, nada puede salir mal, ¿verdad?

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Quiero que seas míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora